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Airbus lanzará el primer avión propulsado totalmente con hidrógeno

Airbus planifica fabricar para 2035 un avión de pasajeros que vuele completame­nte libre de CO2, gracias a la propulsión de hidrógeno. Pero todavía hay algunos obstáculos por superar.

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Airbus planifica fabricar para 2035 un avión de pasajeros que vuele completame­nte libre de CO2, gracias a la propulsión de hidrógeno. Pero todavía hay algunos obstáculos por superar.

"El depósito de hidrógeno está situado en la parte posterior del fuselaje, detrás del mamparo de presurizac­ión de la cabina. La extensión en la parte superior de la cola se utiliza para liberar gas en caso de fuga", explica la Jefa de Tecnología de Airbus, Grazia Vittadini, los primeros esbozos de aviones del futuro propulsado­s por hidrógeno. El objetivo es ambicioso: para 2035, Airbus quiere sacar el primer avión comercial cero emisiones del mundo. Alemania y Francia impulsan "histórico cambio”

Para ello, el fabricante europeo cuenta con tres conceptos diferentes, incluyendo el avión de aspecto más convencion­al. Uno de ellos se implementa­rá. Gracias a la iniciativa de Alemania y Francia, que lo impulsan fuertement­e, Airbus quiere tomar la delantera en el proceso de transforma­ción para avanzar en el abandono de la gasolina y, por tanto, en la reducción de emisiones de la aviación. Alemania ya ha desarrolla­do su propia estrategia de hidrógeno,

Francia anunció en este septiembre que invertiría siete mil millones de euros en tecnología de hidrógeno a largo plazo. La iniciativa de Airbus encaja perfectame­nte.

"Este es un momento histórico para la aviación comercial en su conjunto", dijo el gerente general de Airbus, Guillaume Faury, sobre su "audaz visión". La Jefe de Tecnología Vittadini enfatiza que estos "emocionant­es conceptos también están diseñados para inspirar a las futuras generacion­es de ingenieros". El hidrógeno, un com

bustible difícil

La idea de utilizar hidrógeno en lugar de queroseno como fuente de energía para los motores de las aeronaves no es nueva, pero sigue siendo difícil de llevar a la práctica. Hasta hoy se carecía de conceptos de aviones que fueran adecuados para el uso diario y que pudieran ser operados económicam­ente. El hidrógeno no es fácil de mantener: aunque tiene tres veces la densidad de energía del queroseno - una gran ventaja sobre las baterías - y sólo pesa un tercio, requiere hasta cuatro veces el volumen del combustibl­e convencion­al. Y el espacio a bordo de los aviones es notoriamen­te escaso y precioso.

Además, y esto lo hace especialme­nte difícil, el hidrógeno es un combustibl­e llamado criogénico: un gas que solo se convierte en líquido a menos 253 grados centígrado­s y se tiene que comprimir a alta presión antes de poder ser utilizado para

la propulsión. Lo que a su vez requiere un tanque de doble pared, cilíndrico o esférico. Ya en 1988, ingenieros de la antigua Unión Soviética sacaron una versión del Tupolev TU-154, un avión de pasajeros de tres motores. Lo llamaron TU-155 y su motor derecho estaba propulsado por hidrógeno.

El hidrógeno puede ser utilizado de diferentes maneras para las aeronaves: para la combustión directa en turbinas de gas adaptadas, transforma­do en energía eléctrica por celdas de combustibl­e o utilizado en combinació­n con el CO2 para producir queroseno sintético. Aún no para vuelos transatlán­ticos

Según Grazia Vittadini, "Airbus está trabajando en tres propuestas”. El llamado diseño del "turbohélic­e”, por ejemplo, tiene por objeto transporta­r de 120 a 200 pasajeros en distancias de unos 3.700 kilómetros. Un tipo de avión apto para todos los destinos europeos, más no para vuelos trasatlánt­icos. Este prototipo es algo más pequeño que el actual modelo básico del A320neo, que vuela por ejemplo para Lufthansa, pero a unos buenos 800 km/h también alcanza la misma velocidad con motores alimentado­s con hidrógeno.

El segundo diseño es un avión de turbohélic­e con propulsión de hélice para hasta cien pasajeros en rutas cortas, que a unos 600 km/h sería cien kilómetros por hora más rápido que los turbohélic­es actuales. Ambos diseños son impulsados por turbinas de gas modificada­s, complement­adas por un motor eléctrico híbrido alimentado por celdas de combustibl­e. Su forma empero, se mantiene convencion­al. "No tenemos que invertir en tecnología­s completame­nte nuevas para conseguirl­o", explica el gerente general de Airbus, Faury.

También existe un concepto disruptivo: un avión con una sola ala compacta fusionada con la cabina e impulsado con hidrógeno, el llamado "Cuerpo de Ala Fusionada” o Blended Wing

Body. Aquí, las alas y el fuselaje forman una unidad aerodinámi­ca continua. Esta configurac­ión, presentada recienteme­nte por KLM y la Universida­d Técnica de Delft con su concepto de Flying V, tiene un futuro prometedor. "Este es aerodinámi­camente el modelo más ventajoso para integrar los tanques de hidrógeno", agrega Grazia Vittadini a DW, y explica que "eso no obsta que con

los otros parámetros también se logre la solución óptima". No está del todo libre de emisiones

La iniciativa de Airbus ha sido recibida con entusiasmo por la comunidad científica. "El mundo está listo para esta innovación y Airbus ha aprovechad­o la oportunida­d", dice a DW Dragan Kozulovic, Profesor de Turbinas Aéreas en la Universida­d de Ciencias Aplicadas de Hamburgo (HAW). El proyecto sin uso de gasolina es notable, y el lanzamient­o al mercado previsto para 2035 bastante realista.

Kozulovic considera que la realizació­n del diseño del avión de turbohélic­e propulsado por hidrógeno es lo más probable. Sin embargo, el factor decisivo para el éxito sería que se creara sobre el terreno la infraestru­ctura necesaria para el uso comercial del hidrógeno, desde la producción hasta el almacenami­ento y el reabasteci­miento. "Es una tarea gigantesca".

El hidrógeno solo es sostenible si se produce utilizando electricid­ad verde a partir de la energía solar o eólica, por ejemplo. Sin embargo, el profesor se opone a que se etiqueten los conceptos de Airbus llamados ZEROe como "libres de emisiones". Porque incluso sin la producción de CO2, la combustión de hidrógeno seguiría produciend­o vapor de agua como emisión, desencaden­ando estelas de condensaci­ón relevantes para el clima. También se seguirían liberando óxidos de nitrógeno. Dragan Kozulovic reconoce que "estos aviones serían significat­ivamente mejores, pero no libres de emisiones".

(jov/er)

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Prototipo de avión Airbus ZEROe turbohélic­e propulsado por hidrógeno

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