Clarín

Popeye cumple 90 años y ¿se vuelve más correcto?

En una serie reciente, en YouTube, dejó la pipa y cultiva las espinacas. Pero lass nuevas costumbres no convencen a sus seguidores.

- Patricia Suárez uárez Especial para ra Clarín

¿Quién desconoce conoce el poder de las espinacas? ¿A A quién su madre no trató de hacérselas as comer poniendo como ejemplo la fuerza uerza de Popeye? Hoy Popeye cumple e 90 años. Nació de la mano de Elzie Crisler Segar, un jovencito que había aprendido prendido humor de las películas de Charles Chaplin, quien lo dibujó en su u tira cómica Timble Theater (Teatro Dedal) que aparecía en el New York Evening Journal. Cuatro años después és llegó a la pantalla grande gracias a Max Flescher –quien ya había creado oa a Betty Boop–, e hizo delirar al público, lico, que se identificó de inmediato con él. Y hasta se comió las espinacas, as, que fueron promovidas a partir de un error de imprenta, ya se verá.

Popeye era ra otro marginal que luchaba en medio edio de los años del crack de la Bolsa por salir adelante. Una galería de personajes rsonajes lo acompañaba siempre, además demás de su novia Olivia Olivo. Ellos eran su enemigo Bluto, cuyo nombre bre se transformó en Brutus por una cuestión de derechos: un forzudo que le disputaba a Olivia ivia cuantas veces podía y a veces ces llegaba directamen­te a secuestrar­la; uestrarla; Wimpy, el incansable comedor de hamburgues­as; Cocoliso, oliso, un bebé al que recibió por correspond­encia orresponde­ncia y adoptó. En ocasiones, es, la malvada es la Bruja del Mar, que e tiene la piel verde. Algunos misterios os quedaron aclararado­s a lo largo de los años, por ejemplo, cómo se saltó ó el ojo de Popeye y de quién era hijo ijo Cocoliso. En el episodio Bride and nd Gloom, de 1954, Olivia y Popeye por fin se casan y Cocoliso será el hijo adoptivo. optivo.

El marino o Popeye era decididame­nte feo: gruñón, n, patizambo, pelado, tuerto y con una a eterna pipa de mazorca de maíz en la a boca; tatuado con un ancla en el antebrazo ebrazo e irremisibl­emente enamorado de Olivia, flaca como un fideo (aunque ue también tuvo su época ca sexy).

Usaba un traje negro de marinero, pero durante la Segunda Guerra Mundial, apareció vestido con el traje blanco de la Marina. Hablaba un inglés canyengue y tenía una respuesta usual y un poco grosera cuando le preguntaba­n si era un marinero: “Ja think I'm a cowboy!” (algo así como ¡no, si voy a ser un cowboy!). ¿Flaqueaban sus fuerzas? Entonces de inmediato abría una lata de lo que parecía una poción mágica: espinacas, y sus bíceps se volvían de acero.

Pero Popeye no siempre comió espinacas para restablece­r sus energías: eso fue varios años después, cuando el gobierno de los Estados Unidos decidió impulsar el consumo de espinacas como lucha contra la anemia. La gente rápidament­e asociaba que comer espinacas le daría una superfuerz­a y entonces se incrementó la venta de esas verduras de manera sideral.

Cuenta la leyenda que la campaña se basó en un error: en una investigac­ión del científico alemán Erich von Wolf, que decía que estas hojas tenían 35 miligramos de hierro cada cien gramos. Pero un error de tipeo había metido la cola: eran 3,5 miligramos. Cuando el asunto se aclaró, el personaje ya era inseparabl­e de su alimento mágico.

Popeye masticaba hasta las latas y es el súper héroe de por lo menos tres generacion­es de varones que pedían a sus madres que les cocinaran espinacas para venirse más fuertes. Ojo: que la superfuerz­a de las espinacas también podían tenerla las mujeres: en dos episodios ( Fireman's Brawl y Hillbillin­g And Cooing) Olivia come espinacas.

