Deutsche Welle (Spanish edition)
Gran parte de los contagiados con coronavirus tienen secuelas a largo plazo
Dolor muscular, fatiga y problemas psicológicos: según un estudio de China, dos tercios de los pacientes con COVID-19 siguen sufriendo las secuelas de la enfermedad seis meses después de haberse contagiado.
El coronavirus pasa factura, de una manera u otra, a los contagiados. Un nuevo estudio sugiere ahora que incluso aquellos que están oficialmente recuperados, con frecuencia no suelen estar sanos.
El dolor muscular, la fatiga y los trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, son las secuelas más comunes y a largo plazo después de una infección con SARS-CoV-2, dicen los investigadores de un estudio de cohorte publicado en la revista especializada
Según los resultados de dicho estudio, alrededor de dos tercios de los pacientes siguen sufriendo uno o más síntomas seis meses después de haber superado la fase aguda de la enfermedad.
"Nuestro análisis muestra que la mayoría de los pacientes sobreviven después del alta del hospital con al menos algunas de las secuelas del virus y subraya la necesidad del seguimiento (del paciente) después del alta, especialmente para aquellos con infecciones graves", dice Bin Cao, uno de los autores del estudio y subdirector del Centro Nacional de Investigación Clínica de Enfermedades Respiratorias.
Los científicos examinaron a
Lancet.
1.733 personas infectadas que fueron dadas de alta del Hospital Jin Yin-tan en la ciudad china de Wuhan entre el 7 de enero y el 29 de mayo de 2020. La edad promedio de los examinados fue de 57 años. El 52 por ciento fueron hombres y el 48 por ciento, mujeres. La mayoría de los enfermos (1.172 pacientes) dependían del suministro adicional de oxígeno.
Los pacientes fueron examinados de nuevo entre mediados de junio y principios de septiembre de 2020. Con la ayuda de cuestionarios, test de laboratorio y pruebas de resistencia, los científicos descubrieron que el 76 por ciento tenía al menos una secuela desde el principio de la enfermedad.
El 63 por ciento reportó cansancio o debilidad muscular, mientras que el 26 por ciento reportó dificultad para dormir y el 23 por ciento, ansiedad o depresión. Los investigadores notaron que las mujeres tenían más probabilidades de tener problemas de salud mental que los hombres.
Las pruebas de laboratorio también mostraron que el 13 por ciento de los pacientes, cuya función renal era normal durante la estancia en el hospital, esta disminuyó durante el seguimiento de atención al paciente.
En personas que estuvieron gravemente enfermas, incluso meses después, la función pulmonar seguía deteriorada e incluso con un peor abastecimiento de oxígeno del organismo.
Los resultados de los investigadores chinos coinciden con los de otros estudios realizados hasta la fecha sobre las secuelas del COVID-19 a largo plazo, pero los científicos señalan, no obstante, algunos errores en su estudio.
La proporción de sujetos con enfermedades pulmonares y cardíacas crónicas en el grupo estudiado es relativamente baja. Sin embargo, la información al respecto no se basa en estudios de científicos, sino en información proporcionada por los pacientes. Esto podría haber dado lugar a evaluaciones incorrectas.
Además, las personas infectadas con síntomas leves de COVID-19 no formaron parte de la cohorte examinada, porque este grupo de pacientes ni siquiera estuvo ingresado en el Hospital Jin Yin-tan, sino que recibió atención en los llamados "hospitales refugio".
"Este hecho podría distorsionar el número de personas que sufren secuelas a largo plazo, después de una infección por COVID-19", dice Jördis Frommhold, médico jefe del departamento de enfermedades respiratorias y alergias de MEDIAN Klinik Heiligendamm. La clínica ofrece rehabilitación, una vez superada la infección.
Además de los pacientes que apenas tienen síntomas y que luego están en forma de nuevo y de los que deben recibir un tratamiento médico intensivo con un transcurso más severo, hay un tercer grupo, dice Frommhold.
"Estos pacientes tienen un transcurso más leve, solo pueden ser hospitalizados por un período breve y luego desarrollan síntomas después de uno a tres meses", dice. Al igual que los médicos chinos, Frommhold también descubrió que la fatiga y la debilidad muscular son las secuelas más comunes a largo plazo.
Pero también los pacientes con problemas neurológicos, dolor en las articulaciones y caída de cabello acuden al médico, porque se sienten totalmente inseguros, porque no entienden lo que les pasa.
