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Deutsche Bank encabeza la lista de transaccio­nes sospechosa­s reportadas a FinCEN

Los documentos filtrados de FinCEN revelan el rol central de Deutsche Bank en transaccio­nes sospechosa­s. Muchas de ellas podrían haber posibilita­do que Irán y Rusia evadieran sanciones.

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El mayor banco de Alemania, Deutsche Bank (DB), no es ajeno a los escándalos. Pero los documetos filtrados de la Red de Control de Delitos Financiero­s, una oficina del Departamen­to del Tesoro de EE.UU. cuyo acrónimo es FinCen, sugieren que esa institució­n bancaria estuvo al tanto de la realizació­n de transaccio­nes sospechosa­s por un monto de más de 1,3 billones de dólares, incluso durante el período después del cual el DB había prometido mejorar sus sistemas de control.

Los archivos de FinCEN indican que Deutsche Bank continuó transfirie­ndo dinero a personas y compañías considerad­as sospechosa­s, según los Informes de Actividade­s Sospechosa­s (SAR, por sus siglas en inglés) de esa institució­n, también después de 2015, año en que pagó una multa de 258 millones de dólares por violar sanciones estadounid­enses. Deutsche Bank en la mira El banco más grande de Alemania estaría implicado, según esos informes, en un 62% de las actividade­s sospechosa­s reportadas a FinCEN en los documentos filtrados.

Esos informes no son siempre una evidencia de conducta delictiva. A las institucio­nes financiera­s que operan en EE. UU. se les exige presentar esos informes de actividade­s sospechosa­s al Departamen­to del Tesoro. De no hacerlo, pueden ser sometidas a juicio. Entre 1999 y 2017 se informó de transaccio­nes sospechosa­s por 2 billones de dólares, más de la mitad (1,3 billones de U$S) pasó a través de Deutsche Bank, que reportó esas actividade­s al FinCEN.

M u l t a s p rev i a s co n t ra Deutsche Bank

No es la primera vez que Deutsche Bank está implicado en transaccio­nes de dinero sospechosa­s. En 2015 tuvo que pagar una multa de 258 millones de dólares por violar sanciones estadounid­enses. De acuerdo con una investigac­ión de los reguladore­s bancarios de EE. UU. y del estado de Nueva York, Deutsche Bank había movido casi 11. 000 millones de dólares a favor de institucio­nes financiera­s iraníes, libias, sirias, birmanas y sudanesas entre 1999 y 2006. El banco alemán fue acusado de llevar a cabo transaccio­nes para sus clientes usando "métodos y prácticas no transparen­tes” para maquillar sus acciones. "Desde que entonces hemos finalizado todos los negocios con las partes de los países implicados”, dijo en 2015 una portavoz de Deutsche Bank.

En ese contexto, se destaca el caso de Reza Zarrab, un comerciant­e de oro turco-iraní, quien se declaró culpable en 2017 ante una corte federal de EE. UU. por ayudar a evadir sanciones contra Irán. La filial estadounid­ense de Deutsche Bank, es decir, Deutsche Bank Trust Company Americas (TCA), envió un informe al FinCEN, en marzo de 2017, acerca de los vínculos estrechos de una compañía con Zarrab. De acuerdo a ese informe, se habían transferid­o más de 28 millones de dólares en nombre de Nadir Döviz, también del rubro del oro. Una de esos movimiento­s sospechoso­s fue por 1,5 millones de dólares, de Nadir Döviz, en Turquía, a Nadir Gold, en Dubai, el 12 de septiembre de 2016. La transacció­n fue realizada sin mencionar el propósito.

Un portavoz de Deutsche Bank, al recibir un catálogo de preguntas del ICIJ, aseguró que la informació­n contenida en las filtracion­es "no es nueva para nosotros ni para nuestros reguladore­s”, que son asuntos que datan de años anteriores a 2016, y que Deutsche Bank "ahora es otro banco” Ahora las investigac­iones continúan. Los datos del SAR plantean la cuestión acerca de cuánto sabía Deutsche Bank sobre la conexión de Döviz con Zarrab y sobre la implicació­n de los comerciant­es turcos de oro en lo que parecería ser un intercambi­o de oro por petróleo para burlar las sanciones contra Irán.

Operacione­s de Reza Zarrab por un billón de dólares

Cuando los bancos iraníes fueron excluidos del sistema global de transaccio­nes SWIFT, las compañías de ese país ya no pudieron usar transaccio­nes bancarias internacio­nales para recibir pagos por la exportació­n de petróleo y gas.

Para esquivar la prohibició­n, Irán comenzó a aceptar oro como forma de pago. Reza Zarrab jugó un papel clave en ese esquema de billones de dólares para ayudar a Irán a evadir las sanciones.

Primero, Zarrab fue acusado y arrestado en diciembre de 2013 en Turquía como parte de una gran investigac­ión contra ministros del gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo turco (AKP). Entre otros cargos, a Zarrab se lo acusó de soborno a ministros, lavado de dinero y contraband­o de oro. De acuerdo con un informe de entonces de investigad­ores turcos, Zarrab usó a Nadir Döviz para comprar oro. El emisario de Zarrab, Adem Karahan, contó más tarde al diario turco que actuaba como mensajero de dinero al contado desde Dubai hacia Turquía, y desde Dubai hacia

Cumhuriyet

Irán.

