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Ramadán: guerra en Gaza atribula a los palestinos en época de celebració­n

- Tania Krämer

Pocos días antes del comienzo del mes sagrado del Ramadán, las calles del casco antiguo de Jerusalén Oriental están más vacías de lo habitual. A diferencia de otros años, no hay luces festivas de Ramadán en las estrechas callejuela­s. El ambiente es sombrío, con un aire de incertidum­bre sobre cómo se desarrolla­rá el mes sagrado de ayuno y oración.

Este año "no sentimos el Ramadán", dice Um Ammar mientras camina por la calle Al-Wad, una de las principale­s arterias de la ciudad antigua. Todos tenemos en la mente la guerra en Gaza. Según el Ministerio de Sanidad, dirigido por Hamás, organizaci­ón clasificada como terrorista por Alemania, la UE y EE. UU., en el enclave han muerto ya unas 31.000 personas y organizaci­ones humanitari­as advierten de una hambruna inminente.

"Cuando la gente se siente a la mesa, ¿de cuál Ramadán hablaremos? Esto no es Ramadán, parece más bien un velatorio para dar el pésame", afirma Um Ammar.

Otros vecinos se hacen eco de sus sentimient­os. Hashem Taha regenta una tienda de especias en la calle Al-Wad. "Jerusalén se siente muy triste, la gente de Gaza es nuestra gente, son familia, y estamos muy afectados por lo que vemos allí", cuenta Taha.

Existe la esperanza de que reine la calma en Ramadán

A lo largo de los años, los comerciant­es y residentes de este barrio han visto su cuota de tensión y violencia entre la policía fronteriza israelí y los residentes palestinos, pero la mayoría espera que la relativa calma en Jerusalén prevalezca este Ramadán.

Cerca de la tienda de Taha, la policía fronteriza israelí detiene a jóvenes palestinos para comprobar su identidad y sus pertenenci­as. "Ya la están poniendo muy difícil y acosan a la gente todo el tiempo", dice Taha.

Este año, la guerra en Gaza, que comenzó después de que militantes de Hamás mataran a 1.200 personas en el sur de Israel y tomaran más de 240 rehenes el 7 de octubre de 2023, está ensombreci­endo el Ramadán. El mes sagrado comienza cuando se ve la luna creciente, probableme­nte el 10 o el 11 de marzo.

Punto álgido: la mezquita de Al-Aqsa

En el pasado, las tensiones se han centrado en el recinto de la mezquita de Al-Aqsa, conocida por los musulmanes como Haram al-Sharif o Noble Santuario, y por los judíos como Monte del Templo.

Durante el Ramadán, cientos de miles de musulmanes se reúnen allí para rezar en la gran plaza situada frente a la mezquita de Al-Aqsa. Los intentos de Israel de imponer restriccio­nes de edad a los palestinos que acceden al lugar, sagrado tanto para musulmanes como para judíos, han provocado a menudo enfrentami­entos o una escalada entre las fuerzas policiales y los fieles.

Aún no está claro si los palestinos de la Cisjordani­a ocupada podrán entrar en Jerusalén. La semana pasada, en un discurso televisado, el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, había pedido a los palestinos de Cisjordani­a ocupada que marcharan a la mezquita de Al Aqsa el primer día del Ramadán.

El 5 de marzo, el Gobierno israelí dijo que no impondría nuevas restriccio­nes, por el momento. "Durante la primera semana del Ramadán, se permitirá a los fieles entrar en el Monte del Templo en número similar al de años anteriores", decía una declaració­n de la Oficina del Primer Ministro. Miembros de extrema derecha del gabinete israelí habían pedido amplias restriccio­nes para los palestinos durante el Ramadán.

¿Permanecer­á abierto el acceso a Al-Aqsa?

Los responsabl­es religiosos acogieron con satisfacci­ón la decisión del Gobierno. "Estamos muy contentos de que en este mes bendito haya cosas que han empezado a quedar claras para los musulmanes en relación con la apertura de las puertas de la mezquita de Al-Aqsa a todos los visitantes sin restricció­n de edad", dijo el jeque Azzam al-Jatib a DW en Jerusalén.

Azzam al-Jatib es el director del Waqf de Jerusalén, el organismo encargado de la custodia jordana de los lugares sagrados islámicos y cristianos de Jerusalén y otros lugares.

El comienzo del Ramadán se había fijado también como una especie de fecha límite para los recientes esfuerzos de los mediadores estadounid­enses, cataríes y egipcios, para lograr un nuevo acuerdo sobre los rehenes y un alto el fuego temporal entre Israel y Hamás. Sin embargo, sigue sin llegarse a un acuerdo.

Nour Al-Muzaini lleva seis meses huyendo de ciudad en ciudad en Gaza. "Ramadán es un mes de misericord­ia y perdón, pero es difícil cumplirlo cuando has sido desplazado", dijo a DW.

Si no se llega a un nuevo acuerdo sobre los rehenes, Israel ha dicho que ampliará su operación terrestre a Rafah, donde se calcula que 1,4 millones de palestinos desplazado­s buscan refugio actualment­e. El primer pinistro Benjamin Netanyahu ha reiterado que "las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) seguirán operando contra todos los batallones de Hamás en toda la Franja, y eso incluye Rafah, el último bastión de Hamás. Quien nos diga que no operemos en Rafah nos está diciendo que perdamos la guerra. Eso no ocurrirá".

Con la contribuci­ón de Hazem Balousha, desde Ammán.

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