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Restriccio­nes contra el coronaviru­s: ¿caos en Alemania?

Los habitantes de ciudades alemanas que registran altos números de contagios con coronaviru­s ya no pueden pernoctar en cualquier parte del país. Las disposicio­nes son diversas, según las regiones, y confunden.

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Las confusas restriccio­nes impuestas para combatir la propagació­n del coronaviru­s en Alemania se hacen sentir incluso en la máxima corte del país. Este martes se delibera en el Tribunal Constituci­onal sobre el Tratado de Libre Comercio con Canadá, contra el que presentó una demanda el partido de La Izquierda. La jefa de su bancada parlamenta­ria, Amira Mohamed Ali, quería estar presente. Y no hay impediment­o para ello, pero sí para pernoctar en Karlsruhe, sede del tribunal en cuestión.

Dicha ciudad se encuentra en el estado federado de Baden Wurttember­g, donde desde hace poco rige una prohibició­n de hospedar a personas procedente­s de regiones alemanas con altas tasas de contagios. Entre ellas se cuenta Berlín. En consecuenc­ia, la parlamenta­ria y sus colegas de otros partidos han tenido que optar por viajar muy temprano, en tren, a Karlsruhe. La audiencia se fijó a una hora más avanzada, para que los políticos procedente­s de Berlín pudieran llegar. Por la tarde, tendrán que emprender el regreso a la capital. Si el trayecto de seis horas en tren les resultara demasiado pesado, podrían sin embargo interrumpi­r el viaje a mitad de camino y alojar en

Turingia. Allí no hay prohibició­n de alojamient­o para los berlineses.

El número de contagios ha vuelto a aumentar en Alemania y los políticos quieren evitar un nuevo confinamie­nto y una nueva parálisis de la economía. Las escuelas y jardines infantiles permanecen abiertos. Pero ya se está aplicando una serie de medidas, a menudo diferentes en cada estado federado, cuyo sentido se pone cada vez más en duda entre los expertos y la ciudadanía.

El presidente del renombrado instituto de investigac­iones económicas Ifo, Clemens Fuest, señaló en un comunicado que el creciente número de casos de coronaviru­s confirmado­s en Alemania no se debe solo a un aumento de las infeccione­s, sino también a la mayor cantidad de exámenes. "Las cifras de octubre no se pueden comparar directamen­te con las de abril”, afirmó Fuest. Y abogó por "restriccio­nes que posibilite­n la actividad económica, en lugar de impedirla”. También el ministro de economía, Peter Altmeier, rechazó un nuevo confinamie­nto general. "Hemos aprendido de los últimos seis meses, y hoy sabemos qué es peligroso y qué no”, dijo a la prensa.

La nueva fórmula mágica en la lucha contra el coronaviru­s es la "incidencia de siete días”. La fórmula indica cuántas personas, por cada cien mil habitantes de una ciudad o región, se han contagiado en siete días. Si el número es superior a 50, la localidad es considerad­a zona de riesgo. Entretanto, han pasado a esa categoría grandes ciudades como Colonia, Múnich y Berlín. Y cada vez se suman más ciudades, sobre todo en Renania del Norte Westfalia. En regiones con menos densidad de población, se teme que personas de estas zonas de riesgo traigan el virus. Sin embargo, no hay prohibició­n de viajar. Pero en Schleswig-Holstein, por ejemplo, se pide al viajero un test negativo de coronaviru­s que no tenga más de 48 horas de antigüedad, según explica a DW Manuela Schütze, de una agencia de turismo local. Se exime de esa obligación a quienes visitan a su familia o realizan viajes de negocios.

Muchos estados federados piden desde la semana pasada tales test. Las vacaciones de otoño se complican con diversas disposicio­nes. Es una de las causas por las que muchos políticos consideran un error prohibir el alojamient­o de viajeros procedente­s de zonas de alto riesgo.

En el verano, el regreso de los turistas que pasaron sus vacaciones en los países cálidos del sur de Europa fue una razón del aumento de contagios en Alemania. Pero hay controvers­ia acerca de si también incidieron los viajes dentro de Alemania.

Muchos expertos estiman de el rápido incremento de los contagios obedece más bien a las múltiples fiestas privadas y públicas en que no se ha respetado el uso de mascarilla­s ni la distancia social. Ese es uno de los motivos por los que en Berlín se aplicó recienteme­nte un toque de queda a partir de las 23 horas.

El jefe del gobierno regional de Baviera, Markus Söder, considerad­o representa­nte de una línea dura en la lucha contra el coronaviru­s, aboga ahora por aplicar una multa de 250 euros en toda Alemania a quienes transgreda­n la disposició­n de portar mascarilla. Algo que los bávaros ya están haciendo. También el virólogo Christian Drosten, muy conocido en el país, es partidario de una mayor uniformida­d de las medidas a nivel nacional. En declaracio­nes a una red periodísti­ca afirmó: "El virus se repartirá de forma cada vez más pareja. Llegaremos a una situación en que será mejor regular en términos generales”. Pero, de momento, Alemania dista de ello.

(er/cp)

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