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Latinoamér­ica bajo el prisma de Hans Helfritz

- Natalia Messer

Viajar, viajar y viajar: así se pasó la vida Hans Helfritz, fotógrafo alemán, nacionaliz­ado chileno, que a mediados del siglo XX recorrió el mundo con su cámara fotográ ca.

El compositor, camarógraf­o y fotógrafo fue uno de los primeros en capturar con su lente lugares como la Antártida, Isla de Pascua y Yemen, entre otros destinos. La mayoría de su trabajo se publicó más tarde en libros que él mismo escribió.

Helfritz nació en la ciudad de Chemnitz, en el estado de Sajonia, dentro de una familia de banqueros. De hecho, antes de que viajase por el mundo aprendió contabilid­ad y trabajó en algunas nancieras. Pero aquello no era su pasión, sino la música, así que, en 1926, luego de ahorrar su ciente dinero, se fue a estudiar contrabajo y composició­n a la Escuela de Música de Berlín.

Además de su faceta de compositor que lo llevó a estrenar piezas musicales dentro de Alemania‒, Helfritz descubrió el gusto por otras artes, como el cine mudo y la ópera, donde incluso trabajó como extra y ayudante.

En 1929, tras acabar sus estudios formales, incursionó en la musicologí­a, y un año más tarde emprendió su primera aventura hacia el Oriente Medio.

Registros y exilio

"Su primer destino fue el Reino de Yemen, donde grabó a un grupo de beduinos. Nunca nadie había registrado sus voces y música. Él fue el primero”, explica en entrevista con DW la investigad­ora chilena Tania Basterrica, quien, junto a Betty Haoa, publicó "Rapa Nui y

Hans Helfritz 1946”, libro que recopila el trabajo del artista visual en la isla de la Polinesia.

A su regreso en Alemania, Helfritz publicó un primer libro, fotografía­s y dos documental­es sobre su estancia de cuatro años en el Oriente.

Este trabajo le valió fama internacio­nal, al ser de los pocos recopilado­res de la cultura beduina, además del primer europeo en visitar la legendaria ciudad de Shabwa, en la antigüedad un importante centro comercial para el Mediterrán­eo, la India y Egipto.

Entre 1935 y 1939, Hans Helfritz viajó por la India, Malasia, China, Singapur y, más tarde, se aventuró a recorrer Latinoamér­ica, donde pasó gran parte de su vida. El fotógrafo visitó México, Guatemala, El

Salvador, Costa Rica, Panamá, Brasil, Bolivia y Chile, entre otros.

Mientras tanto, en Alemania el nazismo ganaba poder, algo que preocupaba a Helfritz, quien temía ser denunciado y perseguido debido a que era homosexual.

En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el fotógrafo que por entonces se encontraba en Bolivia trabajando en un nuevo libro‒, decidió autoexilia­rse en Chile, donde pasó los siguientes 20 años.

Fotografía intimista

En Chile, Helfritz viajó de norte a sur y fue invitado a participar en expedicion­es cientí cas. "Era reconocido en las universida­des e incluso contaba con un estudio fotográ co. En el verano de 1946 viajó en barco hacia Isla de Pascua, Tierra del Fuego, y en la primera excursión chilena a la Antártida. Allí compartió con Gerstmann y Felbermaye­r, otros fotógrafos alemanes”, cuenta a DW Betty Haoa, investigad­ora de origen pascuense.

La cámara de Helfritz captó miles de paisajes, pero también retrató íntimament­e a las personas en su día a día. En Isla de Pascua y Tierra del Fuego, por ejemplo, jó su atención en los artesanos, pescadores y alertó de la extinción de grupos indígenas como los Alacalufes y los Yaganes.

"Es un trabajo etnográ co de un alto nivel técnico, porque no son imágenes retocadas, y algunas incluso están a color. Uno pensaría que han sido tomadas recienteme­nte”, describe a DW Tania Basterrica.

En uno de sus tantos libros, "Chile, país bendito”, el fotógrafo que recibió la nacionalid­ad chilena en 1948‒, describe paisajes, costumbres campesinas, e incluso analiza la música folclórica del país sudamerica­no.

"Encontramo­s una cinta con música de Isla de Pascua, que él mismo había recopilado. Helfritz solía grabar melodías, canciones o sonidos, porque ese era también su n investigat­ivo”, explica en entrevista con DW Betty Haoa.

Un tesoro al alcance del público

Actualment­e la obra de Hans Helfritz se encuentra casi en su totalidad en el Museo Rautenstra­uchJoest, en la ciudad de Colonia. "Son más de 80.000 objetos, como bitácoras, cartas, discos musicales, libros, películas, fotografía­s y algunos recuerdos personales”, detalla a DW Lucía Halder, historiado­ra y encargada de esta colección.

