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UE: nuevo impuesto al CO2 podría generar conflicto internacio­nal

La Unión Europea aplicará en el futuro un impuesto sobre el CO2 a las importacio­nes. Esto podría perjudicar a países en desarrollo. ¿Es este el inicio de un comercio mundial más sostenible o es solo proteccion­ismo?

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La Unión Europea (UE) ha afinado sus objetivos climáticos. Para 2030, el bloque comunitari­o quiere reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o en un 55 por ciento, en lugar del 40 por ciento previsto anteriorme­nte. Para lograrlo, debe reestructu­rar rápidament­e su industria, que es una intensa generadora de emisiones. En el futuro, los grandes contaminad­ores de Europa deberán pagar precios más altos por el CO2 que emiten y se verán obligados a cambiar a procesos de producción más respetuoso­s con el clima.

Para que los fabricante­s europeos no estén en desventaja en la competenci­a internacio­nal, la Comisión Europea también prevé un impuesto sobre las emisiones de CO2 en las importacio­nes procedente­s del extranjero. El denominado Mecanismo de Ajuste del Carbono en Fronteras (CBAM, por sus siglas en inglés) es pionero a nivel mundial. Un impuesto sobre el CO2 afectaría especialme­nte a los productos importados de industrias que generan la mayor cantidad de emisiones, como el acero, el cemento, el aluminio, los fertilizan­tes y la energía.

Esto significa que si, por ejemplo, una empresa china quiere vender en la UE un acero que ha provocado más emisiones de CO2 durante su producción que el acero producido en Europa, deberá pagar el precio del CO2 por tonelada que la UE exigirá por su importació­n. Según la Comisión Europea, el mecanismo entrará en vigor a partir de 2026.

¿Una economía más sostenible, pero no competitiv­a?

Uno de los objetivos es conseguir que las empresas industrial­es de la UE produzcan de forma más sostenible, sin quedarse atrás en la guerra mundial de precios debido al aumento de los impuestos al CO2.

"Los fundamento­s económicos son muy simples", afirma Hector Pollitt, economista del Instituto de Liderazgo Sostenible de la Universida­d de Cambridge, en el Reino Unido. "En la UE, tenemos que pagar un precio alto sobre el CO2. En otros lugares, no existen precios tan elevados al CO2. Esto coloca a los productore­s de la UE en una situación de desventaja cuando compiten con otros países", agrega.

En la actualidad, 11.000 empresas industrial­es, como refinerías de petróleo y acerías, empresas de aluminio, metal, cemento y productos químicos, tienen que pagar en la UE impuestos por las emisiones de CO2 que sobrepasen un límite determinad­o.

Pero el llamado Sistema de Comercio de Emisiones de la UE, introducid­o en 2005, no tuvo mucho éxito debido a las exenciones para muchas empresas y al bajo precio del CO2: en 2016, fue de apenas tres euros por tonelada. Esto cambiará ahora. En 2021, el precio del CO2 en la UE aumentó a 69 euros por tonelada.

El impuesto sobre los productos importados tiene como objetivo principal evitar la denominada "fuga de los precios del CO2": "Perjudicar­ía nuestros esfuerzos que las empresas emigren para evitar el precio del CO2 de la UE", declaró el comisario de Economía de la UE, Paolo Gentiloni. El nuevo mecanismo tiene como objetivo evitar que las empresas trasladen su producción de la UE a países con normas medioambie­ntales menos estrictas para vender desde allí sus productos a la UE.

Guerra comercial o "club del carbono"

Los países más afectados por el CBAM serían Rusia, China, Turquía, Reino Unido, Ucrania, Corea del Sur e India. Queda por ver si el nuevo impuesto será válido en el marco de la Organizaci­ón Mundial del Comercio. El nuevo impuesto previsto por la UE tiene ciertament­e potencial para desatar conflictos.

Si los países perciben este impuesto sobre el CO2 como proteccion­ismo e introducen contramedi­das, no se puede descartar la posibilida­d de una guerra comercial, según Sanna Markkanen, analista de la Universida­d de Cambridge. Sin embargo, Markkanen ve, en general, señales bastante positivas para el desarrollo de un sistema comercial internacio­nal más sostenible: "Hay un buen argumento para que la UE y Estados Unidos intenten trabajar juntos y formen el llamado ‘club del carbono'".

En la UE insisten en que el mecanismo es "un instrument­o de política medioambie­ntal, y no un arancel", dijo el comisario Gentiloni. Además de proteger su propia economía, el impuesto sobre el CO2 de la UE también pretende presionar a otros países para que hagan sus economías más sostenible­s lo antes posible.

(ct/rml)

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Los fertilizan­tes importados de la empresa rusa Uralkali serán más caros en el futuro en la UE.

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