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¿Fue Gorbachov el perdedor de la reunificación alemana?
Hace 30 años se selló la reunificación alemana con el Tratado Dos más Cuatro. El entonces líder soviético Mijaíl Gorbachov es criticado en Rusia por el resultado, y se dice que negoció pésimamente. ¿Qué hay de cierto?
Apreciado en Occidente, impopular en su propio país. El legado político del último jefe de Estado soviético, Mijaíl Gorbachov, es una fuente constante de críticas en Rusia. La reunificación alemana, acordada el 12 de septiembre de 1990 a través del llamado Tratado Dos más Cuatro, no es una excepción. Las principales críticas: el entonces jefe del Kremlin exigió muy poco dinero al gobierno alemán a cambio por su aprobación, y no impidió la expansión de la OTAN.
Gorbachov podría haber establecido "al menos condiciones" para el ingreso en la OTAN de la Alemania unida, escribió el experto en política exterior y senador Alexei Pushkov, en julio de 2020, en la plataforma de mensajes Telegram. Él y los demás no critican la reunificación alemana en sí, sino el manejo que hizo Gorbachov de esta. El presidente Vladimir Putin también habló en una entrevista en 2017 de un "error de Gorbachov". Según Putin, Gorbachov debería haber exigido garantías vinculantes a la OTAN durante las negociaciones sobre Alemania. Gorbachov rechazó las críticas.
Cómo Gorbachov dio luz verde a Kohl
El "Tratado Dos más Cuatro" fue firmado en Moscú por los ministros de Asuntos Exteriores de la RFA y la RDA, y las cuatro potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial: la URSS, EE. UU., Gran Bretaña y Francia. El documento de siete páginas "sobre el acuerdo final relativo a Alemania" puso fin a la división de Alemania después de más de 40 años. Se definieron las fronteras, se devolvió la plena soberanía y se aclararon las cuestiones de seguridad, incluyendo la pertenencia a la OTAN, la reducción de las Fuerzas Armadas -de alrededor de medio millón solo en la RFA, a 370.000 en la Alemania unida- y la retirada del Ejército soviético de la entonces RDA. Las negociaciones tuvieron lugar entre mayo y septiembre de 1990, y las conversaciones preliminares tuvieron lugar poco después de la caída del Muro.
No se conoce ninguna lista con todos los temas con la que
Gorbachov negoció sobre Alemania. Esto dificulta el análisis de sus "errores". Gorbachov no creía en una unificación rápida y criticó el programa de 10 puntos de Helmut Kohl, con el que el entonces canciller fijó el rumbo, a finales de noviembre de 1989.
Pero, ya a finales de enero de 1990 la evaluación en Moscú cambió. Después de una reunión dentro del círculo de poder, se declaró que la unidad alemana era "inevitable", según escribió Gorbachov en sus memorias. Entre otras cosas, se había decidido iniciar conversaciones entre las cuatro potencias victoriosas y ambos Estados alemanes, y considerar la retirada de las tropas soviéticas.
El gran avance se produjo durante una conversación con Kohl en Moscú, el 10 de febrero de 1990. "Tuvimos la aprobación de Gorbachov del proceso dos más cuatro y, sobre todo, su luz verde para regular los aspectos internos de la unidad alemana", escribió Kohl en su diario. Convenció a Gorbachov de que no eran las potencias vencedoras sino los estados alemanes los que debían determinar su futuro, de ahí la fórmula Dos más Cuatro.
Retirada de tropas solo para el ejército soviético
Uno de los puntos particularmente controvertidos fue el de la pertenencia a la OTAN de la Alemania unida. Moscú inicialmente abogó por un estatus neutral, mientras que los gobiernos de Alemania Occidental, en Bonn y Washington, estaban en contra. Al final, Gorbachov cedió. El Tratado Dos más Cuatro estipulaba finalmente que no se estacionarían tropas de la OTAN ni armas nucleares en el territorio de la RDA. La expansión de la OTAN en Europa del Este fue discutida de pasada, y diplomáticos occidentales señalaron que esto no sucedería. Sin embargo, eso no entró por escrito en el tratado.
Los críticos de Gorbachov en Rusia opinan que él debería haber exigido la retirada de las tropas británicas y estadounidenses de una Alemania unida. Martin Aust, historiador de la Universidad de Bonn, se muestra escéptico. "Sospecho que esto no habría sido posible", dijo Aust a DW. "Ese habría significado el viejo modelo que Stalin ofreció en 1952: la unificación de Alemania como un estado neutral. Adenauer lo rechazó en ese entonces. El gobierno de Kohl probablemente lo habría rechazado también."
¿Pidió Gorbachov demasiado poco dinero?
La segunda crítica fundamental contra Gorbachov es de orden monetario. Moscú había recibido muy poco por su aprobación, dicen los críticos. La Unión Soviética estaba económicamente hundida. Bonn ayudó y envió alimentos. En el verano de 1990, Moscú recibió un préstamo de cinco mil millones de marcos alemanes. Poco antes de la firma del Tratado Dos más Cuatro, Kohl y Gorbachov volvieron a negociar otros pagos. El canciller sugirió diez mil millones, Gorbachov quería 15 o más. El 10 de septiembre de 1990, acordaron 12 mil millones para la retirada de las tropas soviéticas, más otros 3 mil millones en forma de créditos.
