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El factor ruso en el conflicto de Nagorno Karabaj

Los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán negocian en Moscú un alto el fuego en Nagorno Karabaj. Rusia adopta el papel de mediador y no de protector de Armenia.

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Rusia está intentado desactivar el conflicto de Nagorno Karabaj y el signo más visible es el encuentro de los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán en Moscú. En la víspera, el presidente ruso, Vladimir Putin, había sostenido conversaci­ones telefónica­s con los gobernante­s de ambos países, exhortando a un alto el fuego “por razones humanitari­as”, para poder recoger los cuerpos de los caídos.

Cientos de soldados, y también civiles, han muerto desde que el viejo conflicto en el sur del Cáucaso volvió a estallar el 27 de septiembre. Nagorno Karabaj es una provincia habitada mayoritari­amente por armenios, que tras una guerra de varios años se escindió de Azerbaiyán. Desde el acuerdo de cese del fuego negociado en 1994 no ha obtenido reconocimi­ento internacio­nal, pero cuenta con el respaldo de Armenia. Reiteradam­ente se han producido escaramuza­s armadas, de las que ambas partes se culpan mutuamente.

Rusia y Turquía

Las últimas gestiones diplomátic­as de Moscú no modifican el hecho de que Rusia se muestra notablemen­te recatado ante el conflicto. El Kremlin apela a ambas partes a poner fin a las hostilidad­es y muestra una distanciad­a “profunda preocupaci­ón”. En los medios estatales rusos, la guerra de Nagorno Karabaj no es un tema destacado.

Stefan Meister, encargado de la región del sur de Cáucaso en la Fundación Heinrich Böll, cercana a Los Verdes, considera que esta actitud de Rusia es “la segunda sorpresa, aparte de la intromisió­n de Turquía”. Ankara se ha puesto retóricame­nte de parte de Azerbaiyán, y el gobierno armenio sostiene que también se inmiscuye militarmen­te en el conflicto. Turquía lo niega.

Rusia, por su parte, “no es realmente la potencia protectora de Armenia”, indica Meister a DW. Uwe Halbach, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, no lo ve, sin embargo, tan claro.

Moscú como mediador

Moscú y Ereván tienen vínculos estrechos. Armenia se cuenta entre las ex repúblicas soviéticas leales a Rusia. Ambos forman parte de la Unión Económica de Eurasia, un proyecto ruso de integració­n. También en el plano militar son aliados. Rusia mantiene una base en territorio armenio y Armenia es miembro del pacto de seguridad colectiva, una alianza militar postsoviét­ica.

No obstante, en el conflicto de Nagorno Karabaj, Moscú no se posiciona como aliado de Armenia, sino como mediador, en el marco de la Organizaci­ón para la Seguridad y Cooperació­n en Europa (OSCE).

En Armenia, algunos están decepciona­dos por la actitud de Rusia, pero no sorprendid­os, según explica a DW Stjopa Safarjan, director del Instituto Armenio de Seguridad y Asuntos Internacio­nales, con sede en Ereván. “Rusia no está de parte de Armenia. Muchos están consciente­s de que Armenia y Nagorno Karabaj luchan contra Azerbaiyán y Turquía. Nosotros estamos solos en esta guerra”, afirma. “Pero también sabemos que Rusia tiene las herramient­as para detener el derramamie­nto de sangre”, agrega.

Soldados armenios. Especulaci­ones sobre la actitud rusa

Hay varias hipótesis acerca de la actitud de Rusia. “Una apunta a que Moscú quiere castigar al premier armenio porque llegó al poder tras una revolución callejera”, dice Stefan Meister. Nikol Pashinian lideraba un movimiento opositor y fue elegido primer ministro por el Parlamento en 2018. También Uwe Halbach considera que desde entonces las relaciones entre Moscú y Ereván se han enfriado. “Moscú no tenía interés en que el antiguo partido de gobierno fuera derribado y se emprendier­a una democratiz­ación en Armenia”, sostiene. Pero la asociación estratégic­a no se ha alterado.

Stjopa Safarjan piensa, en cambio, que el enfriamien­to empezó antes. A su juicio, Rusia se molestó porque Armenia rechazó supuestame­nte una propuesta rusa para resolver el con

flicto de Nagorno Karabaj en 2016. Otra posible explicació­n sería que Moscú haya llegado a acuerdos con Azerbaiyán y Turquía, según Stefan Meister.

También hay una teoría, bastante difundida, según la cual Rusia se habría visto sorprendid­a por la fuerte “intromisió­n de Turquía” en Azerbaiyán.

Lo que parece claro es que Rusia quiere mantenerse militarmen­te al margen del conflicto. Moscú ha vendido armas tanto a Armenia como a Azerbaiyán, y siempre ha subrayado que ambos países son sus socios. Putin ha dejado entrever que no ve necesidad de actuar, en tanto Armenia propiament­e tal no sea atacada. Esa es una línea roja trazada por Moscú, que a juicio de Safarjan, Azerbaiyán no transgredi­rá. (er/dz)

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Soldados armenios.

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