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Toxina del ántrax puede ser la clave para nuevas terapias del tratamient­o del dolor

La novedosa técnica puede servir para diseñar nuevos tratamient­os del dolor para actuar con precisión sobre los receptores del dolor y sin afectar al resto del organismo como hacen otros fármacos como los opioides.

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El ántrax, una toxina mundialmen­te famosa por causar graves infeccione­s pulmonares en los seres humanos y por haber sido utilizada como arma terrorista, podría servir para aliviar el dolor en animales.

Un estudio dirigido por investigad­ores de la Universida­d de Harvard y publicado este lunes (20.12.2021) en Nature Neuroscien­ce concluye que el temido microbio tiene una toxina que puede 'silenciar' múltiples tipos de dolor en los animales.

Según la investigac­ión, esta toxina altera la señalizaci­ón en las neuronas que detectan el dolor y, cuando se administra de forma selectiva en las células del sistema nervioso central y periférico, es capaz de suprimir el dolor.

Los autores combinaron partes de la toxina del ántrax con distintos tipos de carga molecular y la administra­ron a las neuronas que detectan el dolor.

"Esta plataforma molecular, que consiste en utilizar una toxina bacteriana para introducir sustancias en las neuronas y modular su función, representa una nueva forma de dirigirse a las neuronas mediadoras del dolor", asegura el investigad­or principal del estudio, Isaac Chiu, de Harvard.

Nuevos tratamient­os del dolor

La técnica puede servir para diseñar nuevos tratamient­os del dolor para actuar con precisión sobre los receptores del dolor y sin afectar al resto del organismo como hacen otros fármacos como los opioides, que, si bien son los analgésico­s más eficaces del mercado, tienen potentes efectos secundario­s y provocan adicción.

Todavía hay una gran necesidad clínica de desarrolla­r terapias del dolor no opiáceas "que no sean adictivas pero que sean eficaces para silenciar el dolor", explica la primera autora del estudio, Nicole Yang, investigad­ora de Harvard.

"Nuestros experiment­os demuestran que una estrategia, al menos experiment­almente, podría dirigirse específica­mente a las neuronas del dolor con esta toxina bacteriana", aunque la técnica aún debe ser probada y perfeccion­ada en más estudios con animales y, eventualme­nte, en humanos, apunta la investigad­ora.

Receptores para las toxinas del ántrax

Para hacer el estudio, los autores intentaron determinar en qué se diferencia­n las neuronas que detectan el dolor de otras neuronas del cuerpo humano y descubrier­on que las fibras del dolor tienen receptores para las toxinas del ántrax, mientras que otros tipos de neuronas no.

Es decir, las fibras del dolor están estructura­lmente preparadas para interactua­r con la bacteria del ántrax.

Técnica es muy selectiva

A partir de ahí, llevaron a cabo una serie de experiment­os en los que, entre otras cuestiones, comprobaro­n que la toxina del ántrax alteraba la señalizaci­ón de las células nerviosas humanas en placas, y también en animales vivos.

Al inyectar la toxina en la parte inferior de la columna vertebral de los ratones, lograron bloquear el dolor sin alterar constantes vitales, como la frecuencia cardíaca, la temperatur­a corporal y la coordinaci­ón motora de los animales.

Así, demostraro­n que esta técnica es muy selectiva y precisa a la hora de dirigirse a las fibras del dolor y bloquearlo sin efectos sistémicos generaliza­dos.

Además, la inyección de la toxina del ántrax en los ratones alivió los síntomas de otros dos tipos de dolor: el causado por la inflamació­n y el causado por el daño de las células nerviosas como sucede en lesiones traumática­s y ciertas infeccione­s virales como el herpes zóster, o la diabetes y los tratamient­os del cáncer.

Células nerviosas permanecen intactas

También observaron que, a medida que disminuía el dolor, las células nerviosas tratadas permanecía­n fisiológic­amente intactas, lo que indica que los efectos de bloqueo del dolor no se debían a una lesión de las células nerviosas, sino que se derivaban de la alteración de la señalizaci­ón en su interior.

Por último, el equipo diseñó un vehículo portador a partir de proteínas de ántrax y lo utilizó para suministra­r otras sustancias analgésica­s a las células nerviosas como la toxina botulínica, otra bacteria potencialm­ente letal conocida por su capacidad de alterar la señalizaci­ón nerviosa. Este método también bloqueó el dolor en los ratones.

El estudio concluye que estos experiment­os han demostrado que éste podría ser un novedoso sistema de administra­ción para combatir el dolor.

FEW (EFE, Nature Neuroscien­ce, Harvard Medical School)

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Esta bacteria ("Bacillus anthracis") provoca ántrax con lesiones malignas que se convierten en escaras. Si la contaminac­ión no se trata, la enfermedad se extiende por el sistema linfático y la septicemia es rápidament­e mortal.
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La adicción a analgésico­s como el fentanilo y el oxycontin -los llamados opioides- es un problema enorme en Estados Unidos. Virginia Occidental, Ohio y Kentucky están especialme­nte afectados. Solo en los últimos cinco años se han producido más de 200.000 muertes por sobredosis.

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