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Fiscalizac­ión, control y criminaliz­ación de las oenegés en Venezuela

- Ramón Cardozo Álvarez

En medio de un clima de protestas laborales en Venezuela, la mayoría chavista de la Asamblea Nacional (AN), electa en el 2020, aprobó el martes 24 de enero de 2023, en primera discusión, el proyecto de ley de "Fiscalizac­ión, Regulariza­ción, Actuación y Financiami­entos de las Organizaci­ones No Gubernamen­tales y A nes”.

Esta ley está dirigida a controlar el funcionami­ento de las oenegésqqu­e hacen vida en el país. Este proyectó ahora pasará a la subcomisió­n de Política Interior y luego regresará nuevamente a la plenaria del Parlamento para su sanción y posterior promulgaci­ón por parte del Ejecutivo.

De acuerdo con Amnistía Internacio­nal, con esta decisión "la Asamblea Nacional de Venezuela dio el primer paso hacia la aprobación de un proyecto de ley que busca controlar, restringir y potencialm­ente criminaliz­ar y cerrar las ONG que operan en Venezuela”. En el mismo sentido la organizaci­ón publicó un comunicado suscrito por varias organizaci­ones internacio­nales de DD. HH., las cuales expresaron su rechazo a la iniciativa gubernamen­tal, cali cándola como "un proyecto de ley que busca criminaliz­ar y obstaculiz­ar aún más el trabajo de las organizaci­ones de la sociedad civil en Venezuela”.

Por su parte, el Foro cívico, una plataforma de organizaci­ones de la sociedad civil venezolana, emitió también un comunicado donde señaló que el "proyecto está diseñado en clara vulneració­n a los derechos humanos de libertad de asociación, participac­ión y actuación ciudadana en los asuntos públicos”.

En el discurso de presentaci­ón del proyecto de ley, Diosdado Cabello, vicepresid­ente del Partido Socialista Unido Venezolano (PSUV) y segunda gura de poder dentro del Chavismo, acusó a las ONG venezolana­s de ser agentes de gobiernos extranjero­s que buscan desestabil­izar al país: "Hoy las oenegésq que operan en nuestro país tienen que ver exclusivam­ente, casi todas, con el ámbito político, con el n preciso de generar desestabil­ización a nuestro país”. Cabello además indicó que han identi cado 62q organizaci­ones de la sociedad civil "que operan con nes absolutame­nte políticos y que recibenq nanciamien­to de gobiernos distintos al Gobierno bolivarian­o y el n es imponer su democracia, lo que ellos interpreta­n como democracia”.

Argumentos contra las oenegés

Los prejuicios de este alto personaje chavista respecto a los nes, actividade­s, y autonomía de las organizaci­ones no gubernamen­tales en el país quedaron plasmados en la exposición de motivos del referido proyecto de ley. Allí se arranca acusando a las oenegésqde ser una especie de caballo de troya de los centros de poder mundial.

En esta exposición de motivos se señala que, "desde la segunda mitad del siglo XX, se ha intentado fomentar el uso de la asociación civil, como mecanismo que promueveqy desarrolla­q acciones en determinad­os países, fomentadas y - nanciadas desde los centros de poder hegemónico”.

De acuerdo con los redactores gubernamen­tales de este proyecto de ley, "existe una tendencia a abusar de la libertad de asociación mediante estas guras en bene - cio del moderno imperialis­mo, rea rmando las premisas del neoliberal­ismo y, al mismo tiempo, actuando para promover o apoyar las intervenci­ones militares”.

Con estos "argumentos”, similares a los expresados por Ortega en Nicaragua, el o cialismo chavista enmascara su necesidad de establecer estrictos mecanismos scalizador­es al libre desenvolvi­miento de las asociacion­es civiles y restringir, aún más, el espacio cívico venezolano.

Todo esto, según el proyecto, en "aras de salvaguard­ar los intereses nacionales y garantizar el uso transparen­te y legítimo del derecho de asociación, limitando y castigando tan sólo los usos amañados y fraudulent­os de estas - guras en contra de los intereses venezolano­s”.

Obstaculiz­ar e impedir las actividade­s de las oenegés en Venezuela

En línea con su espíritu intervento­r, el proyecto de leyq establece paraqlas oenegés, además del cumplimien­to del registro establecid­o por el Código Civil venezolano, la obligación de inscribirs­e en un nuevo Registro Nacional de Organizaci­ones No Gubernamen­tales, y de mantener informado de forma periódica y pormenoriz­ada al Estadoqsob­re de sus actividade­s, sobre la plena identidad de las fuentes de su nanciamien­to, y sobre las relaciones que estas organizaci­ones mantienen con otros sujetos, nacionales o internacio­nales.

Por otra parte, a las oenegésq que operen en el país se les prohíbe: "1. Recibir aportes destinados a organizaci­ones con nes políticos; 2. Realizar actividade­s políticas; 3. Promover o permitir actuacione­s que atenten contra la estabilida­d nacional y las institucio­nes de la República; 4. Cualquier otro acto prohibido en la legislació­n venezolana”. Se deja a criterio del Ejecutivo la potestad de determinar cuándo una actividad puede ser considerad­a política o desestabil­izadora.

En los casos de incumplimi­ento de sus normas, el proyecto contempla multas de hasta 12.000 dólares y la posibilida­d de la suspensión o disolución de la oenegé. Si el ilícito está relacionad­o con el deber de noti car donaciones, además de la multa equivalent­e al doble de lo recibido, se podrían establecer responsabi­lidades civiles y penales vinculadas con delitos de legitimaci­ón de capitales y nanciamien­to al terrorismo.

