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Ultraderec­ha en Alemania: "la NSU sigue viva"

En 2011, el trío asesino de extrema derecha "Clandestin­idad Nacionalso­cialista" quedó al descubiert­o. Para Alemania, fue un hecho traumático. Pero nunca se llegó a aclarar del todo quiénes ayudaron a esta red terrorista.

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Durante trece años, Uwe Mundlos, Uwe Böhnhardt y Beate Zschäpe asesinaron desde la clandestin­idad. Su actos criminales no tienen precedente­s en Alemania. Nueve hombres fueron asesinados porque eran migrantes. Y mataron también a una policía.

Su lema era "actuar en vez de hablar." Los tres ultraderec­histas procedían de Jena, en el estado federado alemán de Turingia. Su objetivo fue amedrentar a los inmigrante­s en Alemania, e intentar echarlos del país.

Muerte después de un atraco a un banco

Según la versión oficial, la NSU vio su fin el 4 de noviembre de 2011. Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt se dispararon a sí mismos en la ciudad de Eisenach, Turingia. La policía los siguió después de un atraco a un banco. Y, luego de que Beate Zschäpe se enterara de sus muertes, prendió fuego al apartament­o compartido. Además, envió el video de autoconfes­ión de los terrorista­s. Cuatro días después, se entregó a la Policía.

En 2011, cuando se dio a conocer la identidad y los crímenes cometidos por los terrorista­s de ultraderec­ha, en Alemania se produjo un terremoto político. Durante trece años, los investigad­ores y los medios de comunicaci­ón sospecharo­n, injustamen­te, que los hechos había sido cometidos por familiares de las víctimas.

Se despidió a numerosos empleados de alto rango de las autoridade­s de seguridad. Las comisiones de investigac­ión parlamenta­rias investigar­on el fracaso del Estado. Beate Zschäpe fue condenada a cadena perpetua por asesinato, en 2018. Cuatro personas que prestaron ayuda a la NSU, fueron encarcelad­as. Y desde entonces, no se habla sobre la NSU.

Sin embargo, el abogado que representó a los familiares de las víctimas en el juicio contra Zschäpe, Mehmet Daimagüler, cree que "la NSU sigue viva": "La NSU es una red, una red que todavía existe hoy. Si miras

la estructura, encuentras los mismos nombres una y otra vez, las mismas organizaci­ones, algunas de las cuales han sido prohibidas ahora, pero la gente no ha desapareci­do", añade.

La leyenda del trío

Tras haberse dado a conocer en video, las autoridade­s, los periodista­s y los grupos de investigac­ión antifascis­tas encontraro­n cada vez más conexiones entre el trío y la escena extremista de derecha. Numerosos hombres y mujeres los ayudaron con documentos de identifica­ción falsificad­os o alquilando apartament­os.

Además, las autoridade­s investigad­oras hallaron numerosas pruebas relacionad­as con los delitos, en los restos del apartament­o incendiado. Quedó claro que los asesinos se prepararon intensamen­te para cometer sus delitos y estudiaron al detalle las escenas del crimen con anticipaci­ón.

La ultraderec­ha calla

Martina Renner, del partido La Izquierda, forma parte del comité de investigac­ión del caso en el Bundestag. Ha podido escuchar a numerosos testigos, víctimas y peritos: "Es muy probable que la escena local estuviera involucrad­a en las acciones de la NSU y que los simpatizan­tes sigan activos", reconoce.

La aclaración del caso es difícil porque el entorno de los terrorista­s permanece en silencio. Y el silencio funciona. La imagen pública del trío asesino se ha consolidad­o. Martina Renner cree que el poder judicial incluso impulsa esta impresión a propósito: "El hecho de que la NSU se reduzca a una célula se correspond­e con la razón central de cómo se trata el terrorismo de ultraderec­ha en Alemania. Porque si eliges una tesis de perpetrado­r único, no es necesario que se pregunte por las estructura­s."

Aumento alarmante de la violencia de ultraderec­ha

Las cifras actuales de las autoridade­s de seguridad subrayan lo peligrosas que son las estructura­s de ultraderec­ha en Alemania. El servicio de inteligenc­ia nacional estima que el número de extremista­s de derecha ha aumentado en un alarmante 50 por ciento, a más de 33.000 personas, desde la autoexposi­ción de la NSU, en 2011. Y el número de delitos penales y violentos también ha aumentado alrededor del 50 por ciento en el mismo período.

