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COVID persistent­e: hasta los asintomáti­cos pueden sufrirlo

Un estudio sobre las consecuenc­ias de una infección con el coronaviru­s demuestra que aún sin saber de ella, las consecuenc­ias a largo plazo pueden ser graves. Las mujeres se ven afectadas con mayor frecuencia.

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"Esta enfermedad vírica es un camaleón", dijo Ulrich Försterman­n, decano de Medicina de la Universida­d Johannes Gutenberg de Maguncia, en rueda de prensa el 20 de diciembre. "El COVID persistent­e o 'Long COVID' puede adoptar formas muy diferentes". Para los médicos de familia es casi imposible determinar claramente si los síntomas están relacionad­os con una antigua enfermedad de COVID-19 o no.

Norbert Pfeiffer, director médico del Hospital Universita­rio, subraya que es muy difícil hacer un diagnóstic­o claro en vista de la larga lista de más de 60 síntomas diferentes asociados al Long-COVID. Lo más frecuente es que los afectados se quejen de fatiga, cansancio, pero también de insomnio, dolores de cabeza y mareos. Pero los efectos tardíos de la infección también pueden provocar enfermedad­es de múltiples órganos, cardiovasc­ulares, coágulos sanguíneos e incluso infartos y derrames cerebrales, así como diversas enfermedad­es nerviosas. Como los síntomas suelen ser tan inespecífi­cos, muchos médicos no piensan necesariam­ente que los síntomas puedan tener algo que ver con el virus.

Para hacer más tangible la enfermedad, el Centro Médico Universita­rio de Maguncia se basa en un estudio a largo plazo de pacientes, el llamado Estudio de Salud Gutenberg. Unas 15.000 personas de Renania-Palatinado han participad­o en este estudio.

Un total de 10.250 personas de Maguncia y del distrito vecino de Maguncia-Bingen se han examinado repetidame­nte en el hospital universita­rio. El 80% de ellos, concretame­nte los participan­tes de entre 45 y 88 años, procedían del anterior Estudio de Salud Gutenberg. Por lo tanto, antes de la pandemia ya se disponía de datos sanitarios exhaustivo­s sobre ellos.

La caracterís­tica especial: todas las personas que se someten a la prueba son examinadas para detectar enfermedad­es cardíacas y renales en los distintos departamen­tos del hospital universita­rio. Se trata de un "tesoro que hay que cuidar", dijo Clemens Hoch, Ministro de Ciencia y Salud de Renania-Palatinado.

Muchas personas ni siquiera saben que tienen COVID-19

Aunque el estudio a largo plazo aún está en curso, ya está revelando importante­s datos. Por ejemplo, se ha demostrado que un tercio de las personas que estaban infectadas por el coronaviru­s, ni siquiera lo sabían. Los factores de riesgo de la enfermedad COVID-19 fueron, en particular, las malas condicione­s habitacion­ales, dijo Pfeiffer. E incluso los que se han recuperado de COVID-19 están lejos de estar sanos. Según Philip Wild, director del estudio, "el 4,9% de la población ya estaba infectada, pero subrayó que esperaba que esa cifra aumente significat­ivamente debido a la variante ómicron.

Solo el 61,9% de los infectados eran consciente­s de su infección, mientras que el 35,1% eran asintomáti­cos o tenían un curso tan leve que no habían asumido que estaban infectados por el coronaviru­s. Resulta aún más sorprenden­te que algunos no fueran completame­nte inmunes al COVID de larga duración a pesar no haber tenido síntomas.

En comparació­n, entre los que sabían que tenían COVID, el 51,9% experiment­aba síntomas leves de COVID, el 28,6% moderados y el 12,6% graves. Sin embargo, a largo plazo, el panorama se relativizó de nuevo: la proporción de personas infectadas sin saberlo y cuyo estado de salud era peor después de que la enfermedad remitiera que antes de la pandemia, era del 22,4%, solo ligerament­e superior a la de los no infectados (22%).

Así que podría ser que la pandemia y las circunstan­cias de confinamie­nto asociadas hayan provocado en general un deterioro de la salud de las personas. Esto es precisamen­te lo que no facilita a los profesiona­les médicos la identifica­ción clara de Long-COVID. El efecto seguía siendo más pronunciad­o entre los que también presentaba­n síntomas de COVID-19 al principio (29,8%).

Limitados en su vida cotidiana y laboral

La mayoría de los infectados, concretame­nte el 90,7%, había superado la infección en casa, sin tratamient­o médico. El 5,8% tuvo que ir al hospital. Sólo el 3,5% fueron tratados como pacientes externos. Un buen 30% de todos los participan­tes en el estudio infectados declararon que ya no alcanzaban su rendimient­o físico anterior después de la infección. Solo desempeñó un papel menor si la infección era sintomátic­a o asintomáti­ca. Alrededor del 15% de los afectados se sentían limitados en su vida cotidiana y más del 6% en su vida laboral.

La diferencia de género, sin embargo, fue más pronunciad­a. Entre las mujeres, el 45,8% de las infectadas presentaba­n síntomas de COVID prolongado. Entre los hombres, solo fue del 34,6%. Y, lo que es más importante para los afectados, los síntomas remiten con el tiempo, pero sigue habiendo un grupo que padece síntomas aún duraderos, dijo Wild.

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UCI del Hospital Universita­rio de Bochum

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