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“Las Mil y Una“, potente universo adolescente en la periferia argentina
La cineasta argentina Clarisa Navas abrió la sección Panorama de la Berlinale con una historia sobre el despertar homosexual, una cinta que habla de resistencia adolescente frente a una latente violencia y marginalidad.
Los hombres se desviven en piropos cuando ven a Iris (Sofía Cabrera) una belleza andrógina de 17 años que va por la calle jugando con su pelota de baloncesto. La expulsaron de la escuela y pasa días soleados y cálidas noches con sus mejores amigos, sus primos Darío (Mauricio Vila) y Ale (Luis Molina), con quienes comparte una precaria vivienda. El padre es casi ausente (se le escucha una vez) y la madre (Marianela Iglesia) mantiene una respetuosa distancia con los jóvenes. Cuando Renata (Ana Carolina García) aparece en escena, Iris no le quita los ojos de encima.
Renata volvió al barrio después de unos años en el extranjero y sobre ella se escuchan todo tipo de rumores, que se prostituye y que tiene VIH. Darío y Ale se ríen de las inquietudes de Iris, y le ayudan a buscar información en internet sobre sexo seguro y lésbico, pese al VIH/sida. Aunque el resto de los jóvenes del barrio dan la impresión de que todo está permitido en el amor y el sexo, el ambiente es engañoso. Alguien envía al teléfono de Iris un video en el que un grupo de varones agrede sexualmente a Ale. Y mientras por fin encuentran Iris y Renata el instante íntimo en la azotea de un edificio, dos hombres irrumpen para acosar violentamente a Renata. Pese a la desesperanza en la que vive Iris, los afectos le permiten construir una resistencia en ese mundo hostil.
Después de su ópera prima "Hoy partido a las 3" (2017) sobre la pasión femenina en el fútbol, que tuvo un largo y laureado recorrido por festivales como el de Buenos Aires, Biarritz, Lima y Valladolid, Clarisa Navas (Corrientes, 1989) llegó a la Berlinale con su segundo largometraje que abrió la sección Panorama.
La sección reivindica aglutinar los trabajos de jóvenes e inconvencionales talentos, así como las últimas producciones de cineastas consagrados, y destaca su compromiso con contenidos feministas, homosexuales y políticos. Cuenta con numerosos premios independientes, entre ellos los célebres Premios Teddy a la temática LGBTI. Con su logo: sexy, atrevido y diferente, la sección es un imán del público que cuenta con su propio galardón.
"Las Mil y Una" fue rodada en su totalidad en Corrientes, Argentina, una región alejada de Buenos Aires de donde proviene la cineasta.
DW:¿Nos puede platicar sobre cómo se originó la película?
Clarisa Navas: La película parte de una experiencia muy personal, que fui construyendo con muchas memorias. Parte de un cuento que hice en la adolescencia a modo de resistencia porque era lo único que podía hacer en ese momento. Fue una historia muy similar y en un contexto muy hostil, a tal punto que muchas veces la única posibilidad que se ve es la muerte. Uno se dice, si no puedo seguir existiendo acá, prefiero morir. Ese cuento era una especie de diario, y muchos años pensé en hacer con él una película, pero sentía que me exponía al hacer una película con tanta cuestión personal. Escribí un guion con todo esto y con anotaciones que tenían que ver con mis mejores amigos, con esa especie de resistencia que hicimos en ese momento. Después, una vez que tenía ese guión se fue impregnando de cosas y experiencias que traían los actores y las actrices. A partir de eso fue que se arma "Las Mil y Una".
La protagonista y su familia, y el barrio en el que viven en Corrientes, transmiten algo de deseperanza porque no se ve que tengan una perspectiva muy prometedora...
Creo que justamente tiene que ver con mi vida, una experiencia muy radical. Creo que hay algo de vivir en la periferia y de habitar esa realidad que hace