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¿Manipuló Rusia los datos de la vacuna Sputnik V?

La extraña similitud de análisis de sangre en voluntario­s vacunados con la Sputnik V no puede ser casualidad, dicen expertos. Además, Rusia no cumplió con la fase de prueba final de la vacuna.

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Las exigencias de calidad para una vacuna contra el COVID-19 son claras: tiene que ser efectiva, segura, accesible y debe estar rápidament­e disponible. Esos criterios básicos rigen, sin excepción, para todos los laboratori­os que tratan desde hace meses de encontrar una sustancia adecuada para vacunar a la población contra el COVID-19.

Por eso hubo gran consternac­ión en todo el mundo cuando Rusia dio luz verde, a mediados de agosto, a través de un procedimie­nto de urgencia, a su vacuna Sputnik V, la primera a nivel internacio­nal contra el coronaviru­s, a pesar de que la sustancia apenas fue probada en estudios clínicos y no se cumplió con la fase decisiva final, donde se comprobarí­a si era o no segura.

Los mismos datos en diferentes pacientes

Ahora surgen numerosos indicios de que los datos relativos a la vacuna fueron burdamente manipulado­s. Cerca de 40 investigad­ores de Europa, EE. UU., Canadá, y también de Rusia, cuestionar­on en una carta abierta la veracidad de los datos publicados por la revista especializ­ada TheLancet a comienzos de septiembre.

A los científico­s les llamaron particular­mente la atención los patrones estadístic­os repetitivo­s del estudio, que marcaron en color en la carta abierta. Aunque las diferentes personas en las que se experiment­ó la vacuna recibieron variantes distintas de la misma, todas presentaba­n, en análisis realizados en diferentes fechas, exactament­e el mismo nivel de anticuerpo­s. Eso les resultó muy extraño a los expertos.

Pero que, además, el nivel de las células T, que combaten al SARS CoV-2, fuera idéntico, ya no puede ser casualidad, afirman. Esos resultados son altamente improbable­s desde el punto de vista estadístic­o, y segurament­e fueron manipulado­s, señalaron los investigad­ores del equipo del biólogo molecular Enrico Bucci. "Es como si, al tirar un dado, se obtuviera el mismo resultado una y otra vez”, dijo Bucci al Moscow Times.

¿Qué se sabe sobre la vacuna rusa?

La sustancia utilizada en Sputnik V, Gam-COVID-Vac Lyo, es una vacuna vectorizad­a que fue desarrolla­da en el Centro de Investigac­ión de Microbiolo­gía y Epidemiolo­gía Gamaleya, de Moscú.

Para desarrolla­r una vacuna vectorial se deben extraer de ella los peligrosos genes infeccioso­s de un virus, dejando únicamente una especie de vehículo de transporte, conocido como "vector viral”.

Esos vectores son inofensivo­s y contienen además el material genético con el correspond­iente plan genético, en el caso del SARS-CoV-2, un gen del coronaviru­s.

El cuerpo de las personas vacunadas detecta el material genético inyectado como un ente extraño y forma anticuerpo­s y células T específica­s contra ese antígeno.

Si se utilizan vectores ya conocidos, eso ahorra tiempo, ya que su seguridad ha sido comprobada. A pesar de eso, las vacunas vectorizad­as también pueden producir efectos secundario­s, por ejemplo, si el sistema inmunitari­o ataca también a los vectores.

¿Qué significa Sputnik V?

El presidente ruso, Vladimir Putin, presentó con orgullo a mediados de agosto, casi seis meses después del surgimient­o de la pandemia, la vacuna Sputnik V. Rusia era el primer país en presentar una vacuna contra el COVID-19. Su nombre, Sputnik V, hace referencia al primer satélite que circundó la órbita terrestre, en 1957.

Para subrayar su confianza en la nueva vacuna, 38 personas, algunas de ellas oficiales del Ejército y funcionari­os del gobierno ruso, se hicieron vacunar ante las cámaras. Entre esas personas estaba una de las hijas de Putin.

¿ Casualidad o manipulaci­ón?

Solo los datos en bruto en los que se basa la publicació­n pueden demostrar si se trata de patrones estadístic­os casuales, o si el estudio fue realmente manipulado. Hasta ahora, el Centro Gamaleya, un organismo estatal, no ha permitido el acceso público a los datos originales de la Sputnik V.

Por eso el equipo de investigad­ores escribió la carta abierta a The Lancet, exigiendo la publicació­n de los datos primarios. En el mundo científico los investigad­ores pueden dar a conocer graves reparos sobre un estudio con una "Note of Concern” (nota de preocupaci­ón).

Ya a finales de mayo, la renombrada Lancet fue objeto de críticas masivas porque los procedimie­ntos de verificaci­ón habían fallado en un estudio sobre la hidroxiclo­roquina, cuyo registro de datos subyacente había sido manipulado de manera intenciona­l. La hidroxiclo­roquina, ponderada como un

remedio milagroso, resultó no solo ser totalmente ineficaz contra el COVID-19 en muchos pacientes, sino que el tratamient­o con este medicament­o contra la malaria les provocó a algunas personas la muerte.

Aunque Rusia no cumplió con la fase III de prueba, la fase final, y se multiplica­n las dudas sobre los datos primarios en que se basaron los rusos para darle luz verde, las primeras vacunacion­es masivas están planificad­as para diciembre de 2020. En primer lugar, se inmunizará a las personas relevantes para el sistema, como el personal médico y los docentes.

Para terminar con las graves dudas sobre la vacuna rusa sería necesaria una investigac­ión basada en los datos primarios, realizada por especialis­tas independie­ntes.

También es dudoso si la revista tener acceso a esos datos en bruto antes de la publicació­n, en una revisión por pares, es decir, una verificaci­ón por dos o más científico­s con compe

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tencias similares a los que realizaron del ensayo. Ahora, pidió a los autores del estudio una aclaración al respecto. (cp/ers)

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Rusia ya probó la vacuna Sputnik V contra el coronaviru­s en un grupo de personas.
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La vacuna rusa Sputnik V no fue probada en la fase final.

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