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Walther Penck y sus desconocid­as memorias de la cordillera argentina

- Natalia Messer

"¡Que día! La precordill­era se ve de color rosa, rica en su relieve. De pronto un gorjeo y toda la vida se nota", describe en su diario Walther Penck, geógrafo y geólogo alemán, quien vivió en la alta cordillera andina a comienzos del siglo XX.

Un entonces joven de 24 años, nacido en Viena y educado en la Universida­d de Heidelberg — la más antigua de Alemania—,q recibió una oferta del ministerio de agricultur­a argentino para realizar,q por primera vez, un relevamien­to terreste en la región de Puna, un sitio de geografía escarpada y condicione­s climáticas extremas.

"Walther era un montañista de gran condición. Albrecht Penck, su padre, también geógrafo y geólogo, y que trabajaba en la Universida­d de Viena, le enseñó a vivir la experienci­a del paisaje y recorriero­n varias formacione­s rocosas en los Alpes austriacos", cuenta Gerhard Penck, nieto del aventurero alemán,qen entrevista con DW.

Con 8 años de edad, Walther Penck hizo su primera escalada en el monte Sarstein, en Austria, y, dos años más tarde, conquistó su primer cerro de 3.000 metros de altura.

"Recorrer estas cumbres era la única forma para justi car sus teorías geológicas y geográ cas, por eso, con el apoyo de su familia, inició su aventura por Latinoamér­ica", diceqGerha­rd Penck.

Sobre las nubes

El cientí co viajó en barco durante 21 días y arribóq un 6 de julio de 1912. En Buenos Aires se quedó 3 meses, para adaptarse y conocer mejor las costumbres del país y, más tarde, partió rumbo a la Puna de Atacama y el Valle de Fiambalá, acompañado de un caballo y dos arrieros.

En dos años, Penck ascendió 30 montañas andinas y cartogra ó 10 mil kilómetros cuadrados de la Puna, entre los que incluso abarcó una parte del territorio chileno.

"Es fascinante el nivel de detalle y precisión de sus mapas. Ni siquiera los militares argentinos contaban con tan buenas cartografí­as como las de mi abuelo", asegura a DW Gerhard Penck.

A través de mapas, dibujos e incluso de un diario — que dedicó a quien sería su esposa, Anna Lampert—qPenck describió la geografía del lugar yq narró las condicione­s de vida de su gente. Durante sus expedicion­es, el geógrafo venció alturas de más de 6.000 metros por sobre el nivel del mar, como los volcanes Incahuasi, San Francisco y Bonete. Se dice que conquistó la cima de cada uno de estos en solo 4 días.

"Él pudo ver cómo se unían esas gigantesca­s rocas, algoq que otros cientí cos de la época no presenciar­on, porque nunca exploraron esos paisajes", dice su nieto.

Un diario sobre "la libertad"

Pero la misión de Walther Penck por Sudamérica no solo se trató de explorar montañas y volcanes. "Su diario habla sobre la libertad, especialme­nte cuando describe ese territorio desértico, solitario y con temperatur­as extremas de día y de noche", agrega Gerhard Penck.

"La región, por más triste que sea, me llama la atención. El frío es penetrante y mis huesos no tienen la misma exibilidad", relata Walt - her Penck en su diario, que fue traducidoq al español y publicado,qen 2003, por el ingeniero forestal Enrique Funk.

"El diario aportó detalles desconocid­os de la vida de mi abuelo, a quien no conocí en persona. Descubrí su faceta de cientí co, montañista, pero también de hombre apasionado, que toma fotos y escribe cartas románticas a mi abuela Anna, en completa soledad, acompañado de su perro Pepe", cuenta Gerhard Penck.

Su abuelo geólogo regresó a Alemania en 1912. Dos años más tarde, estalló la Primera Guerra Mundial y marchó al frente. Cuando acabó el con icto, se mudó a Turquía, para trabajar en la Universida­d de Estambul.

Varias de sus exploracio­nes por el altiplano se compilaron en "El borde austral de la Puna de Atacama"q (en alemán Der Sü drand der Pu na de Atacama), un libro de más de 420 páginas, publicado en 1920, en la Academia de Ciencias de

Leipzig. En la obra, se analizan volcanes, la formación de montañas, costras terrestres, sedimentac­ión y, además, incluye sugerencia­s del autor para la agricultur­a de los pueblos aledaños al Valle de Fiambalá.

Pese a su corta vida, Penck logró producir bastante material. El cientí co falleció en 1923, a los 35 años de edad. Un tumor cancerígen­o fue la probable causa de su muerte.q Después, su padre, Albrecht, logró recopilar trabajos inconcluso­s y publicó "Análisis Geomorfoló­gicos", en 1924.

Las obras que dejó Penck lo hicieron merecedor, poco después de su muerte,q de la medalla Karl Ritter, un premio que otorga la Asociación de Geografía en Berlín. En 1955 yqdel otro lado del mundo, en Argentina, la Asociación Tucumana de Andinismo (ATA) rebautizó al Cerro Cazadero con el nombre de Walther Penck.

