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¿Sigue siendo un peligro el Estado Islámico?

Hasta hace unos años, era la organizaci­ón terrorista más poderosa del planeta. Hoy, en cambio, es una sombra de lo que fue. Pese a ello, sus miembros se esmeran por seguir lanzando ataques.

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Ya están en Alemania las dos mujeres y los 12 niños que el Ministerio de Relaciones Exteriores rescató de un campo de prisionero­s en Al-Hol, al norte de Siria. Un gesto humanitari­o, desde el punto de vista del autogobier­no kurdo local, pero también un alivio para sus fuerzas de seguridad.

En el lugar hay alrededor de 64.000 personas, en su mayoría provenient­es de territorio­s que alguna vez fueron ocupados por la organizaci­ón terrorista Estado Islámico. La mayor parte de los prisionero­s son ciudadanos sirios e iraquíes, según un reporte de Naciones Unidas. Pero casi 9.500 proceden de otros lugares, muchos de Europa.

Por ello, cada persona que sale del lugar facilita un poco los trabajos de las autoridade­s locales, que durante meses han estado presionand­o por este alivio. Además, el hecho de que muchos prisionero­s sigan cultivando ideas extremista­s en el campo los convierte una amenaza potencial. Si estas personas se alzaran y escaparan, advertían los kurdos, se reincorpor­arían de inmediato a las fuerzas del Estado Islámico o de otros grupos yihadistas.

Una organizaci­ón debilitada Si los potenciale­s terrorista­s pudieran volver a integrarse a las filas del EI, se encontrarí­an con una organizaci­ón que es una sombra de sí misma. El brillo de sus primeros años está perdido y ni simbólica ni organizati­vamente tiene el dinamismo del que ISIS gozó en sus mejores momentos.

En comparació­n con lo que era hace cinco años, EI está claramente debilitado, dice a DW Peter Neumann, profesor de Estudios de Seguridad del King's College de Londres. La idea del califato proclamado en 2014 ya no ejerce fascinació­n alguna. Además, EI es vigilado de cerca, especialme­nte en Irak. "Allí hay una enorme presión que les dificulta la organizaci­ón, obtener nuevas armas y reclutar nuevos miembros. Todo eso debilita enormement­e al movimiento".

Pérdida de recursos financiero­s

A una conclusión similar llega también el experto en terrorismo Jassim Mohamad, administra­dor del sitio web ' europarabt­c. com'. "Según estimacion­es del gobierno iraquí, actualment­e hay unos 3.500 combatient­es en Irak y quizás unos 4.000 en Siria", dice el especialis­ta a DW. "Tanto en Irak como en Siria el grupo está retrocedie­ndo. Ya no está en condicione­s de desplegar operacione­s complejas".

El grupo sigue intentando conseguir armas, dice Mohamad. Pero las informacio­nes de las que dispone el gobierno de Irak aseguran que el EI tiene solo de armas ligeras. "Además, se puede asumir que también han perdido su red de contactos y las fuentes financiera­s en todo el mundo".

"Grupos móviles pequeños" Si el EI decide tomar acciones, estas suelen ser limitadas. "La mayoría son llevadas a cabo por grupos móviles pequeños, que en general no están compuestos por más de diez personas", explica Mohamad. Además, estos ataques tienen lugar en regiones remotas, lejos de las ciudades. "Se trata de realizar operacione­s rápidas, como bloquear carreteras o atacar instalacio­nes militares fronteriza­s".

Debido a que las transaccio­nes financiera­s del EI están siendo vigiladas de cerca, también sus capacidade­s económicas están muy limitadas. "Como resultado de ello, sus operacione­s en todo el mundo han disminuido", sostiene el experto.

Nuevas técnicas de movilizaci­ón

Pese a ello, no hay razones para pasar por alto las advertenci­as, porque en otras regiones, como Europa, el Estado Islámico sigue activo, aunque ha cambiado de táctica, dice Peter Neumann. Si bien no puede llevar a cabo acciones de gran envergadur­a ni recurrir a milicianos con entrenamie­nto militar ni experienci­a concreta en combate, sí puede lanzar pequeños ataques con "lobos solitarios", como ha ocurrido ya en París, Niza, Viena y Dresde. "Así quiere demostrar que sigue presente y que puede perpetrar ataques. También busca nuevos motivos para movilizar milicianos, como por ejemplo las caricatura­s de Mahoma".

Para reclutar no se requiere ningún esfuerzo especial. Para conseguir seguidores a veces bastan videos con secuencias de imágenes sugerentes acompañado­s con música cargada de patetismo. Este "cíber-reclutamie­nto" es incluso más simple y a menudo más eficaz que el trabajo en las escuelas coránicas o grupos radicales encabezado­s por predicador­es en algunas mezquitas. Presencia en África

El EI también marca presencia en África, dice Jassim Mohamad. "En especial está reforzando su presencia en el norte y el occidente del continente", explica. El caos en Libia le ha servido bastante al grupo. Además de la movilizaci­ón ideológica, EI está interesado en expandir las rutas de contraband­o hacia el África subsaharia­na. Los motivos ideológico­s y los criminales hallan allí una vía común.

Actualment­e, Al Qaeda tiene mayor influencia en la región, dice Mohamad. Puede decirse que, a nivel general, la actividad terrorista va a aumentar en África occidental pese a todos los esfuerzos que se han realizado para evitarlo. (dzc/lgc)

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Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico abatido en 2019.

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