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La táctica de Trump funciona

En casi todo el mundo miran mal el comportami­ento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que está enfermo con COVID-19. Sin embargo, entre sus partidario­s, la actitud de hombre fuerte atrae más, según Ines Pohl.

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Algunos todavía recuerdan que a principios de la última campaña electoral en 2016, Donald Trump dijo en voz alta que aunque dispare a alguien en pleno centro de Nueva York no iba a perder ni un solo votante. El actual presidente de Estados Unidos no ha disparado a nadie en la Quinta Avenida, pero su comportami­ento se acerca bastante a eso.

Mascarilla­s, bardes

Trump sabía que estaba infectado con coronaviru­s 72 horas antes de anunciarlo, pero continuó asistiendo a sus actos de campaña, cenó con los principale­s donantes y tuiteó al mundo que llevar macarillas­s era sólo para cobardes.

Pero eso no fue todo: después de sólo dos días en el hospital, permitió que sus guardias de seguridad lo llevaran junto a sus fanáticos, cuando probableme­nte aún era altamente contagioso. En la limusina presidenci­al negra, llamada "La sólo para co

Bestia", con una mascarilla de tela negra y el botón superior de la camisa abierto, se mostró en una pose de victoria.

Y luego, otro día después, ya estaba de vuelta en la Casa Blanca. Cuando llegó a los escalones superiores de su casa temporal, se quitó la mascarilla de la cara. Además tuiteó alegrement­e que no estaba tan mal, que el supuesto peligro mortal fue exagerado por sus oponentes políticos, y que él era el mejor ejemplo de esto: "Los demócratas mienten. Joe Biden es un cobarde. Y nada ni nadie puede hacerme daño". Decisión de décadas Desde lejos, uno podría pensar que la conducta negligente de Trump debería ser finalmente suficiente para evitar su reelección. Pero aquí las cosas se ven diferentes.

Para entender a los votantes estadounid­enses, hay que considerar lo que también decidirá una presidenci­a. Se trata, sobre todo, del nombramien­to del Tribunal Supremo, cuyos jueces son elegidos de forma vitalicia y que determinan la línea política de los próximos decenios. Mucho más largo y poderoso que un presidente en sus ocho años máximos de mandato, de los cuales pasa al menos dos en modo campaña.

Antiaborti­stas, sus dores más numerosos

Además, el 25 por ciento de todos los votantes son estrictos activistas contra el aborto. No les importa lo que un presidente hace o dice: lo principal es que él o ella se enfrente a los que apoyan el derecho al aborto. Donald Trump puede ser impredecib­le en muchos grupos, pero seguiaquí se mantiene firme.

Y para la clase media alta y los súper ricos, Donald Trump es muy valioso. Porque con ellos también cumple sus promesas y distribuye generosame­nte sus contribuci­ones fiscales entre los que ya tienen demasiado.

Luego está la gran cantidad de estadounid­enses que no sabían realmente a qué grupo pertenecía­n en este país, donde en menos de 25 años la mayoría blanca será una minoría. Hasta que apareció Donald Trump, el político y primer presidente después del primer jefe de Estado negro. Prometió devolver los trabajos que habían emigrado al extranjero y restablece­r las antiguas zonas industrial­es aruinadas a su anterior grandeza.

Este último grupo se aterrorizó cuando su superhéroe se enfermó repentinam­ente y pareció tropezar. Por lo tanto, fue tácticamen­te inteligent­e la forma en que Trump se puso en escena. Su demostraci­ón de fuerza funcionó en aquellos que tanto necesita, si quiere tener alguna oportunida­d de ganar las elecciones.

Biden depende de los errores de Trump

A Trump no le importan los demás, los demócratas negros que cuentan entre lágrimas cómo murieron sus familiares

outsider

porque no recibieron ayuda médica. O aquellos que encuentran negligente que el presidente continúe negándose a apoyar el uso de mascarilla­s a nivel nacional. A Trump tampoco le importan estos críticos, porque de todos modos ya los había perdido.

Cuando uno mira este país desde fuera, podría pensar que aquí reina la locura. En las calles uno se da cuenta de que las tácticas de Donald Trump están funcionand­o para mantener a sus seguidores. Pase lo que pase, apoyarán a Donald Trump si se mantiene lo suficiente­mente sano para continuar sus juegos tácticos.

Al final, el factor decisivo será si el comportami­ento de Donald Trump motiva a suficiente­s personas para expulsarlo del Despacho Oval. El atractivo de Joe Biden por sí solo no será suficiente.

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Donald Trump.
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Ines Pohl, correspons­al de Deutsche Welle en Estados Unidos.

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