Sin sueldos y con pocas ventas, los costos del cierre del gobierno bajo Trump
Problemas. La parálisis por la pelea entre el presidente y los demócratas sobre el muro con México lleva ya 26 días.
En las calles de Washington se amontona la basura, los museos lucen cerrados, las oficinas públicas están vacías o trabajan a media máquina y los negocios esperan por clientes que no llegan. El cierre parcial del gobierno, que ha dejado a 800.000 funcionarios sin sueldos por el enfrentamiento entre el presidente Donald Trump y la oposición sobre un muro en la frontera con México, lleva 26 días y ya causa graves daños a la economía del país.
El motivo de la parálisis es la falta de acuerdo entre Trump, que exige destinar 5.700 millones de dólares para construir un muro en el límite con México -una de sus promesas clave de campaña-, y los demócratas en el Congreso, que se niegan a liberar esos fondos para un fin que consideran “inmoral”, caro e ineficaz para combatir la inmigración ilegal. Por esta traba, el presupuesto nacional no fue aprobado y varias reparticiones públicas tuvieron que cerrarse por falta de fondos y cientos de miles de empleados se quedan en sus casas o trabajan sin cobrar sus sueldos, y otros tantos contratistas también quedan afuera de los pagos.
Las previsiones del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca y otras proyecciones privadas revelaron que la paralización del gobierno está comenzando a golpear el crecimiento económico y si se extiende puede llevar a que el PBI se contraiga. Estiman que el crecimiento del primer trimestre ya podría haber caído al 1,7% (en 2018 fue de 2,2% en ese período) y podría bajar más si el cierre se extiende.
Es que los trabajadores federales no están recibiendo sus salarios y hacen malabares para llegar a fin de mes. Han restringido su consumo al mínimo. Muchos han dejado de pagar las cuotas de sus casas o autos y hasta han tenido que rebuscárselas con la venta de cosas usadas por internet o al volante de un Uber. Con el cierre de las atracciones turísticas como museos, parques nacionales o monumentos, el turismo también se ha visto afectado.
Si bien el vicepresidente Mike Pence al comienzo del cierre había minimizado los efectos en una economía que crece al 3% anual, los expertos de la Casa Blanca ahora advierten a Trump que este cierre puede dañar la expan- sión económica de la que el presidente se enorgullece y muestra como uno de los principales logros de su mandato. Esto se suma a que EE.UU. comienza a enfrentar ahora vientos en contra que es posible que de por sí frenen el crecimiento, como la desaceleración en la expansión global, la guerra comercial con China y los efectos del recorte de impuestos a los estadounidenses que comienza a desvanecerse.
Para intentar paliar esos efectos, Trump llamó a decenas de miles de empleados a volver a sus trabajos, aunque sin sueldos, en áreas clave como el procesamiento de la devolución de impuestos, la seguridad en los vuelos y la inspección de comida y medicamentos. Pero, según The New York Times, la sensación entre quienes negocian la salida del “shutdown” es que Trump puede llegar a sentirse muy ansioso sobre el impacto económico y acelerar una salida. Sin embargo, con Trump puede suceder lo contrario: que se mantenga firme en su posición y luego culpe a los demócratas por el freno en la economía.
Con el cierre en su 26° día, Trump no cedió ayer en su demanda de que el Congreso apruebe los fondos para construir su prometido muro. Busca torcer el brazo a los demócratas, en el primer test político que enfrenta ante la oposición que acaba de ganar la Cámara Baja. Los demócratas dicen que discutirán la seguridad fronteriza una vez sea reabierto el gobierno, pero niegan los fondos para un muro que consideran anticuado, ineficaz e inmoral.
En una teleconferencia con partidarios, Trump se mostró firme. “Vamos a seguir así por mucho tiempo, si tenemos que hacerlo”, dijo. Pero en priva- do esperaban llegar a una solución antes del próximo martes, cuando necesitarán preparar la nueva ronda de cheques para empleados federales que no han recibido nada durante el impasse.
Los demócratas no parecen dispuestos a ceder. La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi pidió a Trump que aplace su discurso del Estado de la Unión, previsto el 29, hasta que se reabra el gobierno. Así, le hacen saber que, si es necesario, llevarán la pulseada hasta el mes que viene. ■