El Gobierno Federal estaba aparentemente dispuesto a poner una suma mayor sobre la mesa. "Si Gorbachov hubiera dicho en su momento [febrero de 1990, N. de la R.], ‘ señor canciller, estoy de acuerdo, pero esto le costará a la República Federal de Alemania 50 u 80 mil millones', ¿hubiésemos podido decir no?", dijo Horst Teltschik, exasesor de Política Exterior de Kohl, en una entrevista con DW,
La fase con más contagios de coronavirus en marzo y abril fue un momento especialmente malo para muchas personas mayores en Alemania. En los asilos tuvieron que soportar semanas sin casi ningún contacto con el mundo exterior. El sistema de atención domiciliaria, en el que muchos cuidadores provienen de otros países de Europa del Este, pareció entonces estar al borde del colapso.
Según el Instituto Robert Koch, el 86 por ciento de las personas que murieron en relación con COVID-19 en Alemania, tenían, hasta el 18 de septiembre de 2020, 70 años o más. "La política y la sociedad han aprendido mucho, y ahora son más sensibles con el tema de la libertad de los residentes de los asilos", dice Helene Maqua, quien dirige el departamento de cuidado de ancianos en la Asociación Diocesana de Caritas del Arzobispado de Colonia. Después de las numerosas quejas sobre las medidas, a veces, muy estrictas, se han adoptado otro plan de actuación. navirus del estado de Renania del Norte-Westfalia ( NRW), se prohibieron, con solo unas pocas excepciones, todas las visitas "que no fuesen atención médica o de enfermería o necesarias por razones legales" en los asilos. Tuvieron que comer solos en sus habitaciones. No fue una situación fácil, especialmente para los residentes con demencia, quienes no podían entender por qué tenían que mantener distancia, y los familiares no los visitaban.
Entre tanto, como en la mayoría de los otros estados federales, las visitas están de nuevo permitidas en NRW, aunque por un tiempo limitado, con mascarilla ya distancia, porque rápidamente quedó claro el enorme estrés que supuso la ausencia de visitas para los ancianos.
Tam b i é n las personas mayores que viven en casa y reciben cuidados por parte de un servicio a domicilio o de 24 horas, tuvieron que aceptar ciertas restricciones: el llamado distanciamiento social. En una entrevista con el diario Frankfurter Rundschau a finales de abril, el investigador de envejecimiento Hans-Werner Wahl dijo: "Las emociones positivas, la sensación de ser necesitado, la ternura, todo eso se ha ido ahora. Es muy estresante".
Esto hace que el contacto con los enfermeros y cuidadores sea aún más importante para estas personas mayores. Sin embargo, al comienzo de la pandemia, el personal tuvo también sus propias dificultades, como informa Renata Föry. "Cuando se cerró la frontera germano-polaca a mediados de marzo, fue un caos absoluto, nadie sabía nada y algunas de nuestras cuidadoras se fueron por su propia cuenta a sus países de origen", dice la directora de Seniocare24, una agencia de contratación de cuidadores polacos. En ese momento, se decidió pagar un bono coronavirus de 300 euros para incentivar que se quedaran en Alemania. A finales de marzo, el Ministerio del Interior alemán dejó claro que los cuidadores (y conductores de camiones) de
Europa del Este podían viajar a Alemania. Fue una excepción.
Para proveedores de cuidados sanitarios, como Seniocare24, la situación, en gran medida, se ha normalizado. Sin embargo, según una estimación de la asociación industrial VHBP, en los 300.000 hogares alemanes en los que los cuidadores viven con las personas a las que cuidan, más del 90 por ciento ni siquiera trabaja para tales agencias, lo hacen ilegalmente.
Es probable que estos trabajadores ilegales hayan regresado a sus países de origen en marzo y no regresen durante mucho tiempo. Durante esta fase, "muchos de los que anteriormente contrataban cuidadores de Europa del Este recurrieron a nosotros", afirma Föry. Sin embargo, desde la apertura de la frontera en junio, cada vez más clientes le han dicho que han "encontrado a alguien en privado", lo que suele ser sinónimo de ilegalidad.
Föry no teme a condiciones similares a las de marzo, aunque la cantidad de infecciones por coronavirus está aumentando nuevamente. Después de una breve fase de caos, los políticos actuaron rápidamente: "Estoy muy agradecida al señor Spahn por ello".
Helena Maqua, de Caritas, piensa de forma similar. Solo al principio, las instituciones se sintieron abandonadas con la responsabilidad, lo que luego llevó a la excesiva cautela en algunos lugares. Pero ahora ya no se esperan confinamientos generalizados de asilos. Además, el estado de Renania del Norte-Westfalia ha establecido grandes existencias de materiales de protección; al comienzo de la pandemia, la escasez de guantes, máscaras u otra ropa fue un verdadero problema.
Los centros de ancianos también deben estar en cuarentena si se producen casos de coronavirus, pero con la ayuda y consideración de todos, estos pueden seguir siendo casos aislados. El virólogo Hendrik Streeck también enfatizó, durante una entrevista con la Agencia Alemana de Prensa, que él cuenta con "que la gente asume la responsabilidad, no solo de sí misma, sino también de otras personas. Casi todos conocemos a personas mayores o personas de riesgo, para las que el coronavirus puede ser peligroso".
(rmr/cp)