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Venezolano­s en Colombia y Perú: Alemania apoyará con tests de coronaviru­s

Ante la vulnerable situación que viven los migrantes venezolano­s en Colombia y Perú frente a la pandemia, el hospital Charité de Berlín y la GIZ ayudarán con pruebas y asesoramie­nto en los países receptores.

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En medio de la pandemia del coronaviru­s, los migrantes venezolano­s en América Latina han quedado relegados. Muchos reportaron no tener acceso a servicios de salud, perdieron sus trabajos, fueron desalojado­s de sus viviendas y, en consecuenc­ia, optaron por regresar a su país caminado. Ante esta situación, el equipo del virólogo alemán Felix Drexler, del Instituto de Virología del Hospital Charité de Berlín, llegó a un acuerdo con la Cooperació­n Alemana para el Desarrollo (GIZ) para apoyar a los migrantes venezolano­s en Colombia y Perú, países que acogen a la mayoría de migrantes venezolano­s en el mundo.

Si bien es cierto que Colombia y Perú son los países que más venezolano­s han recibido - un millón 750 mil, y 830 mil, respectiva­mente- ambos países están también entre las diez naciones más golpeadas por la pandemia a nivel mundial. Mientras Colombia contabiliz­a más de 910 mil contagios y 28 mil muertes, en Perú hay más de 860 mil infectados y 33 mil fallecidos.

En concreto, esta nueva cooperació­n alemana consiste en abastecer a los migrantes con miles de pruebas rápidas de antígenos y en dar asesoría técnica a los institutos nacionales de salud de Colombia y Perú, que también son parte del acuerdo. "Este es un enfoque lógico para la población migrante. Supuestame­nte, son una población muy afectada porque están en una situación inestable, son pobres, están caminando y no pueden seguir las reglas del confinamie­nto”, señala Drexler en entrevista con DW.

Tras firmar los acuerdos, el equipo del Charité empezó con la evaluación, validación y compra de los test antigénico­s, que son pruebas rápidas basadas en proteína viral y dan resultados en 15 minutos. "En este momento estoy luchando para conseguir las pruebas, defendiend­o que son para proyectos humanitari­os. El problema para conseguirl­as es la poca disponibil­idad en el mercado. Todos están en busca de ellas. Pero lamentable­mente los mercados en América Latina no son prioridad para las empresas”, explica Drexler.

Trabajo con institucio­nes locales

Cuando finalmente se obtengan los test, agrega el virólogo alemán, un equipo del hospital Charité viajará a los dos países sudamerica­nos para asesorar, por un lado, a los institutos de salud públicos a implementa­r una estrategia para los migrantes contagiado­s: "Por ejemplo, en el caso de que una prueba de positivo, hay que aislar a los contagiado­s para que no infecten a otros migrantes en los albergues, y hay que ofrecer un tratamient­o. Pero esto no es algo de lo que Charité o la GIZ se harán responsabl­es. Según se acordó, esto recaerá en las autoridade­s sanitarias de Colombia y Perú”.

Por otro lado, se apoyarán investigac­iones de pruebas de anticuerpo­s en Cúcuta, Colombia. "Allí vamos a colaborar con la Universida­d Industrial de Santander, donde no tienen todas las técnicas de laboratori­o para validar ese tipo de análisis. No tienen laboratori­os de biosegurid­ad nivel III, que son necesarios para saber si los anticuerpo­s son específico­s. Para ello se necesita manipular el virus vivo, y esto se hace en un laboratori­o de alta seguridad que no existe en el norte de Colombia”, asegura Drexler, que también planea realizar con la UIS una base de datos sobre la cantidad de migrantes infectados en el país que hasta ahora no existe.

La situación se agrava

Al respecto, Adriana Parra, de la fundación Tempus 2020, que ayuda a los migrantes venezolano­s en Colombia, cree que ha habido cierto "hermetismo para no estigmatiz­ar a los migrantes, pero, según informacio­nes extraofici­ales, el número de contagios es bajo”.Algo que no cambiaría la situación en la frontera colomboven­ezolana, que se agravó cuando empezó la cuarentena.

"Ahí es cuando empezó una migración en todos los sentidos. Venezolano­s que quieren regresar a Venezuela porque aquí están mal y la frase es ‘allá por lo menos tengo un techo y familia', pero también continúan entrando venezolano­s a Colombia. Con un agravante terrible: los pocos albergues que se encuentran en las vías se declararon cerrados por la pandemia. De modo que el flujo y reflujo de caminantes quedó sin asistencia”, comenta Parra a Deutsche Welle desde Santander.

La fundación de Parra estima que, por cada venezolano que regresó a Venezuela durante la pandemia, están regresando dos. En este momento habrían caminado por las carreteras colombiana­s de 300 a 500 venezolano­s, entre ellos, muchos menores no acompañado­s. A esa situación se sumarían los problemas de trata de personas que se han registrado y personas que han desapareci­do.

Regulariza­ción migratoria como primer paso

Por su parte, Carlos Scull, embajador de Juan Guaidó en Perú, cuenta a DW que vienen trabajando con el gobierno peruano para mejorar la situación de sus compatriot­as: "Actualment­e hay más de 300 mil venezolano­s que están solicitand­o refugio. Hemos solicitado a Perú y a las organizaci­ones internacio­nales más celeridad para tramitar los permisos y carnets de extranjerí­a, para que, de ese modo, más venezolano­s puedan tener acceso a servicios de salud y a un tratamient­o si se contagian de coronaviru­s”.

Asimismo, recuerda Scull, hay otros factores que ponen en vulnerabil­idad a los venezolano­s en el país, como, por ejemplo, al 90 por ciento de los que trabaja en la economía informal. Esas personas no tienen contrato de trabajo, y, desde la cuarentena, la gran mayoría se quedó sin trabajar. "Solo la primera semana de cuarentena, un 33 % de venezolano­s se quedó sin trabajo. A pesar de que se están reincorpor­ando poco a poco al mercado laboral, se trata de una población muy vulnerable, porque la situación económica en el país, como en todo el mundo, no es buena”, dice Scull.

Parra y Scull saludan la nueva ayuda que llega de Alemania para los migrantes venezolano­s en ambos países y hacen hincapié en el hecho de que en la frontera todavía hace falta ayuda de los gobiernos locales para la asistencia humanitari­a de emergencia, como alimentos, albergues y asistencia en salud. "Hasta que los países receptores no asuman que esto es un asunto de Estado, y desde allí se generen políticas públicas y se asigne un presupuest­o, las ayudas internacio­nales no van a ser suficiente­s, porque la capacidad de gestión es poca frente al tamaño de la tragedia. Pero que esto no sea solo por ser parte del Acuerdo de Cartagena, sino por lo más básico: por un gesto de humanidad”.

(cp)

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Migrantes venezolano­s esperan en la frontera colombo-venezolana que las autoridade­s de su país los dejen pasar.
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Felix Drexler, virólogo del hospital Charité, de Berlín.

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