Frommhold siente satisfacción con cada estudio que llegue al fondo de las posibles secuelas a largo plazo por COVID-19. La mayoría de las 300 personas, que se han sometido hasta ahora a rehabilitación en Heiligendamm, tiene entre 30 y 65 años y no puede ni llevar una vida normal ni trabajar.
"Las personas que sufren secuelas tardías después de un transcurso leve a menudo ni siquiera saben a dónde acudir", dice Frommhold. Los médicos de familia con frecuencia no pueden ayudar, y los servicios de postratamiento solo están disponibles para aquellos que han tenido un transcurso grave.
(rmr/few)
de dióxido de carbono aumentaron ligeramente menos en 2020 que en 2019, no podemos dormirnos en los laureles. Mientras las emisiones mundiales netas no se reduzcan a cero, el CO2 continuará acumulándose en la atmósfera y provocando un nuevo cambio climático", advirtió Vincent-Henri Peuch, responsable del servicio de vigilancia de la atmósfera de Copernicus.
Por otro lado, Europa registró el año más cálido, con +0,4 ºC respecto a 2019 y +1,6 ºC respecto al periodo de referencia de 1981-2010. La temperatura se situó más de 2,2 ºC por encima del periodo preindustrial.
En la región ártica, especialmente en Siberia, el año pasado también estuvo marcado por una temporada de incendios forestales "excepcionalmente dinámica", liberando 244 megatoneladas de CO2, es decir, "más de un tercio de más que el récord de todo 2019".
JU ( efe, afp, elpais. com, deutschlandfunk.de)
porque inhibe la ARN polimerasa y, como remdesivir, se dice que actúa contra varios virus ARN. En 2014 se utilizó con éxito contra el ébola. En 2016, el Gobierno japonés suministró favipiravir a Guinea como ayuda de emergencia para combatir la epidemia de ébola. Según estudios actuales, el medicamento puede acortar el tiempo de la enfermedad, pero tiene efectos secundarios muy fuertes. la cloroquina para tratar a los enfermos de COVID-19.
Entretanto, sin embargo, varios estudios han demostrado que esas drogas no ayudan a combatir el SARS-CoV-2. Los resultados de las investigaciones publicadas en la revista científica "Nature" por científicos del Centro Alemán de Primates (DPZ) de Gotinga, la Charité de Berlín y el Hospital Universitario de Bonn demuestran que la cloroquina no es un medicamento adecuada para el tratamiento de una infección por el SARS-CoV-2, simplemente no funciona.
Principios activos contra el VIH, cáncer, esclerosis múltiple y asma
También se ha depositado mucha esperanza en un medicamento contra el VIH con la combinación de ingredientes activos lopinavir/ritonavir. Kaletra, de la compañía farmacéutica estadounidense AbbVie ya se ha utilizado también contra COVID-19 en China, Tailandia y Singapur. Sin embargo, los resultados no son concluyentes y se seguirá investigando.
Según la Asociación de Empresas Farmacéuticas Basadas en Investigación, también se está probando la eficacia de varios anticuerpos e inmunoterapéuticos contra el nuevo coronavirus. Entre las sustancias activas ya aprobadas o experimentales se encuentran el anticuerpo leronlimab, de CytoDyn, desarrollado originalmente contra el VIH y el cáncer de mama, y la sustancia activa brilacidina, de Innovation Pharmaceuticals, que en realidad estaba destinada a la terapia de enfermedades inflamatorias intestinales y de la mucosa bucal. Además, se está probando un gran número de principios activos, que en realidad se usan contra la influenza, el cáncer de mama, artritis, asma, pancreatitis y hepatitis.
El medicamento antiinflamatorio dexametasona ya se está utilizando. Los estudios han demostrado que este corticoesteroide puede reducir la mortalidad en aproximadamente un tercio en los pacientes en estado crítico que dependen del oxígeno.
En China, el fármaco contra esclerosis múltiple de Novartis, fingolimod, y el fármaco contra el cáncer, bevacizumab, se han utilizado en pacientes de COVID-19 con problemas pulmonares agudos. El anticuerpo de Roche tocilizumab, que se utiliza normalmente para la artritis reumatoide y otras formas de artritis, también se aplica en casos de daño pulmonar causado por el patógeno del SARSCoV-2.
Un consorcio alemán dirigido por el Centro Alemán de Primates de Gotinga también está planificando ensayos clínicos con el principio activo mesilato camostat. Este ingrediente activo, que está aprobado en el Japón para el tratamiento de la pancreatitis, inhibe una enzima de las células pulmonares que es esencial para la invasión de los virus del SARS-CoV-2.
(gg/rmr/few)