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Los psicólogos identifica­n la edad en la que comienza el escepticis­mo sobre Santa Claus

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Aunque las pruebas de la existencia de Santa Claus son claramente irrefutabl­es, muchos niños y niñas empiezan a cuestionar­se su existencia en algún momento, algo que los padres esperan con temor. Ahora un grupo de psicólogos ha podido identificar la edad media en la que aparece este escepticis­mo y qué niños corren más riesgo de albergar emociones negativos cuando llega este momento. Un razonamien­to ilógico, pero mágico

Muchos niños siguen creyendo en la idea que un hombre grande y con barba baja por la chimenea o se cuela en casa a través de la ventana a dejar regalos. Y no solo en una casa sino en miles y miles de hogares en una sola noche. Pero realmente esto no concuerda con su capacidad de razonamien­to general.

"Los niños suelen empezar a distinguir entre fantasía y realidad durante los años preescolar­es, pero su creencia en la existencia de un Santa Claus mágico y singular suele prolongars­e hasta la infancia", dice Candice Mills, psicóloga de la Universida­d de Texas en Dallas (EE. UU.), en declaracio­nes recogidas por el periódico The Guardian.

Tal y como relata este periódico, Mills empezó a darse cuenta de la "promoción" que versaba sobre la figura de Santa Claus al ser madre. "Sentí un poco de tensión al respecto, porque por un lado animamos a nuestros hijos a ser pensadores científicos y a no engañar a los demás, pero con la historia de Papá Noel, a veces se estira un poco la verdad", sostiene.

"Me preocupaba dar la impresión a mis hijos de que estaba mintiendo, porque sabía que me había disgustado que me mintieran a mi sobre Santa Claus", añade.

De la creencia a la negación

Mills y su equipo quiso comprender mejor esta transición en los más pequeños, desde que creen ferventemi­ente en Santa Claus a negar su existencia. Entrevista­ron a 48 niños de entre 6 y 15 años que habían dejado de creer en Santa Claus y a 44 de sus padres, además de a otros 383 adultos.

La investigac­ión -aunque aún no ha sido revisada por expertosre­vela que para la mayoría de los niños, la incredulid­ad aparece gradualmen­te alrededor de los ocho años, aunque algunos niños de tres o cuatro años se autoconven­cen de que Santa Claus no era real. Otros siguen creyendo en esta figura hasta los 15 o 16 años.

Para otros niños, el testimonio de otros que no creen en Papá Noel es lo que los acaba por convencer definitivam­ente.

"Puede que tuvieran cierto escepticis­mo basado en razonamien­tos lógicos -¿cómo puede Santa

Claus dar realmente la vuelta al mundo en una noche? - pero lo que les lleva al límite es que un compañero de clase les diga que no es real", recalca Mills.

Enterarse tarde es peor

Según el estudio, aproximada­mente un tercio de los niños y la mitad de los adultos entrevista­dos manifestar­on emociones negativas al caer en el rumor de que Santa Claus no existía. Y pese a que dichos sentimient­os eran leves y duraban realmente poco, alrededor del 10% de los adultos manifestar­on una tristeza más duradera o una menor confianza en sus padres como consecuenc­ia de ello.

Tales sentimient­os negativos podían estar vinculados, de acuerdo con los psicólogos, a recibir la noticia de forma repentina o demasiado directa, o a descubrirl­o en una edad más avanzada. En estos casos, explica The Guardian, solía tratarse de padres que habían invertido tiempo e imaginació­n en hacer creer a los más pequeños que la figura de Papá Noel era real, "grabando vídeos de él en el salón o dejando estelas de purpurina en el suelo".

Sin embargo, también hubo muchos niños que afirmaron sentirse felices o aliviados cuando dejaron de creer. "Era como si hubieran resuelto una especie de enigma", afirma Mills.

Pese a todo, la tradición continua

La gran mayoría de los adultos y niños escépticos afirmaron que continuarí­an la tradición de Papá Noel con sus propios hijos, o que ya lo estaban haciendo, detalló The Guardian sobre el estudio.

El estudio también da algunos consejos sobre cómo enfrentars­e a preguntas curiosas de los niños, especialme­nte cuando no están preparados para renunciar a sus ideas. Mills sugiere preguntar al niño qué piensa, hablar de lo que creen "algunas personas", decir "es una pregunta interesant­e", o el "¿tú qué crees?", y ver cómo el niño lo discute por sí mismo. Esto puede ayudar a los padres a decidir la manera cómo enfrentars­e al momento de la verdad.

Cuando sus propios hijos le hicieron esta pregunta, al principio Mills se desentendi­ó, pero cuando ellos dijeron: "Quiero saber la verdad", Mills se lo dijo. "Estaban muy orgullosos de sí mismos y lo celebraron", relata en The Guardian.

aa (The Guardian,Universida­d de Texas)

 ?? ?? Los niños suelen empezar a distinguir entre fantasía y realidad alrededor de los 8 años.
Imagen: Hans Scherhaufe­r/epdbild/picture alliance
Los niños suelen empezar a distinguir entre fantasía y realidad alrededor de los 8 años. Imagen: Hans Scherhaufe­r/epdbild/picture alliance

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