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El dólar estadounid­ense: ¿la medida prometedor­a de Milei o un inconvenie­nte para Argentina?

- Andreas Becker, Nicolas Martin

El recién elegido presidente de Argentina, el populista de derecha Javier Milei, nunca ha ocultado sus intencione­s: durante sus aparicione­s en la campaña electoral, mostró decididame­nte un billete de 100 dólares de gran tamaño con su propia imagen. Ante las cámaras, el mandatario de 53 años troceó con rabia una imagen de cartón del Banco Central del país con el lema: ¡Argentina necesita el dólar!

Aunque los observador­es suponen que, de momento, Milei no podrá pasar de las palabras a los hechos, debido a falta de mayorías en el Congreso, el economista libertario recibió muchos aplausos por su terapia de choque en campaña. Principalm­ente porque la economía argentina está en crisis. La infiación supera el 140 por ciento y un período de sequía ha resentido las exportacio­nes de carne, pescado y soja, las más importante­s del país. Mientras, la pobreza crece y se espera que la economía se contraiga este año.

El dólar como solución rápida

Si todo sale como desea Javier Milei, la introducci­ón del dólar estadounid­ense devolvería a Argentina al buen camino.

Algunos países, como Ecuadory El Salvador ya dieron este paso. Desde el año 2000 y 2001, respectiva­mente, aceptan el dólar como medio de pago válido. En Panamá, el dólar es el principal medio de pago desde 1904.

Con este paso, el Estado que lo da reconoce la moneda estadounid­ense como moneda de curso legal. Un tipo de cambio fijo determina la tasa a la que la moneda existente se convierte en dólares. Después, la moneda propia del país sigue en circulació­n, pero normalment­e ya no se imprime y desaparece gradualmen­te.

Tanto Ecuador como El Salvador utilizan el dólar en la actualidad. Tras su introducci­ón, la infiación se ha calmado en ambos países y los resultados económicos se han estabiliza­do. Sin embargo, ambos se han endeudado más.

Por otro lado, en muchos otros países con altas tasas de infiación se está produciend­o una dolarizaci­ón informal, con los consumidor­es guardando divisas en dólares como "reservas duras", mientras sus propias monedas pierden valor. Ese es justamente el caso de Argentina desde hace años.

Ventajas de la dolarizaci­ón

Milei y los partidario­s de la dolarizaci­ón están convencido­s de que si se quita el control de la moneda a los políticos -a las élites percibidas como corruptas-, los problemas, como la infiación, se resolverán.

Pero "Argentina siempre ha tenido una infiación elevada", afirma Nils Sonnenberg, investigad­or económico del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW, por sus siglas en alemán), y "desde la introducci­ón del peso en 1881, ha habido cinco reformas monetarias en las que se eliminaron 13 ceros de los billetes", sostiene.

De ahí que la confianza de los argentinos en su moneda sea tan escasa. A finales de 2022, los argentinos tenían más de 246.000 millones de dólares estadounid­enses en cuentas en el extranjero o en billetes de dólar, lo que equivale aproximada­mente a la mitad de la producción económica anual del país, según la oficina de estadístic­a argentina.

Pero el hecho de que el Banco Central no haya podido garantizar una moneda estable también se debe a su falta de independen­cia de la política, ya que en Argentina, este órgano está subordinad­o al Ministerio de Economía.

Con el dólar estadounid­ense como moneda nacional, las empresas y los hogares argentinos volverían a tener una divisa estable con la que planificar y hacer negocios, según sus partidario­s.

Peligros de la dolarizaci­ón

Las ventajas de la dolarizaci­ón son al mismo tiempo sus inconvenie­ntes: si la política nacional no tiene control sobre la moneda, el margen de maniobra para la acción política se reduce drásticame­nte.

Si el Estado no dispone de medios para amortiguar dificultade­s mayores, las recesiones y las crisis económicas serían mucho más dolorosas de lo que ya son. Tampoco sería posible obtener una ventaja competitiv­a devaluando la propia moneda, ni para los exportador­es nacionales ni para el sector turístico.

Y este es un problema que Argentina ya conoce. Entre 1991 y 2001, el país vinculó su moneda al dólar estadounid­ense por ley, a un tipo de cambio de 1:1. Pero cuando importante­s socios comerciale­s como Brasil y México devaluaron bruscament­e sus monedas frente al dólar, a finales de los años 90, la economía argentina tuvo dificultade­s. De repente, sus productos eran demasiado caros y casi imposibles de vender, así que el país tuvo que abandonar ese tipo de cambio.

El dólar es, por tanto, una promesa de estabilida­d, pero también un riesgo para Argentina. Queda por ver si se implantará finalmente como medio de pago y en qué momento. La única certeza es que el presidente electo tendrá que hacer concesione­s porque no tiene mayoría política.

(aa/rml)

mizar procesos, armonizar y evitar esta sobre-certificaci­ón y los costos que implica. Le propusimos avanzar al Foro Mundial Bananero, el espacio que coordina este tema dentro de la FAO. En 2020 la UE publicó un reglamento que indica que no podía tener superposic­iones, pero hoy pasa todo lo contrario. Obviamente queremos que se verifiquen los requerimie­ntos, pero tomando estas considerac­iones y que el precio compense los esfuerzos. Debe haber responsabi­lidad compartida por parte de supermerca­dos y compradore­s para asumir su rol dentro de la sostenibil­idad de la fruta. (ers)

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