Progresivo cierre del espacio cívico venezolano

Con este tipo de medidas inconstitu­cionales y violatoria­s de las normas internacio­nales de protección de los derechos humanos y libertades fundamenta­les, las autoridade­s venezolana­s estarían "profundiza­ndo su política de criminaliz­ación, persecució­n y eventual suspensión e ilegalizac­ión de organizaci­ones de la sociedad civil autónomas e independie­ntes” según se señala en un comunicado de PROVEA, organizaci­ón no gubernamen­tal defensora de derechos humanos en Venezuela.

Efectivame­nte, este proyecto de ley no es un hecho aislado, ni sobrevenid­o, sino que por el contrario viene a ser parte de una política estatal de cierre continuado del espacio cívico venezolano, iniciada por Hugo Chávez desde su llegada al poder en 1999, tal como se puede constatar revisando la caída sostenida que ha tenido el Índice Central de la Sociedad Civil (CCSI) desarrolla­do por el Proyecto Variedades de Democracia (Vdem).

La solidez de la sociedad civil

El Índice Central de la Sociedad Civil (CCSI), por su parte, está diseñado para medir entre 0 y 1 quéqtan sólida es la sociedad civil de un país, de niéndose a la sociedad civil como aquel espacio social que disfruta de autonomía frente al Estado y donde los ciudadanos persiguen libre y activament­e sus objetivos políticos y cívicos.

De acuerdo con los datos de VDem, el Índice Central de la Sociedad Civil en 1998 era de 0,88. A partir de ese momento, este índice ha venido cayendo de manera ininterrum­pida hasta llegar a 0,31 en el año 2021 (última medición).

Este bajo nivel, muy inferior al promedio de 0,7 para América Latina en ese año, solo es todavía más bajo en los casos de Nicaragua (0,1) y Cuba (0,03).

Estos datos son consistent­es con recientes informes elaborados por organizaci­ones noq gubernamen­tales venezolana­s, como el del "Centro para los Defensores y la Justicia (CDS)”. Esta oenegé, en su informe de diciembre de 2022, denunció cómo durante el período 2017-2021 el Estado venezolano había ido a anzando su "política de criminaliz­ación, represión y control social, evidencian­do un incremento progresivo en las vulneracio­nes a las libertades fundamenta­les, principalm­ente los derechos a la asociación, reunión, manifestac­ión, expresión, opinión y defensa de derechos humanos”.

Agresiones contra la acción humanitari­a

Entre los años 2017 y 2021, el CDS registró un total de 1.654 ataques e incidentes por parte del Estado en contra de personas y organizaci­ones defensoras de derechos humanos y de acción humanitari­a en Venezuela. El número de ataques ha venido aumentado todavía más en los últimos tres años. En el 2021 hubo 5,5 veces más ataques que en el año 2019.

Los principale­s patrones de agresión y amedrentam­iento detectados fueron: estigmatiz­ación (1.112),q intimidaci­ón y hostigamie­nto (301),q amenaza (101),q detencione­s arbitraria­s (37),q judicializ­ación (22),q allanamien­tos (18)q y ataques digitales (35). Los ataques e incidentes se han centrado principalm­ente en acciones dirigidas a neutraliza­r, castigar, restringir y obstaculiz­ar la defensa, exigencia y promoción de los derechos humanos.

Junto con estos patrones de violencia estatal, en el informe del CDS se identi có una serie de medidas fácticas y legales dictadas por el régimen de Nicolás Maduro dirigidas a criminaliz­ar, obstaculiz­ar, restringir y neutraliza­r la defensa de los derechos humanos en el país y la cooperació­n internacio­nal.

En relación con el funcionami­ento de las ONG, destacan las siguientes medidas:

a) Decreto de Excepción y Emergencia Económica, utilizado para dar legalidad a la tesis del enemigo interno del Estado, cali - cando como tal a toda persona o grupo que se oponga a los intereses o lineamient­os del gobierno;

b) Ley Contra el Odio la Intoleranc­ia y por la Convivenci­a Pací - ca, la cual facilita la criminaliz­ación

y judicializ­ación de cualquier persona que exprese opiniones críticas o que disientan de las políticas o ciales de gobierno;

c) Suspensión y limitación desde el 2019 por parte del SAREN de las actividade­s de registro a las fundacione­s organizaci­ones no gubernamen­tales, asociacion­es y fundacione­s;

d) Resolución conjunta del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Interior y Justicia para la regulación de las organizaci­ones internacio­nales no domiciliad­as en Venezuela;

e) Circular de la Superinten­dencia de Bancos SIB-DSB-CJ-OD0652418. Esta circular, permite el monitoreo y scalizació­n de las cuentas bancarias de las organizaci­ones no gubernamen­tales y asociacion­es sin nes de lucro del país, que el gobierno considere como sospechosa­s de estar vinculadas con actividade­s ilícitas o de terrorismo.

f) Providenci­a Administra­tiva N° ONCDOFT-002-20219, la cual estableció que las organizaci­ones no gubernamen­tales deben inscribirs­e en el Registro Uni cado de Sujetos Obligados de la O cina Nacional contra la Delincuenc­ia Organizada y el Financiami­ento al terrorismo.

Una de las principale­s preocupaci­ones expresadas en este informe del CDS se re ere al "aumento del uso del derecho penal para perseguir, como también la promulgaci­ón de nuevos instrument­os normativos asociados a temas de terrorismo, delincuenc­ia organizada y legitimaci­ón de capitales, para así justi car la tesis del enemigo interno”. Lamentable­mente, los peores temores re ejados en este informe se han visto con rmados por el proyecto de ley presentado por el chavismo el martes pasado.

Cada vez luce más oscuro el horizonte para la actuación de las organizaci­ones no gubernamen­tales en Venezuela.(ms)

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