El consumo de este vegetal se incrementó tanto que Crystal City, una ciudad de Texas que se dedicaba a la producción en gran escala de espinacas, le levantó una estatua a Popeye. Las espinacas de Popeye venían en lata y hoy la empresa Allen Canning, de Arkansas, Estados Unidos, las envasa bajo la marca Popeye. Por supuesto, la empresa no podía menos que levantarle también dos estatuas al personaje.

Como buen marino, Popeye considerab­a a las latas de comida, comida, y en uno de los episodios, carga en la bodega de su barco latas de caramelos para Olivia, latas de sándwiches para Wimpy y latas de papilla para Cocoliso, además de las consabidas latas de espinaca. En la Argentina no es común el consumo de espinacas en lata, pero quien recorra un supermerca­do podrá ver circular todavía una marca de Santiago del Estero que las envasa.

El impacto de Popeye el Marino en la cultura de masas es tremendo. Existe un videojuego que lo tiene como protagonis­ta, y fue versionado en el cine y en la televisión numerosas veces. Robert Altman dirigió la película Popeye de 1980 con Robin Williams interpretá­ndolo y a Shelley Duval como Olivia; en 2015 se canceló el proyecto de una película de animación en 3D que iba a dirigir Genny Tartakovsk­y (el director de Hotel Transilvan­ia) y quedó en un cortometra­je.

Hace un mes YouTube estrenó la nueva serie sobre Popeye que produjo. Esta serie cosechó muy malas críticas por parte de los fans del marino: Popeye en lugar de pipa chupa un silbato, cultiva sus propias espinacas, y Brutus no pelea más con él por Olivia sino por las espinacas. Por si fuera poco, los diálogos se reducen a onomatopey­as, para que así lo entiendan las personas de todo el mundo e idiomas. Olivia, por su parte, fue bautizada por Vogue como “la chica independie­nte de Popeye” y desde 1998 es la imagen de Moschino para una línea de perfumes y accesorios.

Pero también las críticas contra el Popeye tradiciona­l eran continuas: violento, mal hablado y parte de la milicia. En su defensa, Esteban Tolj, autor rosarino de comics y dibujos animados, dijo a Clarín: “Muchos son los mitos en torno a Popeye, personaje incorrupti­ble, generoso, gruñón pero de corazón tierno, siempre defendiend­o causas muy nobles al punto de desplegar la poderosa fuerza de sus puños, y que tal vez esta sea la escena que todo su público esperaba encontrar hacia el final de sus aventuras. Pero también se lo cuestiona por esa misma inclinació­n a ser violento. Sin embargo esa violencia la aplicaba como último recurso para defenderse de los seres dañinos en sus aventuras. Nunca lastimó a sus amigos, a mujeres, niños o ancianos, a personajes desposeído­s o caídos en desgracia y tampoco maltrató animales ni otros seres inclasific­ables que aparecían en la trama, más bien siempre se mostraba comprensiv­o e inclusivo, llegando a adoptar un huérfano como Cocoliso, ayudar a su eterno amigo voraz y chantajist­a Wimpy, cuidar a su anciano y senil padre, proteger a la deforme e incomprend­ida Alice o hacerse cargo de aquel animal de la cuarta dimensión llamado Eugene. Finalmente vale destacar su fidelidad y amor incondicio­nal hacia su novia Olivia, longilínea y romántica mujer que siempre prefirió la ruda torpeza de Popeye antes que los tratos salvajes del posesivo Brutus, su otro pretendien­te.” ■

 ?? EFE ?? Estatua. Tiene dos metros de alto, la realizó el artista Jeff Koons en acero inoxidable pulido y se vendió en 2014 por 28 millones de dólares.
EFE Estatua. Tiene dos metros de alto, la realizó el artista Jeff Koons en acero inoxidable pulido y se vendió en 2014 por 28 millones de dólares.

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