El archivo Penck

110 años han transcurri­do desde que Walther Penck concluyó su expedición por la cordillera de los Andes, y en la ciudad de Albstadt-Tail ngen, en el estado de BadenWurte­mberg, Gerhard Penck, nieto del geólogo y geógrafo, conserva una especie de archivo y museo de su abuelo.

En su casa, hay objetos arqueológi­cos, libros cientí cos de primera edición, herramient­as e implemento­s con los que trabajó Penck, como su montura, su cámara fotográ ca y también el diarioqdon­de describe su paso por Sudamérica.

Gerhard Penck es arquitecto de profesión, al igual que su fallecido padre Helmuth. Ninguno de los dos llegó a conocer bien a Walther, por eso,qdecidiero­n investigar más sobre él.qEn 1985, siendo aún estudiante, Gerhard viajó a Argentina para, de algún modo, revivir la aventura de su abuelo.

"Trabajé en la selva en Misiones, con una aldea de guaraníes, después con un pueblo llamado Cerro Bayo, en la Puna Jujeña, donde obtuve material para mi tesis e incluso construí una capilla que sigue en uso. Para mí, fue una experienci­a inolvidabl­e, de jornadas intensas, pero de compartir con la gente, y siempre recuerdo sentir esa libertad, que no experiment­as estando en la ciudad", con esaqPenck.

Esa libertad a la que re ere, la con rma Walther Penck en abril de 1915, en otro de sus diarios, y en pleno campo de batalla: "Muchas veces tengo lindos pensamient­os, y creo que estoy en la Puna. ¡ Dios, tengo sueños con ella! Allí, como un hombre libre, aquí como un servidor".

Walther Penck nació un 30 de agosto de 1888, en Viena. Hijo de Albrecht Penck, renombrado geógrafo y geólogo, pionero en el área de la glaciologí­a, y que trabajó varios años en la Universida­d de Viena. En la foto, Walt her de 12 años con su hermana Ilse, de 10, en el verano de 1900.

Con 10 años, Walther Penck ya

había conquistad­o una cima de 3.000 metros de altura. "Mi padre eligió la cordillera, segurament­e porque fue desde su juventud un entusiasta escalador entrenado en los Alpes austríacos", escribió sul hijo, Helmuth Penck, en una carta.

Si bien parte de su infancia y juventud la vivió en Austria, Walt her Penck retornó a Alemania en 1910, para estudiar en la Universida­d de Heidelberg, donde aprovechó para investigar regiones volcánicas de Italia, como Sicilia, las islas Eolias y Nápoles.

En 1912, Walther Penck es contactado por el Gobierno de Argentina, que solicita al cientí co cartogra ar por primera vez la región altiplánic­a de este país. Será un trabajo intenso por dos años. Penck no lo duda y viaja en barco durante 21 días rumbo a Buenos Aires. En la foto, Walt her Penck en el río Loro, Región de la Puna.

Dos años vivió en la ecorregión altiplánic­a de la puna el geólogo y geógrafo alemán. Durante su estadía, compartió con las comunidade­s de la puna de Atacama y el Valle de Fiambalá. En la foto, Penck en compañía de habitantes de esas zonas, dentro de una casa de piedra y a 3.800 metros de altura sobre el nivel del mar.

El equipo de Penck, un caballo y dos arrieros, era básico para la geografía escarpada, el clima ventoso y las tormentas de polvo incesantes. Pero esto no fue obstáculo para que el cientí co escalase 30 montañas andinas y cartogra ase 10 mil kilómetros cuadrados de la puna.

Además del trabajo cientí co, Walther Penck dedicó sus horas libres a escribir cartas románticas a su entonces prometida Anna Lampert, con quien se casaría y tendría dos hijos más tarde, ya estando de regreso en Alemania.

En la ciudad alemana de Albstadt-Tail ngen, en el hogar de Gerhard Penck, nieto de Walther Penck, se conservan todavía piezas únicas, como la cámara fotográ ca del geólogo, herramient­as de montaña, mapas, fotos y sus bitácoras de viaje.

La bitácora de viaje es de los mayores tesoros que guarda Gerhard Penck. En estas hojas, se narran los dos años que vivió el investigad­or alemán en la zona altiplánic­a. Para su nieto, son, más que descripcio­nes cientí cas, una especie de "relato de libertad".

En 1985, Gerhard Penck emprendió una aventura similar a la de su abuelo. Viajó a Argentina, a la región de la puna, para trabajar con comunidade­s locales, siendo aún un estudiante de arquitectu­ra. Durante su estadía, trabajó como constructo­r en Cerro Bayo e incluso levantó una capilla que hasta hoy sigue en pie.

Autor: Natalia Messer

(rml)

en la descripció­n de mi cargo!", dijo la entonces gobernador­a Lisa Phillips.

A principios de este año, Jonathan recibió el título Guinness de los récords como el animal terrestre vivo más viejo del mundo, y este mes también fue nombrado la tortuga más vieja de la historia.

EL(afp)

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