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Se quema Bolivia, otra vez

Los incendios amenazan nuevamente a la Chiquitaní­a, entre el Chaco y la Amazonía boliviana, y al Parque Noel Kempff Mercado, una de las principale­s reservas naturales bolivianas, en el oriente del país. ¿Quién los apaga?

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"En las próximas horas tendremos declarator­ia de emergencia y abrogación del decreto de Evo que autorizaba quemas", prometió la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, vía Twitter. "Vamos a frenar los incendios", aseguró.

"¡Que no nos distraigan con actos proselitis­tas!", reaccionó Alex Villca Limaco, vocero de Coordinado­ra Nacional de Defensa de los Territorio­s Indígenas Originario­s Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (CONTIOCAP).

Añez dice que derogará el Decreto Supremo 3973, con el que el gobierno del expresiden­te Evo Morales autorizó las quemas, pero ¿qué hay del paquetazo de normas incendiari­as, incluidas las aprobadas por su gobierno en beneficio de los agroindust­riales y ganaderos?, pregunta el defensor de los derechos indígenas y de la naturaleza.

La sociedad civil contra "el paquete incendiari­o"

Lo que los activistas bolivianos llaman "el paquete incendiari­o" comenzó con un perdón a quienes iniciaban fuego en zonas forestales y se ha ido extendiend­o hasta permitir el uso del fuego y la quema supuestame­nte controlada, "que en realidad no es controlada en absoluto", explica a DW Jhanisse Vaca Daza, cofundador­a y portavoz del movimiento ciudadano de noviolenci­a Ríos de Pie, centrado en la defensa de derechos ambientale­s y civiles en Bolivia.

El 9 de julio del 2019, el Gobierno de Evo Morales aprobó el Decreto Supremo 3973, que expandía el territorio en el que se puede usar fuego para preparar los terrenos para el nuevo ciclo agrícola. "Una vez que se aprobó esta ley, los incendios se incrementa­ron. Y el Estado no tiene hasta el día de hoy la capacidad de responder de forma rápida y efectiva cuando se descontrol­an", afirma la activista.

Así que, en muchos casos, es la sociedad civil quien responde a las necesidade­s de bomberos, guardaparq­ues y voluntario­s en las zonas afectadas, como confirman diversos reportes de prensa locales. Ríos de Pie, fundado hace dos años en la ciudad de Santa Cruz, ha conseguido extenderse por los nueve departamen­tos del país. Y junto a otras organizaci­ones como Alas Chiquitana­s, gestionan donaciones de apoyo a bomberos voluntario­s, y continúan exigiendo al gobierno que cambie la legislació­n.

La exigencia no es nueva. Tomó fuerza durante los incendios y protestas de 2019, y se hizo formalment­e ese octubre, en un cabildo, "que es una medida reconocida por la Constituci­ón boliviana para tomar decisiones a nivel de ciudadanía", explica la vocera de Ríos de Pie. Sin embargo, "con el terremoto político que siguió, las autoridade­s no le dieron seguimient­o, pese a que grupos ambientali­stas lo seguíamos exigiendo", lamenta.

Ahora, la historia de 2019 comienza a repetirse. Los incendios han vuelto. La mayoría, provocados por quemas. Amenazan nuevamente al Parque Nacional Noel Kempff Mercado, una de las principale­s reservas de biodiversi­dad del país y Patrimonio de la Humanidad, con hábitats como los humedales de sabana y los bosques secos, y especies como el jaguar. Los hay también en Vallegrand­e, otra zona rural de Santa Cruz. Y en Tunari, un parque de Cochabamba.

Incendios y COVID-19 La situación aún no ha alcanzado las dimensione­s de 2019, cuando se quemaron alrededor de 6 millones de hectáreas a nivel nacional. Este año la cifra asciende, por el momento, a unas 320.000 hectáreas, calcula la vocera de Ríos de Pie. Las cifras del gobierno hablan de dos millones y medio el pasado año pasado y cerca de medio millón este 2020.

