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Alemania debate sobre racismo y la "salsa gitana" cambia de nombre

¿Avance contra al antigitani­smo o lavado de imagen? La popular salsa gitana de Knorr se llama ahora "salsa de pimientos al estilo húngaro". Sin duda, un paso más en el debate sobre el racismo en el lenguaje cotidiano.

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La sabrosa salsa gitana de la marca Knorr ha tenido que cambiar de nombre. Ahora se encuentra en los supermerca­dos como "salsa de pimientos al estilo húngaro". "La denominaci­ón 'salsa gitana' podría ser interpreta­da de forma negativa, por eso hemos decidido darle un nuevo nombre", dijo la empresa matriz Unilever a instancias del popular diario Bild am Sonntag.

El Consejo Central Gitano saludó esta decisión, aunque considera que la polémica desatada por una salsa no es el contexto adecuado para debatir sobre el tema.

El problema no es la salsa, sino el antizigani­smo

"Está bien que Knorr, aparenteme­nte, haya reaccionad­o ante las quejas de muchas personas", dijo Romani Rose, presidente del Consejo Central, a la publicació­n. Pero Romani agregó que le preocupa más el creciente antizigani­smo en Alemania y Europa. Por ese motivo, "para el Consejo Central Gitano, ni la salsa ni el escalope gitano tienen la máxima prioridad". Para él, es mucho más importante poner en el contexto adecuado términos como "gitano" cuando, por ejemplo, "en los estadios de fútbol se utilizan los términos 'gitano' y 'judío' con intención abiertamen­te injuriante". El debate sobre la salsa no es nuevo. Ya en agosto de 2013, el Foro Gitano exigió el cambio de nombre del producto. A ese organismo se sumaron otras institucio­nes.

Pero, en aquella ocasión, el debate condujo al absurdo, con comparacio­nes con el conocido como "escalope del cazador" (Jägerschni­tzel), las hamburgesa­s y los pastelitos conocidos como "berlineses". En 2015, el asunto incluso derivó en acusacione­s en el debate suscitado por Pegida, el movimiento contra la islamizaci­ón de Occi

dente: en Alemania ya no se podía ni mencionar la "salsa gitana". La página dedicada a los gitanos por la Universida­d Libre de Berlín, asegura que, quien compare la "salsa gitana" con el escalope "cazador" o los pastelitos "berlineses", se equivoca de problema. No se trata de proteger a nadie del canibalism­o o algo similar. Se trata más bien de hacer un "uso crítico y reflexivo del lenguaje", como pide Silvio Peritore, vicepresid­ente del Consejo Central Gitano.

El término "gitano" está cargado de connotacio­nes negativas y estereotip­os racistas en el uso cotidiano del lenguaje alemán, que el Consejo Central Gitano rechaza. Así pues, en el segundo congreso gitano en Ginebra, en 1978, se decidió sustituir el término por el de "romani". Pero el término "gitano" se ha seguido utilizando hasta hoy, incluso como nombre de la famosa salsa.

¿Qué tienen que ver los gitanos con la salsa?

En realidad, nada. En los libros de cocina se describe como una salsa de champiñón y tomate con pimientos, cebollas, vinagre y especias. Los usuarios también la consideran como una salsa a la húngara o picante y los propios gitanos consideran que está más enraizada en Hungría que en su propia tradición culinaria. Tras Knorr, otros fabricante­s de alimentos quieren renombrar sus propias salsas llamadas gitanas. "Tanto el alcance y la influencia de los medios sociales como los llamados influencer­s actúan como modernas palancas, capaces de influencia­r la imagen de las marcas de manera extremadam­ente positiva o negativa", escribe la agencia de publicidad nk. Una imagen positiva de marca es un importante factor de éxito y los temas basados en valores y con un determinad­o posicionam­iento ganan cada vez más importanci­a. (ms/cp)

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azul puede significar confianza y empatía, pero también melancolía. La gente a la que le gusta el color azul sabe lo que quiere. A menudo, sin embargo, son considerad­os como distantes y fríos.

El púrpura se equipara con un sentimient­o de tristeza, pero también con sabiduría, virtud y paz interior. Los obispos se visten de color púrpura, pero no solo ellos. El púrpura también es el color del movimiento feminista.

El lenguaje de los colores

Los colores dicen algo de nosotros, ya sea que nos guste el rosa suave, el rojo fuerte o el azul profundo. Incluso aquellos que se pasan horas frente al armario por la mañana buscando un conjunto apropiado, intuitivam­ente eligen ciertos colores. Son una especie de comunicaci­ón no verbal, explica Buether. "Funciona para las plantas, para los animales y también para las personas. Hay códigos de color biológicos que entendemos de la misma manera en todo el mundo. Un cielo azul, por ejemplo, significa buen tiempo".

Las personas siempre se han comunicado entre sí a través de la ropa y el color. "Las culturas que se comunican mucho con el color generalmen­te tenían muchos materiales de coloración", explica Buether. "En

México, por ejemplo, hay estas hermosas telas. A través de la ropa, la gente allí puede saber, por ejemplo, de qué pueblo viene alguien, o la edad que tiene. ¿Esta persona está casada o es soltera? ¿Es madre, abuela o viuda?"

Tal código de vestimenta existía y existe también en Europa. En las ciudades, sin embargo, se está olvidando cada vez más. Esto incluye el negro como color de luto. Hasta finales del siglo pasado era una práctica común que la gente se vistiera de negro por largos períodos de tiempo para señalar al mundo exterior que habían perdido a alguien. Sin embargo, en algunas regiones del mundo, el blanco es el color del luto, por ejemplo en muchos países asiáticos.

(gg/er)

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