Deutsche Welle (Spanish edition)
Ambientalistas hondureños: un premio Sájarov manchado de sangre
En la recta final hacia el Premio Sájarov, el asesinato de uno de los finalistas que defienden el río Guapinol evidencia la vulnerabilidad de los ambientalistas en Honduras.
La edición 2020 del prestigioso galardón del Parlamento Europeo va un poco más allá y viene manchada de sangre: si se ha secado ya la de la Berta Cáceres, defensora del río Gualcarque asesinada en 2016, la de Arnold Joaquín Morazán, uno de los 32 acusados por defender el río Guapinol, está muy fresca.
A semejanza del caso de Cáceres, Morazán, pequeño agricultor y miembro de una iglesia evangélica, fue asesinado a tiros en su casa. Es el segundo que muere de los 32 acusados por protestar, entre agosto y octubre de 2018, contra una concesión minera en el Parque Natural Carlos Escaleras.
"La comunidad está cercada por militares armados y hay mucha tensión”, explica a DW Leonel George, defensor de derechos humanos de Tocoa, ciudad cercana a Guapinol. "Que haya un grupo armado pagado por la empresa que intimida a los miembros del comité y a sus familiares infunde mucho temor”, subraya.
"Es sumamente preocupante la situación de los defensores de la tierra y el medio ambiente en Honduras”, explica a DW Manon Cabaup, especialista de la Federación Internacional de Derechos Humanos.
"Hay un verdadero aumento de la represión y el asesinato de Arnold Joaquín Morazán (y que el autor intelectual del asesinato de Berta Cáceres no haya ido aún a juicio), lo ejemplifica: su criminalización y la impunidad son las dos caras de la misma moneda”, subraya.
La base del problema son los megaproyectos mineros, como en el caso del río Guapinol, o hidroeléctricos, como en el caso del río Gualcarque: se llevan a cabo sin consulta previa, violan derechos territoriales o ambientales, afectan a las poblaciones. Éstas protestan. Son acusadas de terrorismo.