Argentina, ante la necesidad de adaptar su relación nuclear con Brasil
Desde los acuerdos firmados por los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney en 1985, la declaración conjunta nuclear de 1986 y la creación, en 1991, de la Agencia Brasileño-Argentina para la Contabilidad y el Control de Materiales Nucleares (ABACC), los dos vecinos han dado pasos gigantes en materia de acercamiento, inspecciones y cooperación en un plano sensible como el desarrollo de la energía atómica, en el que las respectivas dictaduras que gobernaron los dos Estados competían.
Ese acuerdo histórico bilateral después se extendió a un acuerdo cuatripartito que incluyó a cada país, a la ABACC y a la Organización Internacional para la Energía Atómica (OEIA).
Para varios observadores locales, la realidad política brasileña es la de una visible militarización del programa nuclear -originalmente dedicado a fines civiles- de la mano de la conducción casi hegemónica de la Marina brasileña. Ello ha suscitado no pocas suspicacias en la Argentina más aún cuando el almirante a cargo del proyecto de construcción de un submarino nuclear que fue presentado en diciembre pasado fue designado Ministro de Energía del gobierno de Jair Bolsonaro.
El secretario de Asuntos Estratégicos de la presidencia de Mauricio Macri, Fulvio Pompeo, llegó a Brasil ayer con un mensaje claro de varios sectores que también han manifestado sus preocupaciones en el Congreso. El tema también se ha expuesto con cierta preocupación en reuniones de expertos y diplomáticos a puertas cerradas en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Macri no abordó este tema con Bolsonaro. Y el canciller Jorge Faurie se lo mencionó a su par Ernesto Araujo de manera general. Con Brasil hay diálogo sobre los temas atómicos - que hoy lleva adelante el subsecretario de Energía Julián Gadano. Pero la Argentina se encuentra ante la necesidad de aggiornar su relación nuclear con Brasil.
Brasil mantiene reticencias para ampliar los controles del organismo internacional de energía atómica sobre su programa nuclear, tema con el que Argentina no tiene inconvenientes, y viene hace tiempo pidiéndole sin éxito que se firmen protocolos adicionales de salvaguardia, que actualizaría el control y la inspección en temas nuevos que se generan con los sucesivos desarrollos. Esto marca una línea de desacuerdos crecientes, que las autoridades se empeñan en desmentir pero que es real. Si Buenos Aires sigue consintiendo esta postura de Brasilia, la ABACC corre peligro. Esta también necesita ciertos ajustes a los tiempos indican las fuentes. ■