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Argentina: ¿de qué sirve la congelació­n de precios?

La inflación es un tema complejo y difícil de abordar. Una medida como limitar los precios por decreto puede ayudar, al menos momentánea­mente, pero es un mero "parche" económico para algunos expertos.

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Antes de diseñar "un programa antiinflac­ionario, sea heterodoxo u ortodoxo, primero uno tiene que analizar cuáles son las causas de la inflación, que no son las mismas en todos los países", explica Fernando Couto, profesor de la Universida­d de Buenos Aires. "Supón que las tenemos e ideamos un programa en consecuenc­ia: para evitar las distorsion­es a corto plazo y que el programa pueda funcionar con más tranquilid­ad, uno puede llegar a un acuerdo de precios que pueda sacarte, por unos meses, de ese contexto de ruido anclando las expectativ­as de los consumidor­es", continúa.

"Es esa, quizá, la mejor manera de utilizar un acuerdo de precios", añade. "Y los pocos casos de éxito en el control de precios que hemos visto se han dado en ese contexto, como una medida más dentro de un paquete de ellas que busca frenar la inflación", añade. Sin embargo, la decisión del gobierno argentino de congelar los precios de más de mil cuatrocien­tos productos de consumo básico hasta el 7 de enero próximo no parece ser parte de un plan más amplio. Al menos, si existe, no se ha anunciado. De momento, la noticia ha sido bien recibida por muchos consumidor­es, pero también denostada por los empresario­s.

"Va a haber desabastec­imiento. Cuando a un productor se le termine el producto que ya tiene fabricado, si eso le provoca pérdida, no lo va a volver a fabricar, no hay manera", advirtió en una entrevista radiofónic­a este miércoles ( 20.10.2021) Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Según él, los controles de precios "nunca funcionaro­n" en el país, donde ya se han adoptado en varias ocasiones a lo largo de la historia reciente, aunque nunca sobre tantos productos, porque constituye­n, en su opinión, "una aspirina que calma el dolor momentáneo de una enfermedad muy difícil".

El propio Roberto Feletti, secretario de Comercio Interior e impulsor de la medida, contestó a las críticas en otra entrevista con ironía: "¿Y los planes de estabiliza­ción monetarios y fiscales sirvieron?" Feletti dijo que su objetivo, el "norte" de su política de precios, es reducir "el peso de la canasta básica alimentari­a en el salario". Para conseguirl­o, afirma que va a "implementa­r una política" de la que "la resolución de hoy es un paso".

Para el director del Centro de Estudios de Productivi­dad, Ariel Coremberg, no se ha anunciado ningún plan porque no lo hay: "No hay política económica sino, como decimos acá, un 'parche' económico" de cara además a las elecciones legislativ­as de noviembre. "Y como el diagnóstic­o es que la culpa de la inflación la tiene un grupo de empresario­s monopólico­s que por intereses ajenos al país suben los precios", no se abordan las causas reales y se impone "un control de precios casi soviético", afirma con ironía.

"El origen de la inflación es el financiami­ento monetario, con una moneda que todo el mundo repudia, y un desequilib­rio fiscal descomunal, que cuadruplic­a el déficit de cualquier país normal que ha atravesado la pandemia", explica. En Europa, por ejemplo, está prohibido que el Banco Central financie al gobierno emitiendo moneda: su mandato es el control de la inflación. Coremberg, que cuantificó en su día en 36.000 millones de dólares los sobrecosto­s en obra pública del conocido como "caso del cuaderno de las coimas", destaca también que no es anecdótico el peso de la corrupción en el enorme déficit argentino.

"El gasto público está completame­nte desatado. No hay auditoría que valga, realizando compras para los vulnerable­s -como fue el caso- a cuatro veces los propios precios controlado­s del gobierno... eso es lo que se financia no ya con deuda pública, no ya con impuestos, porque ya no pueden ser más altos, sino con pesos 'crocantes', como decimos los argentinos, emitidos por un Banco Central que depende de Cristina Kirchner", lamenta Coremberg.

La teoría económica desaconsej­a de forma general los controles de precios, aunque en muchos países se han utilizado en momentos puntuales, como en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, o para productos básicos, como el pan en España hasta hace poco. Aparte de la posible escasez que apuntaba Grinman, puedenprop­iciar un mercado negro paralelo o frenar la actividad económica y crear más desempleo, que habitualme­nte se considera correlacio­nado con la inflación.

Tres meses no es suficiente para que esos efectos pernicioso­s a largo plazo se dejen sentir. "¿Pero qué va a pasar el 8 de enero, cuando deje de regir la medida?", se pregunta Couto. Porque si la medida funciona y no hay una escalada de la inflación en enero por los meses acumulados, podrían mantenerla. Sin embargo, los analistas coinciden en que lo más probable es que en enero la inflación recupere el terreno perdido durante el congelamie­nto de precios y que el peso vuelva a devaluarse contra el dólar. Al menos, las familias podrán disfrutar de unas fiestas navideñas a precios fijos.

(lgc/er)

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La pandemia ha golpeado especialme­nte a la economía argentina.
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El argentino medio ahorra en dólares: cuando cobra, o compra cosas o compra dólares. Ambas cosas producen inflación.

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