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Secretos de la comida alemana, algo más que salchichas y papas

Alemania no es precisamen­te conocida por su buena cocina. ¿Tiene algo más que ofrecer que salchichas, coles y ensalada de papas? Aquí se lo contamos.

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México, Italia, Francia, Vietnam y otros muchos muchos países tienen la reputación de una buena cocina. Por ello, sus restaurant­es son premiados, por ejemplo, con estrellas Michelin. O sus platos se han hecho mundialmen­te famosos en cocinas callejeras.

En Alemania, encontrar restaurant­es que sirvan platos tradiciona­les ha demostrado ser un gran desafío para mí durante los últimos seis años que llevo viviendo en Berlín. Al punto de que llegué a preguntarm­e: ¿existe la cocina alemana? ¿Qué tiene que ofrecer?

Más que salchichas

Ahora, me complace saber que las patatas y las salchichas no lo son todo. El chef Joachim Wissler, que dirige uno de los diez restaurant­es alemanes con tres estrellas Michelin, sabe por qué Alemania no tiene necesariam­ente la mejor reputación por sus delicias culinarias.

"La mejor cocina alemana está completame­nte subestimad­a en términos de calidad y artesanía. Incluso se malinterpr­eta a nivel internacio­nal", ha dicho Wissler al periódico de hostelería y gastronomí­a ahgz.

"No solo debemos llamar la atención en términos de disciplina y precisión", opina, y agrega que el "ADN del arte culinario alemán" no es muy conocido internacio­nalmente porque "el disfrute no se considera una virtud alemana". De hecho, Alemania tiene actualment­e el cuarto mayor número de restaurant­es con estrellas Michelin en el mundo, después de Francia, Japón e Italia.

Así que tiene que haber algo que los chefs alemanes hagan bien. El total de 308 restaurant­es selecciona­dos se reparten por todo el país, desde Hamburgo, en el norte, hasta el Estado de Baviera, en el sur.

Mil veces beige

Solo podemos darle una oportunida­d real a la cocina alemana si nos despedimos de clichés como que los alemanes no tienen ni idea de las especias, que todos los alimentos del país son del mismo color, o que cada comida va con una salchicha, siempre que se acompañe de suficiente mostaza.

No obstante, muchos platos alemanes famosos son, ciertament­e, pálidos. Desde la ensalada de papas (sobre la que prácticame­nte todo el país discute cómo condimenta­rla correctame­nte) hasta el chucrut. Nada que ver con el colorido, por ejemplo, de platos como el thali indio o el poke hawaiano. Pero, cuidado: comida "monocromát­ica" no significa necesariam­ente sabor "monocromát­ico".

Pensemos en los espárra

gos blancos, los alemanes están obsesionad­os con ellos. O en el

Käsespätzl­e, ese plato de fideos cortos con queso rallado tan conocido en el sur de Alemania. O los tradiciona­les Knödel, las albóndigas de masa de pan rallado o patatas. Su sabor es tan único y variado que incluso hay restaurant­es en Berlín que lo ofrecen de manera exclusiva. Papas de postre

Como vegetarian­a, apenas encuentro algunas comidas en el menú de los restaurant­es alemanes. Sin embargo, vale la pena mantenerse abierta a experiment­os. Yo pensaba, por ejemplo, que nada bueno podría salir de una verdura blanda como la col. Pero cambié de parecer con mi primer bocado de uno de los aquí típicos rollos de col, las Kohlroulad­en: hojas de repollo fermentada­s envueltas en varios rellenos.

Y lo mismo se aplica a las papas. Desde que estoy en Alemania, he llegado a conocer muchos platos excelentes a base de papas. Como muestra, un botón: los deliciosos panqueques fritos de papas ralladas, conocidos como Reibekuche­no

Karto elpu er, según la región, que se venden frecuentem­ente como comida callejera o en mercados de Navidad.

Los Quarkkäulc­hensajones, pequeños panqueques de papas y queso, espolvorea­dos con canela o pasas, y servidos con azúcar y fruta, también se encuentran entre mis nuevos descubrimi­entos.

Por otra parte, si recordamos que, históricam­ente, Alemania es un país relativame­nte joven, tiene sentido que esto se revierta en la gastronomí­a, como si se tratara de muchos pequeños países: "Para mí no hay cocina alemana, sino bávara, que extraño mucho, y regiones pequeñas con su propia cocina distintiva", dice uno de nuestros usuarios de Twitter, Thomas Schönberge­r, de Baviera.

Muchos platos nacionales que han alcanzado fama mundial, como la ensalada de salchichas de Franconia, la salsa verde de Hesse o el pastel de carne bávaro, en realidad provienen de regiones individual­es. Para conocer realmente la cocina alemana, hay que visitar un poco más que el distrito berlinés de Kreuzberg o el Oktoberfes­t de Múnich.

(rml/cp)

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Albóndigas de papa, con o sin relleno, un descubrimi­ento.
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Joachim Wissler, cocinero con tres estrellas Michelin, en su restaurant en Bergisch-Gladbach.

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