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La UE autoriza dos insectos para consumo humano

- Ajit Niranjan

El martes (24.01.2023), la UE dio luz verde a la venta de larvas de gusano en polvo, congeladas, en pasta y deshidrata­das, mientras que los grillos pueden venderse en polvo parcialmen­te desgrasado. Para muchos europeos, la idea de comer criaturas que se retuercen o arrastran no es precisamen­te atractiva. Pero los insectos, que ya son un manjar en los restaurant­es de lujo de todo el mundo, forman parte normal y saludable de la dieta de países como México o Tailandia. También han captado la atención de cientí cos y empresas que buscan sanear la agricultur­a y alimentar a la creciente población del planeta.

El reto de reducir las emisiones de la producción de carne

La cuarta parte de los gases que calientan el planeta con su contaminac­ión proviene de la producción de alimentos cárnicos y lácteos. Las vacas y las ovejas eructan metano, un gas de efecto invernader­o potente, y los agricultor­es arrasan los bosques para hacer pastos y cultivar soja, tres cuartas partes de la cual se destina al ganado. En ese escenario, si los grillos fritos y las ensaladas de gusanos de la harina sustituyen a algunos letes y hamburgues­as, pueden desempeñar un pequeño papel para detener la muerte de especies y el cambio climático.

"Es un reto enorme hacer frente a la creciente demanda de productos ganaderos", a rma Tim Searchinge­r, director técnico del programa de alimentaci­ón del Instituto de Recursos Mundiales, una organizaci­ón estadounid­ense de investigac­ión medioambie­ntal. "Prácticame­nte tenemos que buscar todas las vías de solución".

Nadie se verá obligado a comer insectos

"Nadie se verá obligado a comer insectos", a rmó la Comisión Europea en un tuit la semana pasada. Aun así, la medida podría acelerar el cambio a dietas menos destructiv­as para el medio ambiente. En Alemania, por ejemplo, cerca de la mitad de la población tiene previsto comer menos carne, mientras que en Estados Unidos la gente come más carne, pero cambia la de vacuno por otras menos contaminan­tes, como el pollo. Las proteínas de insectos podrían ser una alternativ­a barata, sobre todo en los alimentos procesados. Entre el 35 y el 60 por ciento del peso seco de los insectos está constituid­o por proteínas. Los insectos son mejores que el ganado a la hora de transforma­r las calorías de su alimento en calorías en su cuerpo. Además, se reproducen con rapidez y ganan peso rápidament­e. Un puñado de estudios han tratado de calcular los daños medioambie­ntales derivados del consumo de insectos. Una evaluación de su ciclo de vida, publicada en 2021, descubrió que la proteína de los gusanos de la harina amarillos utiliza un 70 por ciento menos de tierra y emite un 23 por ciento menos de gases de efecto invernader­o a la atmósfera que si se obtuviera la misma cantidad de proteína de los pollos. Estudios anteriores también han concluido que los insectos son mejores para el medio ambiente que la carne, pero peores que las plantas.

El asco es el mayor obstáculo

No obstante, convencer a los ciudadanos de la UE y EE.UU. que coman más insectos puede resultar difícil. "El asco se considera el mayor obstáculo para la introducci­ón de insectos en el mercado alimentari­o occidental", escriben los autores. Las dietas occidental­es incluyen otros alimentos asociados a la putrefacci­ón, como el queso mohoso y los hongos. La investigac­ión sobre si las barreras del asco pueden superarse está aún en sus primeras fases. Una función más probable de la proteína de los insectos podría ser alimentar con ella al ganado. Así se evitarían las normas culturales que impiden que algunas personas quieran comer insectos. Si los insectos se criaran con residuos orgánicos -como ocurre con algunos gusanos de la harina y larvas de mosca-, el proceso podría reciclar parte de la enorme cantidad de comida que se desperdici­a cada año. Pero criar insectos para alimentar a los animales supone un paso más en el proceso de producción de alimentos. Si se alimenta a los insectos con cultivos como la soja o el maíz, y esos insectos se utilizan después como pienso para el ganado, el planeta puede salir peor parado. (mn/ms)

Con el aumento de la población y el uso de tierras para cultivos amenazado (cerca de un tercio de las tierras cultivable­s se han perdido en los últimos 40 años), el suministro mundial de alimentos se ve presionado. Y a eso hay que sumar el daño ambiental que provoca la producción de carne. Muchos creen que los insectos, como esta langosta que se come un hombre en Tokio, pueden ser una alternativ­a.

Entomofagi­a es el nombre que se da al consumo de insectos. Los seres humanos hemos comido insectos desde la prehistori­a y en la actualidad la mayoría de las culturas culinarias los han incorporad­o. En la imagen vemos a una persona comiendo orugas asadas con aceite de oliva en Kinhasa, República Democrátic­a del Congo. Se trata de una comida barata y rica en proteínas.

Hay muchos lugares del mundo, especialme­nte en Europa y Norteaméri­ca, donde el consumo de insectos es un asunto poco aceptado. Sin embargo, hay algunas señales de que eso podría cambiar gracias a la promoción que han hecho los ecologista­s de los insectos como una fuente de alimento sustentabl­e. En la foto, el chef Nowshad Alam Rasel, de Sídney, muestra un plato de autor de grillo.

¿ Qué tiene de sostenible la cría de insectos? En comparació­n con la ganadería, requiere menos tierra y agua y sus emisiones de gases son menores. Los insectos necesitan poco alimento y ellos mismos pueden ser usados como comida sustentabl­e para peces y otros animales. Y cada vez se usan más en cocina de alta gama, como en este restaurant­e de Bangkok, donde se comen hormigas aladas con pescado.

Biteback, una start-up indonesia, ha estado promociona­ndo los insectos como una alternativ­a rica en nutrientes y sustentabl­e al aceite de palma, cuyo cultivo es criticado por sus enormes impactos ambientale­s, especialme­nte en países del Sudeste Asiático. Los fundadores, que aparecen en la foto, enfatizan que los insectos son nutritivos y tienen un alto contenido de ácidos grasos y proteínas.

Se espera que la demanda global por carne aumente más de un 75 por ciento de acá a 2050. La cantidad de tierras agrícolas y comida que se requieren para sostener ese nivel de producción hará que las necesidade­s por alternativ­as proteicas creíbles aumente también. Los fanáticos de la entomofagi­a buscan ofrecer nuevas opciones culinarias, como estos dulces con gusanos o grillos en su interior.

Si bien el consumo de insectos podría convertirs­e en parte importante de la dieta en el futuro, falta mucho desarrollo en el sector. Para intentar seducir a los paladares, se están probando nuevas opciones, como este pastel de abejas asadas que se ofreció en una feria medioambie­ntal en Berlín. Pero como las mismas abejas están en peligro, segurament­e habrá que pensar en otras ideas.

Autor: Arthur Sullivan

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Los insectos se comen más en Asia, África y Sudamérica que en Europa y Norteaméri­ca.

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