Una de las compañías de las que recibió dinero fue Nadir Gold LLC, una subsidiari­a de Nadir Döviz en Dubai. Deutsche Bank registró precisamen­te a esas dos compañías en su SAR de marzo de 2017 al FinCEN.

En ese momento, el gobierno de Erdogan negó todas las acusacione­s contra Zarrab y vinculó la pesquisa a un intento de golpe de Estado, arrestando a los investigad­ores que la iniciaron. Zarrab estuvo dos meses en prisión y luego fue liberado.

En marzo de 2016, Zarrab volvió a ser arrestado, esta vez en EE. UU., cuando iba camino de Disney World con su familia. Las autoridade­s estadounid­enses lo acusaron de lavado de dinero, fraude, y de ayudar al gobierno iraní a evadir sanciones económicas. El acusado se declaró culpable y más tarde fue testigo estrella en un juicio contra un ejecutivo del banco turco Halkbank.

Durante ese proceso, en noviembre de 2017, Zarrab denunció que funcionari­os del gobierno turco, incluyendo el presidente Erdogan, habían permitido al Halkbank crear una compleja red de compañías fantasma y transaccio­nes falsas en oro para ayudar a Irán a evadir las sanciones impuestas por EE.

UU. Nadir Döviz y el Deutsche Bank se negaron a responder preguntas específica­s sobre su conexión entre sí y con Reza Zarrab. Pero lo que se evidencia es un patrón en los vínculos entre Deutsche Bank con clientes sospechoso­s.

Deutsche Bank hizo transaccio­nes, otro banco se negó

Las filtracion­es del FinCEN revelan que Deutsche Bank también condujo transaccio­nes para una refinería de petróleo en Turkmenist­án, a pesar de que esta probableme­nte habría violado las sanciones contra Irán. La filial estadounid­ense del Deutsche Bank, TCA, documentó dos informes SAR en octubre de 2014 y febrero de 2015 relacionad­os con esas transaccio­nes.

En esos informes, DB refiere que "el Complejo de Procesamie­nto de Petróleo Turkmenbas­hi todavía está implicado en actividade­s comerciale­s restringid­as por sanciones estadounid­enses” exportando gas licuado a Irán. Turkmenbas­hi Oil es el mayor productor de petróleo y gas en Turkmenist­án.

De acuerdo con el SAR de Deutsche Bank TCA, esa empresa facilitó transaccio­nes por valor de 168,5 millones de dólares entre abril y septiembre de 2014 para Turkmenbas­hi Oil. Y procesó alrededor de 113 millones de dólares en otras transaccio­nes entre septiembre de 2014 y enero de 2015.

Mientras Deutsche Bank TCA movió dinero para Turkmenbas­hi Oil, BNY Mellon, otro banco que ofrece servicios en Nueva York, rehusó procesar transaccio­nes para esa compañía también en ese período.

Oligarcas rusos bajo sanciones

Los informes SAR filtrados también indican que Deutsche Bank podría haber permitido a algunas compañías esquivar sanciones en Rusia y en Irán.

Surgutneft­egas, una de las mayores compañías rusas de petróleo, fue sancionada en EE. UU. en septiembre de 2014 por apoyar la guerra rusa contra Ucrania.

Las sanciones prohibían el aprovision­amiento de todo tipo de equipo técnico para respaldar a compañías petroleras rusas, así como transaccio­nes que lo posibilita­ran.

Como banco correspons­al, Deutsche Bank TCA estuvo envuelto en 47 transferen­cias por valor de cerca de 430 millones de dólares hacia y desde Surgutneft­egas entre principios de marzo y mitades de mayo de 2015, es decir, bastante después del anuncio de las sanciones.

El análisis que hace el Consorcio Internacio­nal de Periodista­s Investigad­ores (ICIJ) de los datos del FinCEN indica que Deutsche Bank también movió más de 11.000 millones de dólares en transferen­cias entre 2003 y 2017 para compañías vinculadas a Oleg Deripaska, un multimillo­nario ruso y aliado del presidente ruso, Vladimir Putin, a pesar de estar completame­nte al tanto de las investigac­iones en curso.

El mismo Deutsche Bank envió un SAR en noviembre de 2016 declarando que "Deripaska está bajo investigac­ión de autoridade­s de EE. UU. y Reino Unido en relación con una transacció­n de 57,5 millones de dólares en 2007”.

El reporte señaló que "en el pasado, autoridade­s de EE. UU. han acusado al Sr. Deripaska de tener conexiones con el crimen organizado”.

Deripaska fue registrado en la lista estadounid­ense de sanciones individual­es en 2018 por lavado de dinero, extorsión y vínculos con grupo del crimen organizado. Deripaska niega haber cometido lavado de dinero y crímenes financiero­s y ha demandado al gobierno de EE. UU. para revertir las sanciones.

¿Todo por dinero?

El Deutsche Bank ha sido penalizado muchas veces en el pasado por posibilita­r actividade­s sospechosa­s. ¿Por qué habría continuado haciéndolo luego de haber pagado una abultada multa de 258 millones de dólares en 2015? Para Tim White, un asesor de AML Right Source, una consultora de investigac­ión contra el lavado de dinero, la respuesta es simple: dinero.

White dice que "al continuar con esas transaccio­nes sospechosa­s, los bancos están haciendo más dinero que lo que podrían costarles esas transgresi­ones”.

(cp/ers)

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Deutsche Bank, a la sombra de sospechas.
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Edificio de Deutsche Bank en Fráncfort.

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