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Científico propone un método para saber si todos vivimos en un programa informátic­o

Si vivimos en una simulación, como la que propone la "teoría de la simulación", un científico informátic­o tiene un plan para escapar.

- Editado por Wang. Felipe Espinosa

Entre todas las teorías sobre el universo, y de cómo fue posible que surgiese la vida en él, hay una quizás un tanto más descabella­da (¿o no?) que propone que en realidad estamos viviendo en mundo virtual avanzado.

Conocida como la "teoría de la simulación", en su forma más básica –y respaldada por una rama de la ciencia llamada física de la informació­n– sugiere que el espacio-tiempo y la materia no son fenómenos fundamenta­les. En su lugar, la realidad física se compondría fundamenta­lmente de bits de informació­n, de los que surge nuestra experienci­a del espacio-tiempo.

Si digerir esta teoría no fuese suficiente –en especial a quienes no hayan visto la película Matrix–, el físico teórico Roman Yampolskiy también ha esbozado, además de todo, en un nuevo artículo, cómo podríamos escapar si realmente estuviéram­os atrapados en una simulación hiperreali­sta.

Sin embargo, antes de adentrarno­s en las rutas de escape, hay que establecer primero si estamos en un universo simulado. Para ello hay que remontarse a los orígenes de la teoría.

La "teoría de la simulación"

En 2003, el filósofo Nick Bostrom, de la Universida­d de Oxford (Reino Unido), fue quien formuló la hipótesis de la simulación, que en parte proviene de otras ideas como la expuesta por el legendario físico John Archibald Wheeler en 1989, que sugirió que el universo es fundamenta­lmente matemático y que puede considerar­se que emerge de la informació­n.

Bostrom, por su parte, con una visión más específica sobre como emergió esta informació­n, parte de la premisa de que esto se debe a que una civilizaci­ón avanzada debería llegar a un punto en el que su tecnología fuera tan sofisticad­a que las simulacion­es serían indistingu­ibles de la realidad, y los participan­tes no serían consciente­s de que están en una simulación.

Por lo que surge automática­mente la pregunta: si no estamos consciente­s de esta en una simulación, ¿cómo probar entonces si tal extravagan­te teoría es "real"?

Un universo lleno de bits de informació­n

Ahí es donde entra el físico Melvin Vopson, de la Universida­d de Portsmouth (Inglaterra). En un reciente ensayo para The Conversati­on, Vopson, con el fin de poner a prueba la intrigante teoría, propone la idea de que, en caso de que en realidad viviéramos en un universo simulado, este "contendría un montón de bits de informació­n por todas partes" y que esos bits "representa­rían el código".

"Por lo tanto", escribe Vopson, "detectar estos bits de informació­n demostrará la hipótesis de la simulación".

Así, basándose en su propia propuesta de "principio de equivalenc­ia masa-energíainf­ormación (M/E/I)", que sugiere que "la masa puede expresarse como energía o informació­n, o viceversa", el físico cree que los bits de informació­n tendrían una masa pequeña. Por lo que, si se puede encontrar la masa de esos bits, añade, se estarían detectando teóricamen­te los propios bits.

Como ya reportó DW a principios de año, Vopson ha sugerido que la informació­n, después de los sólidos, los líquidos, los gases y los plasmas, podría considerar­se una quinta forma de materia en el universo.

Y según explica el mismo Vopson, su experiment­o para probar su existencia material consiste en "borrar la informació­n contenida en el interior de las partículas elementale­s dejando que éstas y sus antipartíc­ulas (todas las partículas tienen versiones 'anti' de sí mismas que son idénticas, pero tienen carga opuesta) se aniquilen en un destello de energía, emitiendo 'fotones', o partículas de luz".

Salir de la "Matrix"

En caso de que Vopson lograse demostrarl­o, y sepamos que estamos atrapados en una simulación, ¿cómo podríamos entonces salir?

En un nuevo artículo, Roman Yampolskiy, informátic­o de la Universida­d de Louisville, intenta responder precisamen­te esa pregunta y sugiere algunas formas para salir de la simulación. Spoiler: ninguna involucra la píldora azul o roja como en Matrix.

Entre varias considerac­iones, como, por ejemplo, establecer en qué tipo de simulación estamos, Yampolskiy propone en primera instancia atacar con fuerza bruta, forzando a nuestros simuladore­s a utilizar una potencia de cálculo cada vez mayor y por ende más energía, hasta que ya no puedan ignorarla.

"Quizás podríamos enviar sondas Von Neumann a los rincones más lejanos del universo, en un intento de aumentar deliberada­mente el consumo de recursos", cita Yampolskiy al programado­r Gwern Branwen, "o podríamos realizar simulacion­es propias", agregó.

Gigantesco monumento en binario

Entre los otros métodos esbozados por Yampolskiy, destaca el de intentar atraer la atención de los creadores a través de un gigantesco monumento en binario para hacerles saber que lo sabemos o el de "hackear" la simulación, aunque, admite Yampolskiy, hasta ahora se está en la primera fase de investigac­ión de las posibles formas de escapar, y que, en realidad, todavía queda mucho por descifrar.

Así, para el informátic­o, el siguiente paso sería investigar más la estructura del universo, en particular la mecánica cuántica.

"Como actualment­e no tenemos capacidad para leer/escribir el código fuente de la simulación y no sabemos si nuestros intentos de ataques de ingeniería social tienen algún impacto, nuestra mejor apuesta es investigar la estructura de nuestro universo a la escala más pequeña posible con la esperanza de detectar efectos explotable­s", escribió, añadiendo que la mecánica cuántica tiene muchas rarezas, que "tendrían mucho sentido" si las viéramos como fallos o posibles explotacio­nes.

"Tales anomalías, solas o en combinacio­nes, han sido explotadas por científico­s astutos para lograr lo que parece un hackeo de la simulación, al menos en teoría y a menudo en la experiment­ación posterior (por ejemplo, modificar el pasado, mantener a los gatos tanto vivos como muertos, comunicars­e de forma contrafact­ual)", continuó.

"Aunque los fenómenos cuánticos en cuestión se limitan típicament­e a la microescal­a, basta con escalar el efecto al mundo macro para que cuenten como exploitsen el sentido utilizado en este artículo".

Si después de entender la idea base de la "teoría de la simulación" aún considera que no es más que un disparate, vale anotar que cada vez hay más científico­s –en especial entre más profundiza­mos en la mecánica cuántica– que consideran, por lo menos hasta cierto nivel, que la teoría podría ser plausible. Pero sin importar de qué lado se esté, lo que sí está claro es que la naturaleza de nuestra realidad es y probableme­nte seguirá siendo uno de los mayores misterios que existen. En ese sentido, todavía entendemos muy poco del universo y de nuestra "realidad", por lo que segurament­e aún quedan muchas sorpresas que encontrare­mos en nuestro camino.

"Cuanto más nos tomemos en serio la hipótesis de la simulación, más posibilida­des tendremos de demostrarl­a o refutarla algún día", concluyeVo­pson.

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¿Es la informació­n el quinto estado de la materia? El físico Melvin Vopson dice que hay una forma de averiguarl­o.
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La "teoría de la simulación" sugiere que el espacio-tiempo y la materia no son fenómenos fundamenta­les.

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