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¿Qué beneficios traería una economía del decrecimiento?
La expansión del PIB es el sello distintivo de una economía sana, ¿o no? Algunos economistas creen que, por el bien de la salud del planeta, debemos dejar de crecer. Estas son sus razones.
Estamos acostumbrados a escuchar a políticos y expertos en políticas hablar sobre el crecimiento económico, celebrando cuando este aumenta, y vender sus proyectos y políticas favoritas como clave para impulsar ese crecimiento.
El problema es que, a medida que la economía se expande, también lo hace nuestro consumo de recursos. Los desechos, las emisiones de gases y otras contaminaciones también aumentan. Por eso muchos se preguntan: ¿podemos realmente seguir expandiendo infinitamente nuestras economías en un planeta de recursos finitos?
Entre los que abogan por un enfoque completamente diferente se encuentran los ecologistas, economistas y activistas cuyas preocupaciones centrales no son solo el medio ambiente, sino la justicia social. Estas son las razones por las cuales este podría ser el momento de deshacerse del crecimiento económico:
Fue solo a mediados del siglo XX que el producto interno bruto (PIB) se convirtió en la medida de referencia del éxito económico, proporcionando una métrica para la competencia entre el capitalismo y el comunismo.
Sin embargo, en 1972, el Club de Roma, un grupo de jefes de estado, economistas y líderes empresariales, publicó un estudio que acaparó los titulares: "Los límites del crecimiento”. Predijeron que la expansión económica descontrolada conduciría al agotamiento de los recursos, al colapso económico y al desastre ecológico.
Estas predicciones resonaron durante la crisis energética de la década de 1970, cuando la escasez de petróleo hizo que su precio se disparara y el crecimiento económico se desacelerara. Pero, con el acceso a nuevas fuentes de petróleo, el debate impulsado por el estudio se apagó. La expansión del PIB se volvió cada vez más central no solo para la política económica, sino para casi todos los proyectos globales destinados a hacer del mundo un lugar mejor.
El "trabajo decente y el crecimiento económico" figura, junto con el "hambre cero" y la "acción climática", entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Incluso el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático modela escenarios de reducción de emisiones bajo el supuesto de que la economía global duplicará aproximadamente su tamaño de aquí a mediados de siglo.
Pero los argumentos en contra de la expansión económica descontrolada no han desaparecido, y los estudios han demostrado que las predicciones de "Los límites del crecimiento” sobre el uso de recursos y su impacto ecológico se han confirmado en gran medida.
Aún así, se plantea el debate sobre si podemos romper el vínculo entre crecimiento económico y daño ambiental.
Los defensores del "crecimiento verde" argumentan que podemos mantener en funcionamiento nuestros sistemas económicos de forma muy similar a la actual, cambiando la energía de combustibles fósiles por energías renovables, utilizando menos energía en general y reciclando más.
Los que están en contra, sin embargo, dicen que convertir el volumen actual de producción industrializada y consumo desechable que tenemos ahora en un sistema circular es simplemente imposible.
Y quizás lo más importante es que en un sistema diseñado para seguir expandiéndose, los ahorros en energía y el uso de recursos tienden a destinarse a aumentar la producción y las ganancias, lo que significa que, en general, los impactos ambientales pueden permanecer iguales o incluso aumentar.