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Iglesia latinoamer­icana: "No es voluntad de Dios el papel de sumisión de lamujer"

- Maricel Drazer

Mariela Pereyra es pastora de la Iglesia Evangélica Luterana Unida — que nuclea a las iglesias de Argentina y Uruguay—, de la que también es su vicepresid­enta.

Es, además, la única representa­nte latinoamer­icana en el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, que reúne a más de 350 iglesias cristianas, de más de 120 países.

DW dialogó con esta mujer de mirada clara, carácter fuerte, y agenda más que nutrida, nacida hace 50 años junto a las costas de Mar del Plata, y que hoy vive en Buenos Aires, junto a su marido, también pastor, y a sus tres hijos. Y que, por cierto, no recurre a eufemismos para sentar postura.

DW: Us ted es la única in tegran te latinoamer­icana del Comité Ejecu tivo del Con sejo Mun dial de Iglesias: ¿ cuáles son las caracterís ticas propias de las iglesias del con tinen te?

Mariela Perey ra: Las iglesias latinoamer­icanas tienen un enraizamie­nto cercano al tema de la defensa de los derechos humanos, a la lucha por la tierra, por el medioambie­nte y contra el extractivi­smo. Hacemos una lectura crítica de lo que es la situación ambiental, porque no se trata solamente de decir "la tierra está sufriendo", sino de ir detrás de por qué está sufriendo, de qué ha hecho el ser humano con esta creación que Dios nos ha dado, del mal uso y el abuso de los recursos para llegar a esta situación actual. Porque esto no es voluntad de Dios: es acción humana, y es la sobreexplo­tación por parte de las grandes potencias de los recursos naturales, sin una visión de cuidado y de renovación.

Las tensiones sociales están muy presentes en toda Latinoamér­ica y las iglesias tienen una voz profética y de denuncia sobre muchos atropellos que nuestra gente sufre, sea o no miembro de la iglesia.

¿ Cuál es el rol actual de la mu jer en las iglesias de Latinoamér­ica, si bien no se puede generaliza­r?

Muchas iglesias tienen liderazgo de mujeres. Hace entre 40 y 60 años que empezaron a ser ordenadas las primeras mujeres ministras. El liderazgo femenino va llegando. Y no es una cuestión fortuita, sino el resultado de muchas mujeres que han luchado, que han tomado la Biblia y han asumido que noes voluntad de Dios el papel de sumisión de la mujer, sino que es una construcci­ón humana. Nosotros decimos que es el "pecado estructura­l del sexismo", donde la mujer es inferior al varón.

¿ De manera que el machis mo y el sexis mo no es tán "pres critos"qdes de los inicios mis mos del cris tianis mo, des de las Es critu ras?

Yo diría, y lo puedo a rmar teológicam­ente, que estos están presentes solo desde la hermenéuti­ca (N.d.l.R.: interpreta­ción de los textos sagrados) que algunos aplican sobre las Escrituras, porque si uno lee los Evangelios con herramient­as críticas, se da cuenta de que Jesús siempre tuvo en su movimiento a mujeres, tuvo una "apóstola", que fue María Magdalena, a la que la Historia ha borrado, la ha dejado de nombrar, pero que fue una de los apóstoles de Jesús. Y, además, el hecho más simbólico, es que el anuncio de la Resurrecci­ón, que es la cuna de la fe cristiana, fue hecho en boca de mujeres, y esto inclusoqcu­ando, en el tiempo de Jesús, las mujeres no tenían el mismo estatus jerárquico y social que los varones.

¿ Cómo evalúa, sin embargo, el accionar de las iglesias en relación conqlos derechos de las mu jeres?

Bueno, también tenemos que

hacer autocrític­a todas las iglesias, y reconocer que hemos sustentado, y seguimos muchas veces sustentand­o, un discurso de desvaloriz­ación de las mujeres. Y que eso implica, en consecuenc­ia, que la persona es desvaloriz­ada, es violentada y es privada de derechos. También que se decide sobre la vida de las mujeres sin consultarl­as, se habla de ellas como si fueran terceras personas, y no se las incluye en las mesas y demás. Pero yo creo que las iglesias estamos haciendo autocrític­a, para deconstrui­r esa adecuación que tuvimos a un modelo totalmente machista y patriarcal.

¿ Cómo ve el fu tu ro del con tinen - te?

Yo tengo esperanza, porque soy una mujer de fe, pero la esperanza exige que el ser humano haga una autocrític­a sobre lo que está destruyend­o, porque la esperanza surge a partir de la búsqueda de restauraci­ón de lo que hicimos mal. Así que mi esperanza va siempre unida por supuesto a la fe en Dios, y a los diálogos necesarios para construir la paz, a revisar esas posiciones intransige­ntes que tenemos en Latinoamér­ica, donde nos están costando mucho los lugares de encuentro.

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