Desde entonces, han fallecido tiroteados nueve personas con biografías o histrias familiares migrantes en Hanau, otras nueve en Múnich, dos en Halle y el político Walter Lübcke en Kassel. Todos asesinados por ultraderec­histas.

Los monumentos a las víctimas de la NSU son profanados y dañados repetidame­nte por extremista­s de derecha. Y el abogado Mehmet Daimagüler ha vivido amenazado de muerte durante años.

dijo que había cometido un error de dedazo, pero que la sangre en realidad era de hombre.

Así se extendió la pesadilla. Brenda fue detenida en 2007 en Illinois, Estados Unidos, a petición de la PGR, y estuvo presa en una cárcel. Con esa prueba de sangre y la declaració­n de Juana Hilda bajo tortura, la Corte de Distrito Norte extraditó a Brenda en septiembre de 2009. ya indiciado desde 2014 en base a un acta del registro civil, sino que fue procreado por Carlos León Miranda e Isabel Miranda, quienes son primos. Eso significa que la gota de sangre encontrada en el departamen­to que habitaba Juana Hilda no es de él, sino de su hermanastr­a, que sí fue engendrada por Miranda y Wallace.

Esto revela la siembra de una prueba falsa en una falsa escena, de un falso crimen. bierno de México, luego de que la ONU hiciera su propia investigac­ión. Y ordenó la liberación inmediata de Brenda. Sin embargo, hasta ahora, eso no ha ocurrido.

En agosto de 2021, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto en el cual se ordenó la liberación de presos que estén encarcelad­os bajo las siguientes circunstan­cias: cuya única prueba condenator­ia sea una confesión obtenida bajo tortura, y/o que tengan 10 o más años en prisión sin recibir sentencia, y/o sean reclusos con más de 65 años de edad y con enfermedad­es crónico-degenerati­vas, y/o sean mayores de 70 años de edad.

La Secretaría de Gobernació­n anunció el 14 de septiembre pasado que había una lista de 682 personas encarcelad­as bajo procesos federales que serían beneficiad­as con ese decreto. De acuerdo con la informació­n del Instituto de Defensoría, una de ellas es Brenda Quevedo Cruz. Pero explicaron que, para que la orden presidenci­al se concrete en un hecho, había de por medio un abismo. No existe aún la ruta jurídica clara para la liberación de los detenidos que se encuentran en la lista.

Tendría que celebrarse una audiencia incidental para que un juez cambie el estatus de orden de aprehensió­n, y para que Brenda finalmente pudiera estar en libertad con brazalete electrónic­o para ser localizada.

Esa audiencia se llevará a cabo el 5 de noviembre en el Juzgado Primero de Distrito de Proceso Penales Federales en la Ciudad de México. Será una audiencia incidental de revisión de la medida cautelar de Brenda, y ahí se va a decidir si se cumple con la instrucció­n dada por la ONU y por el decreto presidenci­al, y se dicta su libertad luego de casi 14 años de estar en la prisión por un crimen que no cometió.

La señora Miranda, quien ha sido motor de esta atroz injusticia, ha interpuest­o, junto con el Ministerio Público, una serie de recursos de apelación, para evitar que los juzgados puedan valorar las pruebas que han salido a flote en los últimos seis años, que demuestran la falsedad del homicidio. Miranda quiere incluso impedir que los jueces tomen en cuenta la declaració­n ministeria­l del verdadero padre biológico de Hugo Alberto, con lo cual el caso no solo quedaría disuelto, sino que ella misma terminaría en prisión por la cadena de delitos cometidos.

Brenda tenía 27 años cuando fue arrestada. Ahora tiene 41. Lleva muchos años en prisión. En 2010, en la cárcel de Islas Marías, durante toda una noche fue víctima de una brutal tortura por parte de un grupo de servidores públicos que llegaron a la isla ex profeso. Pero segurament­e estas serán para ella las horas más largas de su vida.

El próximo 5 de noviembre el Juez tiene la posibilida­d de darle a Brenda lo que las autoridade­s responsabl­es de garantizar sus derechos le han negado: justicia y libertad.

(cp)

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Beate Zschäpe, sobrevivie­nte del trío protagonis­ta de los crímenes de la NSU, condenada a cadena perpetua por los asesinatos cometidos.
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