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Un ataúd viviente para los muertos: féretro a base de hongos convierte cuerpos en abono
El féretro fue utilizado recientemente por primera vez, elegido como último habitáculo por una señora de 82 años.
En Holanda es ahora posible hacer una buena acción a favor del planeta incluso después de la muerte al optar por un "féretro viviente", hecho a base de hongos, que facilita la descomposición rápida del cuerpo.
En ese ataúd, los mortales se convierten en abono para la naturaleza y se posibilita el enriquecimiento de la tierra gracias a los beneficios del micelio, una parte vegetativa de los hongos. cavar bajo la turba en el bosque, extraer micelio puro proveniente del hongo, mezclar eso con aserrín de madera, y poner el todo en la horma de un ataúd clásico. Siete días más tarde, todo eso se transforma en un organismo vivo en forma sólida.
El invento de Hendrikx no es el resultado de una oscura fascinación por los ataúdes o el abono humano, sino simplemente el fruto del azar. Fascinado por los beneficios vegetativos de los hongos, construyó antes una "casa viviente" a base de micelio para su proyecto de fin de estudios.
Cuando un curioso le preguntó qué pasaría con el cuerpo de su abuela si lo dejaba dentro de esa casa viviente, Hendrikx reflexionó y tuvo la idea de un ataúd viviente. Y a la vez se dio cuenta de que era una forma de ganar algún dinero.
Su empresa, Loop, ha firmado una colaboración con una empresa de pompas fúnebres y el invento ha triunfado en las redes sociales.
FEW (AFP,
The Guardian)