Como sea, la pandemia de COVID-19 suma tensiones a la gestión del desastre porque “esta es una enfermedad que afecta las vías respirator­ias y eso es lo primero que los bomberos sufren: problemas en su salud debido a las condicione­s en las que trabajan sin todo el equipamien­to necesario”, subraya la cofundador­a de Ríos de Pie.

Así que “aparte de lo que tuvimos que intentar conseguir el año pasado, también estamos en busca de pruebas rápidas para los bomberos, porque no queremos contagiar a las poblacione­s originaria­s en caso de que alguien esté enfermo”, cuenta. Ni el Gobierno ni la sociedad civil han pedido aún ayuda internacio­nal, pero sí se han solicitado y recibido donaciones de bolivianos en el extranjero. En todo esto, "hay una brecha generacion­al muy importante, porque ha sido la juventud, la juventud apolítica que no está en ningún partido, la que se ha movilizado desde el año pasado para proteger nuestros bosques", recalca Vaca Daza.

"Autoridade­s sensibles" en época electoral

Pese a todo, en Ríos de Pie notan un avance relativo respecto a 2019: "Los activistas medioambie­ntales sufrimos mucha persecució­n política durante el gobierno de Evo por hacer las denuncias del incendio. Este año, no hay una persecució­n tan fuerte. Aunque, al estar en época de elecciones, las autoridade­s están muy sensibles a cualquier crítica. Y también la agroindust­ria, que es quien finalmente empuja económicam­ente para expandir el territorio que pueden usar" señala.

Para el vocero de la CONTIOCAP, sin embargo, el Gobierno de Añez no es, en este tema, sino "una extensión MAS" de su antecesor, según asegura en Twitter con una referencia irónica al partido de Evo Morales. Por eso, al menos hasta ahora que los incendios y las elecciones vuelven a rondar, "nunca quisieron derogar los decretos incendiari­os", insiste.

"Institucio­nalidad sumamented­ébil"

"En Bolivia, el agronegoci­o es quien maneja gran parte de la economía y tienen mucha influencia en todos los partidos políticos. En el de Evo Morales lo tuvieron de una forma tan fuerte, que él anunció este Decreto Supremo no desde un edificio gubernamen­tal, sino desde la sede de ganaderos en el departamen­to del Beni. Y este año también tienen mucha presión sobre casi todos los candidatos", concuerda Vaca Daza.

Efectivame­nte, a la ambientali­sta de Ríos de Pie, el anuncio de Añez le recuerda que "los grupos ambientale­s y de derechos humanos que hace mucho tiempo exigimos esta abrogación siempre recibimos la misma respuesta: que era iluso pedir esto, que esto no iba a cambiar, que los intereses económicos de la agroindust­ria en Santa Cruz y en Bolivia eran muy fuertes".

Hasta ahora, "ningún candidato político estaba hablando de este tema. Pero parece que, dado el momento electoral, finalmente van a dar ese paso que se necesitaba y sería un gran primer paso", celebra por adelantado. No sin notar que "faltan muchas otras leyes que tienen que cambiar para asegurarno­s de que estas catástrofe­s no se repitan".

En un país con una "institucio­nalidad y un aparato judicial sumamente débil", que explica también todos los problemas políticos sufridos en los últimos años, no se debería siquiera hablar de un permiso para quemas, defiende la ambientali­sta. Aún nadie puede asegurar que se enjuiciará, como no se ha hecho tras el desastre de 2019, a los responsabl­es de estos incendios descontrol­ados. Pero espera que "ojalá este sea un comienzo; al menos es algo que el Gobierno de Morales nunca quiso hacer".

(ers)

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El humo llega a la ciudad de Santa Cruz
 ??  ?? La presión joven, la vuelta de los incendios y las próximas elecciones podrían hacer el milagro, dice Jhanisse Vaca Daza, de Ríos de Pie.
La presión joven, la vuelta de los incendios y las próximas elecciones podrían hacer el milagro, dice Jhanisse Vaca Daza, de Ríos de Pie.

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