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Los talibanes llegan a Kabul
Los insurgentes han entrado en las afueras de la capital afgana y evitan entrar a sangre y fuego: tratan de negociar un traspaso del poder en lugar de entrar por la fuerza. Las autoridades dicen tener el control.
Los talibanes han empezado a entrar a la capital afgana, Kabul, por todos los frentes, confirmó el ministro del Interior afgano este domingo (15.08.2021) sin dar más detalles. Los rebeldes radicales islamistas, sin embargo, se han apostado en los barrios de las afueras y aseguran que, aunque se han escuchado disparos en diversas zonas de la ciudad, no van a entrar por la fuerza. Los talibanes pidieron a la población que no huya: "Todos deben permanecer en su propio país, en su propio hogar, y no intentar salir del país". "Nadie será ojeto de represalias", afirmaron.
Los talibanes dicen querer negociar una transición del poder ordenada. "El Emirato
Islámico ordena a todas sus fuerzas que permanezcan a las puertas de Kabul, que no intenten entrar en la ciudad", tuiteó Zabihullah Mujahid, un portavoz de los talibanes. Poco antes, habitantes de Kabul señalaron la presencia de talibanes en la ciudad. "Hay combatientes talibanes armados en nuestro barrio, pero no hay combates", declaró a la AFP un habitante de un suburbio del este de Kabul.
"Dado que la capital Kabul es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) no tienen la intención de entrar en la ciudad por la fuerza o combatir, sino más bien entrar en Kabul pacíficamente", remarcaron los insurgentes. Para ello, continuaron, "se están llevando a cabo negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de manera segura, sin comprometer la vida, la propiedad y el honor de nadie, y sin comprometer la vida de los kabulíes".
Las autoridades afganas, sin embargo, dicen controlar la situación y no parecen dispuestas a negociar una derrota. "En varias áreas remotas de Kabul se han escuchado disparos. Las fuerzas de seguridad del país, en coordinación con los socios internacionales, controlan la situación de seguridad en Kabul", aseguró en Twitter la oficina del Palacio Presidencial afgano.
Los talibanes admitieron en que el control de la seguridad en Kabul sigue recayendo "en el otro bando", y recordaron a la población que no tienen "intención de vengarse de nadie", incluidos los que sirvieron en el Ejército, la Policía o en la Administración: "están perdonados y a salvo, nadie será objeto de represalias".
lgc (reuters/afp/efe)
chaban el cerco sobre la capital, pobladores asustados formaron largas filas frente a los bancos en espera de retirar sus ahorros, y algunas oficinas se quedaron sin efectivo.
Residentes cerca de la prisión de Pul-e-Charkhi, en las afueras de Kabul, dijeron a AFP que escucharon disparos desde dentro de presidio, posiblemente por un amotinamiento.
Para los pobladores de Kabul y los decenas de miles que han buscado refugio las últimas semanas, el sentimiento dominante era de aprehensión y temor.
Muzhda, una mujer soltera de 35 años que llegó a la capital con sus dos hermanas tras huir de la vecina Parwan, dijo estar aterrorizada. "Estoy llorando día y noche. Si llegan los talibanes y me obligan a casarme, me suicido", aseguró a la AFP.
Los talibanes impusieron una versión estricta del islam cuando gobernaron Afganistán de 1996 a 2001.
Con la caída de Jalalabad, acontecida un día después de la toma de Mazar-i-Sharif, que fuera un bastión antitalibán, los insurgentes controlan casi todo el país, tras 10 días de conquistas aceleradas contra las fuerzas gubernamentales y caudillos locales.
Horas antes de la captura de Mazar-i-Sharif, el atribulado presidente afgano, Ashraf Ghani, buscó proyectar autoridad con un mensaje al país en el que habló de "removilizar" a los militares mientras busca una "solución política" a la crisis.
Pero las últimas derrotas fueron un duro golpe para Ghani y su gobierno, y dejó a los talibanes con combatientes a menos de una hora de Kabul y
En tanto, Estados Unidos comenzó a evacuar a los diplomáticos de su embajada en Kabul, según dijeron a Reuters dos funcionarios estadounidenses este domingo.
"Tenemos un pequeño grupo de personas que se van ahora mientras hablamos. La mayoría del personal está listo para irse... la embajada sigue funcionando", dijo uno de los funcionarios, que habló bajo anonimato.
El sábado, el presidente estadounidense Joe Biden ordenó el envío de otros mil soldados para ayudar a asegurar la evacuación de emergencia de los empleados de la embajada y de miles de afganos que trabajan con las fuerzas norteamericanas y temen represalias.
Cualquier acción "que ponga en riesgo al personal estadounidense o a nuestra misión allí, se encontrará con una respuesta militar estadounidense rápida y contundente", advirtió Biden.
El refuerzo militar se suma a los 3.000 soldados estadounidenses enviados en los últimos días y los 1.000 que permanecían desde que Biden anunció en mayo el retiro final de la presencia militar de 20 años en Afganistán, que deberá completarse el 11 de setiembre.
jc (afp, ap, reuters)