En 2017, el Museo Rautenstra­uch-Joest inició la catalogaci­ón de los preciados objetos y, desde entonces, trabajan en su incorporac­ión al banco de datos. La pandemia del COVID-19 atrasó un poco los planes, pero ya se cuentan con algunos proyectos de artistas e investigad­ores, relacionad­os con la música y los videos que dejó Helfritz”, adelanta a DW Lucía Halder.

La institució­n ofrece libre acceso al patrimonio del artista, especialme­nte para quienes tengan propuestas de investigac­ión, tal como lo hicieron en 2018 Tania Basterrica y Lucy Haoa, quienes, además, expusieron fotografía­s de Helfritz en la misma Isla de Pascua.

"Creo que Helfritz nunca imaginó que después de 70 años su material iba a ser utilizado en artículos, libros y exposicion­es, pero sí fue muy previsor al conservar ese registro único, de manera tan minuciosa, para luego traspasarl­o a un museo y que este no se perdiese”, opina Tania Basterrica en entrevista con DW.

Después de dos decenios en Chile, Hans Helfritz dejó el país. La alta in ación e inestabili­dad política fueron las razones. En Ibiza, su nueva residencia, escribió sus memorias y aseguró que "sin la curiosidad fracasarás antes de tiempo y, entonces, ya no disfrutará­s de la vida. Hay que tener curiosidad hasta el nal”.

(cp)

Hans Helfritz nació en 1902 en Chemnitz, estado de Sajonia. Su padre era banquero y para seguir con la tradición familiar, Helfritz estudió contabilid­ad, pese a que no era su pasión. “Odiaba los números e incluso llegaba a soñar con ellos”, confesó más tarde.

Sin pensarlo tanto, juntó dinero y se mudó a Berlín, donde estudió composició­n y contrabajo. Más tarde, en 1929, emprendió uno de sus primeros y más importante­s viajes hacia el Oriente Medio. Allí descubrió su pasión por la fotografía y el cine.

Después de recorrer el Oriente Medio y ser de los primeros fotógrafos en registrar a beduinos en

Yemen, Helfritz inició su aventura por el mundo. No dejó de viajar nunca, y más tarde se marchó a Latinoamér­ica. En la foto, un registro inédito de 1946 en la Isla de Pascua.

En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Hans Helfritz se encontraba en Bolivia, preparando un libro y algunos cortometra­jes de sus travesías por Centroamér­ica y Sudamérica. Por miedo a ser perseguido por el régimen nazi, decidió nalmente no regresar a Alemania.

De Bolivia emigra a Chile, donde se queda por 20 años. Allí se convierte en fotógrafo o cial de expedicion­es cientí cas, como la primera a la Antártica, en enero de 1947, organizada por el gobierno de Gabriel Gonzáles Videla.

Más allá de los paisajes, a Helfritz le interesan las personas. Destacan los retratos de indígenas, isleños y campesinos de la zona central chilena. En sus bitácoras alerta de la extinción de grupos étnicos como los alacalufes y yaganes. En la foto, una joven yagán que posó para él durante su visita a Tierra del Fuego.

Helfritz escribió libros de casi todos sus viajes. Además de las fotografía­s, se dedicaba a estudiar las costumbres de cada país y, en su rol de compositor, también analizaba la música local. “Su trabajo recopilato­rio-etnográ co tiene un tremendo valor”, dice a DW Tania Basterrica, investigad­ora chilena.

Hans Helfritz recibió la nacionalid­ad chilena en 1948. En su segunda patria abrió un estudio fotográ co y ganó prestigio con su trabajo. También desarrolló actividade­s musicales y compuso algunas tonadas en cooperació­n con otros artistas. En la foto, mujeres de la Isla de Pascua, durante su estadía en 1946.

Pese a que en Chile pasó los mejores años de su vida, y como él mismo reveló en su biografía, Hans Helfritz dejó el país a causa de la alta in ación e inestabili­dad política de entonces. En 1959 partió rumbo a Ibiza, donde pasó sus últimos años componiend­o y escribiend­o artículos en revistas de turismo.

Pese a su avanzada edad, Hans Helfritz seguía activo y recorriend­o lugares. Después de escribir su autobiogra­fía, viajó a Chile, Estados Unidos, Guatemala y Marruecos para trabajar en documental­es y una película, coproducid­a con el escritor y compositor estadounid­ense Paul Bowles.

Hans Helfritz murió en Duisburgo, Alemania, a los 93 años. Gran parte de su material se encuentra en estantes, computador­as y cajas en el museo Rautenstra­uch-Joest en la ciudad de Colonia. Son cerca de 80.000 objetos, entre los que destacan: fotos, bitácoras, libros, grabacione­s de audio, discos musicales y objetos personales del fotógrafo.

Autor: Natalia Messer

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Hans Helfritz sobre un bus VW, con su cámara. (Colección fotográ ca del Museo Rautenstra­uch-Joest, de Colonia).

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