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Ucrania: así documentan las ONG los crímenes de guerra rusos

- Igor Burdyga

Desde la invasión rusa en febrero de 2022, las autoridade­s ucranianas han registrado más de 75.500 crímenes de guerra por parte de las Fuerzas Armadas rusas. No obstante, pese al incasable trabajo de investigad­ores y scales, podrían pasar décadas hasta que la mayoría de los culpables sean llevados a juicio.

Más de 30 oenegés ucranianas, agrupadas bajo el nombre de

"Ukraine 5 AM Coalition" (Coalición Ucrania 5 AM), apoyan las investigac­iones. Su meta es darles voz a las víctimas de las agresiones rusas e imponer penas tanto a los autores directos de los crímenes como a los líderes del Gobierno en Moscú.

Algunas de las organizaci­ones miembro realizan esta labor desde la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, en 2014. Ahora, comparten sus experienci­as con los colegas de la sociedad civil y representa­ntes de las autoridade­s de investigac­ión.

Las fuentes: contactos propios

Según Román Avramenko, director de la organizaci­ón Truth Hounds, que documenta crímenes de guerra, la colaboraci­ón entre funcionari­os y defensores de derechos humanos funciona bien.

A través de líneas directas y en el lugar de los hechos, las oenegés reúnen testimonio­s de víctimas de guerra. Asimismo, instalaron un banco de datos electrónic­o para intercambi­ar informació­n con las autoridade­s gubernamen­tales. Y en algunos lugares, incluso llevan a cabo investigac­iones propias. A veces, también capacitan a investigad­ores ucranianos en el reconocimi­ento de crímenes de guerra.

Tetyana Petshontsh­yk, del centro de derechos humanos ZMINA, cuenta que hay casos de deportacio­nes forzosas que no han sido reconocida­s como crímenes de guerra ni por las autoridade­s ni por las víctimas.

"ZMINA documentó 233 casos de deportacio­nes, por ejemplo, en la región de Járkov, en la frontera con Rusia. Hablando con los afectados nos dimos cuenta de que casi ninguno había denunciado el caso ante las autoridade­s. Muchas veces las personas no entienden que han sido víctimas de un crimen porque las deportacio­nes fueron disfrazada­s de evacuacion­es", explica a DW.

Aún más complicada es la situación de los periodista­s y activistas detenidos en los territorio­s ocupados por Rusia, asegura Olga Skrypnyk, del Grupo de Derechos Humanos de Crimea. Muchas veces, solo los familiares de los detenidos informan de su desaparici­ón, y, puesto que no existe una acusación formal contra los prisionero­s, estos prácticame­nte no cuentan con protección jurídica. En muchos casos, solo a través de contactos y redes propios, las ONG logran localizar a los detenidos en las cárceles rusas.

Propaganda agresiva

Desde comienzos de la invasión rusa, el Instituto de Informació­n Masiva (IMI, por sus siglas en inglés) ha documentad­o más de 500 crímenes contra representa­ntes de medios de comunicaci­ón. La directora del IMI, Oksana Romanyuk, critica que, durante años, se ha usado el término incorrecto de la "desinforma­ción".

En su opinión, "al hablar de propaganda rusa, se olvida que en realidad se trata de una forma extrema de la incitación al odio". Esta incluye llamados al genocidio, a bombardear blancos civiles y a asesinar a ucranianos, dice.

No obstante, el IMI es consciente de que el derecho internacio­nal no tipi ca la propaganda agresiva como delito. "Nuestro reto es lograr que los responsabl­es reciban el castigo que merecen, también a nivel internacio­nal", subraya Romanyuk.

Otro reto de las ONG consiste en que el material reunido, como fotos y videos de redes sociales, sea reconocido como válido en las investigac­iones penales.

(vt/cp)

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