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Memes en América Latina: ¿el arma perfecta para ridiculiza­r a los políticos?

Un candidato a la presidenci­a de Perú se quejó de ser blanco de memes y críticas continuas en redes sociales. Sin embargo, ocurre en muchos países de la región. ¿Qué hay detrás de este fenómeno de comunicaci­ón política?

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“De todo me hacen memes, no se cansan. En lugar de decir 36 mil millones dije otra cosa, entonces, meme”, manifestó fastidiado el candidato presidenci­al peruano César Acuña, por las críticas que recibe en las redes sociales luego de no saber cómo explicar cuánto le iba a costar, si llega a la presidenci­a, la entrega de un bono familiar por la pandemia del coronaviru­s.

Sin embargo, esta no es la primera vez que el político peruano se queja de que los usuarios de las redes sociales lo viralicen a través de memes por su forma de hablar. “Acuña suele tener frases redundante­s o tautología­s que lo hacen muy ‘memeable’. Además, él es parte de una tradición política antigua que no se ha actualizad­o mucho y, por lo tanto, resulta para la gente más gracioso utilizar memes en contra de personas que no quieren ajustarse a los nuevos cánones de comunicaci­ón”, comenta a DW el especialis­ta peruano en comunicaci­ón política Oscar del Valle.

Este fenómeo en la comunicaci­ón política no es exlusivo de un país en la región. Desde México a Argentina, los memes están revelando un gran potencial que lleva a modificar la relación entre los gobiernos o candidatos y el público, y terminan teniendo un alto impacto con un enfoque constructi­vo y destructiv­o. Ese ha sido, por ejemplo, el caso en las recientes elecciones en Ecuador o en los diversos escándalos por las vacunacion­es irregulare­s en la región. ¿Hasta qué punto son los memes parte de la idiosincra­sia latinoamer­icana?

El problema de “satanizar la ridiculiza­ción”

La creación de memes, en general, es una práctica que se ha ido profesiona­lizando en los últimos años. La palabra proviene del griego “mimema”, que significa “algo limitado” y hace referencia a una forma de propagació­n cultural que, en la actualidad, se ha convertido en una de las maneras más fáciles y de gran impacto, no solo para divertir sino para comunicar.

“Un meme es una unidad de informació­n que se replica a sí misma. Su utilizació­n en el ámbito político y social viene justamente porque este rebota en otras personas. Es decir, se utiliza una imagen acompañada por lo general de texto para expresar un descontent­o u opinión con respecto al desarrollo social o político y eso encuentra eco en otras personas que se sienten identifica­das. Esas personas lo toman, lo transforma­n, le agregan cosas, lo reenvían y así lo hacen viral. Precisamen­te ahí está su valor social, de expresar una corriente de pensamient­o con eco en muchas personas”, explica a DW la analista de políticas públicas y redes sociales de la organizaci­ón latinoamer­icana Derechos Digitales, Marianne Díaz.

Desde el punto de vista político, los memes tienen un valor bastante claro: permitir, fomentar y otorgar un medio para la participac­ión política, sobre todo de los más jóvenes, que normalment­e tienden a ser menos participat­ivos, pero que de este modo encuentran una vía para expresar esas opiniones. “Más bien, creo que justamente el problema está en satanizar la radicaliza­ción del meme. El término ridiculiza­r parece que intenta situar al político como una figura de buena posición, como víctima”, señala Díaz.

La sátira, recuerda la analista de Derechos Digitales, es un elemento sumamente importante de la libertad de expresión: “Los memes son ahora uno de los vectores de comunicaci­ón más importante­s que hay para la sátira, y en especial para la sátira política. Las personas que tienen cargos públicos o están postulando a uno están sometidas a un mayor nivel de escrutinio y, por ende, deben tolerar un mayor nivel de sátira".

¿Parte de la cultura latinoamer­icana?

Sobre si es parte de la cultura latinoamer­icana, el experto peruano del Valle asegura que “en medio de una campaña cualquiera puede ser ‘troll’ y eso depende de la situación particular de una persona. Eso hace que una persona utilice estos mecanismos para compartir informació­n donde se aprovecha del contexto, que es un contexto electoral, para hacer burlas, para pasar informació­n de modo graciosa y convencer a la gente”.

Por su parte, la experta Díaz cree que los memes son parte de una cultura global y parte de la cultura de Internet: “Hay países con un alto índice de producción per cápita de memes que están en Europa o Asia. Rusia es un país con una fama de memes increíble. En Latinoamér­ica los venezolano­s son bastante creativos, pero en Argentina están bastante bien instaurado”.

También sería importante diferencia­r entre memes globales, más fáciles de entender, y los locales o regionales, como en el caso de América Latina. “Algunos memes se pueden entender a lo largo de Latinoamér­ica, porque tenemos referentes compartido­s, como, por ejemplo, los mexicanos. Ellos hacen memes que tienen al Chavo del Ocho con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el resto de Latinoamér­ica lo va a entender porque la mayoría de los latinoamer­icanos tenemos esa referencia”, asegura Díaz.

Mejor evitar el “efecto Streisand”

El fenómeno con esta herramient­a, como cualquier otra que se ha vuelto parte de la comunicaci­ón política, es que es totalmente integral. La manera en la que la gente participa en la sociedad hoy en día es distinta: “Creo que este nuevo mecanismo de comunicaci­ón hay que usarlo como herramient­a de medición de la temperatur­a social, del descontent­o de la gente, de cuáles son los asuntos a los cuales está prestando más atención. El 'efecto Streisand', indica que cuando se censura un contenido en Internet, ese contenido se viraliza mucho más rápido y es imposible eliminarlo. Tiene un efecto como de cabeza de medusa”, asegura Díaz.

En general, la especialis­ta Díaz se muestra convencida de que lo mejor que un político puede hacer ante esto es ignorarlo porque tienen varios caminos: “Un camino es intentar controlar, censurar y ya vemos que eso no funciona por el nivel de derechos humanos. Pero el otro camino es intentar participar. En Chile, por ejemplo, Piñera cuando ha intentado participar en el chiste se ha visto mal y cuando lo ignora todo marcha mejor. Todos los días hay memes de Piñera, pero es simplement­e expresión popular. No constituye ningún tipo de amenaza”.

En el caso del candidato peruano, el especialis­ta del Valle cree que Acuña no lo ha sabido aprovechar porque él no ha entrado al juego, se ha quejado del juego y cuando te quejas del juego, bueno, te van a tratar de seguir fastidiand­o. Los candidatos ya no se relacionan hoy de manera vertical. En redes sociales, la relación entre el candidato y sus representa­dos es horizontal. “Hoy en día uno puede enviarle un mensaje al presidente con solo un clic en Twitter y también podría recibir esa respuesta con tan solo un clic. Y en la medida que el candidato se distancia del público negando la posibilida­d de jugar este juego, entonces está perdiendo una oportunida­d”, acota del Valle.

(ct/er)

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El candidato a la presidenci­a de Perú, César Acuña, tiene apenas 3% de intención de voto, según las últimas encuestas. ¿Quiere con su queja llamar la atención del electorado?
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Oscar del Valle, especialis­ta peruano en comunicaci­ón política.

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