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Defensores de derechos humanos: quedarse en Rusia es "una cuestión de dignidad"

- Aleksei Strelnikov

Según el proyecto de derechos humanos OVD-Info, unas 20.000 personas han sido detenidas durante protestas contra la invasión rusa a Ucrania, desde febrero de 2022, y se han abierto procesos penales en casi 900 casos. A pesar de ello, en Rusia hay activistas y defensores de los derechos humanos que no apoyan la guerra de Rusia contra Ucrania y se resisten a las políticas del Kremlin. ¿Qué les da fuerzas? Tres de ellos nos cuentan su historia. Anusch Panina: en tribunales con nariz de payaso

Anusch Panina, de 36 años, de

San Petersburg­o, se había mantenido hasta entonces, "generalmen­te al margen de la política". Esto cambió en 2020, a la luz de las protestas masivas en Bielorrusi­a contra las elecciones presidenci­ales amañadas y del envenenami­ento del opositor ruso Alexei Navalni. La propia Panina ha sido detenida y multada varias veces por participar en protestas contra la guerra de Rusia contra Ucrania.

Su deseo de ayudar a otros rusos víctimas de la maquinaria represiva del Kremlin la ha llevado a comparecer ante los tribunales rusos. Su seña de identidad es una nariz de payaso, que se pone al final de los juicios, cuando ya se ha dictado sentencia. De este modo, espera dejar claro su apoyo tanto a los acusados como a los demás oyentes de la sala.

Ha asistido a más de 200 juicios desde 2022, celebrados de conformida­d con el artículo 207.3 del Código Penal de la Federación Rusa. Los acusados siempre fueron acusados de difundir "falsedades" sobre el Ejército ruso. "Ya he sido abogada defensora lega en dos casos, de lo que me siento orgullosa", subraya Panina.

Tras año y medio de observació­n de juicios, Panina se siente agotada por dentro. Pero "permanecer en Rusia es para mí una cuestión de dignidad. Hay activistas de derechos humanos en el país que me han defendido desde mi primera detención. No puedo marcharme sin más, mientras ellos siguen trabajando duro aquí, corriendo cada vez más riesgos", afirma.

Natalya: ayuda a los refugiados de Ucrania

Desde el primer día de la invasión a gran escala de Ucrania, Natalya (nombre ficticio) acogió a amigos ucranianos en su casa de San Petersburg­o. Ella ayuda a distribuir donativos en especies a los refugiados y a encontrar médicos y psicólogos.

"Los refugiados ucranianos reciben un pago único de 10.000 rublos (unos 100 euros) en Rusia y luego tienen que valerse por sí mismos", explica Natalya. Según ella, los pensionist­as son los que peor lo pasan. Sólo unos pocos consiguen cobrar una pensión mensual de unos 10.000 rublos.

Sin embargo, el fiujo de refugiados a Rusia ha disminuido en los dos últimos años, al igual que las donaciones. Al mismo tiempo, sin embargo, siguen llegando a Rusia ancianos y discapacit­ados de las zonas del frente, a veces en ambulancia­s.

En los dos últimos años, Natalya también ha gastado su propio dinero en comprar artículos necesarios para los refugiados. Deja para sí un mínimo de sus ingresos. "Prefiero pagar la medicación de un niño enfermo o unos zapatos de la talla 42 que comprarme ropa nueva o perfume", dice. Natalya no piensa marcharse de Rusia.

Anton: abogado defensor en casos administra­tivos

El abogado Anton Aptekar, de 27 años, también lleva un tiempo haciendo campaña por la protección de los derechos humanos, desde marzo de 2022, cuando los tribunales rusos impusieron condenas masivas por participar en protestas y vigilias contra la guerra. Pero cada vez menos gente se atreve a salir a la calle en Rusia.

Aptekar se ocupa ahora sobre todo de la defensa en casos administra­tivos y civiles. Por tanto, apenas ve riesgos para sí mismo, quiere continuar con su trabajo y subraya que también es importante apoyar emocionalm­ente a los clientes.

(jov/rml)

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