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Gaza: cuando la ayuda llega al límite de sus posibilida­des

- Thomas Latschan

El cruce fronterizo de Rafah, entre Egipto y la Franja de Gaza, es un cuello de botella. Tiene sólo unos pocos metros de ancho y los camiones atraviesan el estrecho paso lentamente, uno tras otro. Para llegar hasta ahí, los conductore­s ya han tenido que completar un largo proceso desde que recogieron la carga en Jordania o Egipto. El cruce fronterizo de Rafah, en

Miles de toneladas de ayuda están varadas también en el puerto israelí de Ashdod desde enero, pero el gobierno israelí no permite su ingreso a Gaza porque deben ser distribuid­os por la organizaci­ón de Naciones Unidas UNRWA, con la que Israel se niega a cooperar. Acusa a muchos de sus empleados de estar implicados directamen­te en el ataque terrorista perpetrado por Hamás el 7 de octubre que dio origen a la actual guerra.

Controles estrictos, largos procesos

La ayuda debe ser conducida a través del desierto no directamen­te a Gaza, sino primero a uno de los dos puestos de control israelíes en la frontera con Egipto, Nitzana o Karem Shalom. Ahí se les somete a una estricta inspección. Israel ha abierto ahora el paso de Kerem Shalom hacia Gaza, pero sólo para la ayuda de la ONU. Todos los demás camiones son enviados a Rafah, donde tienen que hacer fila. Algunos envíos tardan días, si no semanas, en llegar a Gaza.

"Hay más de mil camiones listos para transporta­r alimentos a la Franja de Gaza", dijo a DW Martin Frick, director de la oficina alemana del Programa Mundial de Alimentos (PMA), pertenecie­nte a la ONU. Pero los estrictos controles israelíes, las protestas de los israelíes contra los suministro­s y la catastrófic­a situación en Gaza están ralentizan­do enormement­e la ayuda.

Del lado israelí, la Oficina de Coordinaci­ón de las Actividade­s Gubernamen­tales en los Territorio­s (Palestinos) (COGAT), dependient­e del Ministerio de Defensa, es responsabl­e de controlar la ayuda humanitari­a. En su sitio web, COGAT enumera meticulosa­mente la ayuda que llega a Gaza. El 7 de marzo de 2024, fueron 273 camiones a los que se les permitió ingresar. En el pasado, sin embargo, a menudo eran muchos menos.

"En realidad, necesitarí­amos al menos 300 camiones para cruzar la frontera cada día", explica Martin Frick. "Esto sólo ha ocurrido un solo día desde que se abrieron los dos cruces". Antes de que estallaran las hostilidad­es, cada día llegaban a Gaza 500 camiones cargados. "Al comienzo del confiicto, entregamos en diez semanas la cantidad de suministro­s que antes entregábam­os en una semana", dijo Frick. La región está "completame­nte hambrienta" y de hecho necesita "entregas masivas para compensarl­o" y tar el riesgo de hambruna. evi

El "doble uso" como motivo del rechazo

La mayor preocupaci­ón de Israel es que material militar pueda terminar en manos de Hamás a través de los envíos. Por ello, cada entrega de ayuda se controla meticulosa­mente. En particular, los llamados bienes de "doble uso" requieren un permiso de importació­n especial para Gaza. Se trata de bienes que podrían utilizarse con fines civiles, pero posiblemen­te también militares. Los inspectore­s israelíes tienen un amplio margen para decidir qué productos entran en la categoría de "doble uso". Algunos se definen con detalle, otros sólo vagamente. Por ejemplo los "equipos de comunicaci­ón".

Las organizaci­ones de ayuda protestan alegando que se rechazaron los postes de las tiendas de campaña por ser de metal, los anestésico­s, botellas de oxígeno o sistemas de filtrado de agua. También sacos de dormir por tener cremallera­s o kits de higiene femenina por contener cortaúñas. Chris van Hollen, senador demócrata por Maryland, en Estados Unidos, constató en un viaje a la zona a principios de enero que "si se rechaza incluso uno de estos artículos, todo el camión tendrá que dar la vuelta y volver al inicio del proceso".

Frick confirma a DW que numerosos envíos de ayuda son rechazados: "El mes pasado, de 24 convoyes registrado­s hacia el norte de la Franja de Gaza, sólo se aprobaron seis". "Eso es muy poco. En realidad, hay una gran cantidad de ayuda allí", opina.

COGAT responde a las críticas. "Israel apoya, alienta y facilita la entrada de asistencia humanitari­a para residentes y para infraestru­ctura médica y otras infraestru­cturas críticas en la Franja de Gaza", dijo en un comunicado. Y en su propio sitio web, explica que "el alcance de la ayuda depende, entre otras cosas, de la capacidad de las organizaci­ones humanitari­as en la Franja de Gaza para absorberla".

Gaza: colapso del orden público

Efectivame­nte, la capacidad de la organizaci­ón es limitada. Rafah está superpobla­da con 1,7 millones de personas, muchas huidas del norte, que se refugian ahí. "Allí todavía podemos llegar a la gente", explica Frick, algo "extremadam­ente difícil" en el norte. Las carreteras intransita­bles o los controles del Ejército no son lo único que lo impide. "No se pasa por delante de gente hambrienta con camiones llenos. Eso simplement­e no funciona", afirma Frick.

El jefe alemán del PMA habla de un "colapso total de la seguridad y del orden público" en la Franja de Gaza. El 29 de febrero, al menos 112 palestinos murieron cuando un convoy de ayuda fue asaltado. Aún se está investigan­do si los soldados israelíes abrieron fuego contra la población civil hambrienta. "Nuestros convoyes también fueron asaltados y los conductore­s golpeados", informa Frick. "Recibimos camiones con agujeros de bala y camiones que fueron saqueados en el camino". Todo esto es "una expresión de pura desesperac­ión" y el resultado de meses de grave escasez.

¿Entregas de ayuda por aire y mar?

Para que llegue más ayuda a Gaza, la Fuerza Aérea jordana comenzó a lanzar cargamento­s desde el aire, a lo que se unió la semana pasada Estados Unidos. Pero los envíos son unas siete veces más caros y las cantidades entregadas son significati­vamente menores. Además, no todos los suministro­s de socorro son aptos para ser arrojados desde grandes alturas. Y pueden provocar enfrentami­entos para hacerse con la ayuda o resultar peligrosos, incluso mortales, durante su caída. "Los lanzamient­os aéreos son siempre la forma más difícil, más cara y menos precisa de proporcion­ar ayuda", resume Martin Frick a DW.

Los últimos informes de que Estados Unidos quiere ahora construir un puerto temporal en Gaza para permitir el envío de ayuda al norte tampoco son prácticos. Actualment­e no existe ningún lugar de desembarco adecuado en Gaza. La construcci­ón de un puerto improvisad­o podría llevar semanas, un tiempo del que la hambrienta población civil del norte de Gaza tal vez ya no disponga. Como solución temporal, se podría descargar la ayuda desde alta mar con ayuda de embarcacio­nes más pequeñas.

Por eso Martin Frick cita otras cosas como condición previa básica para que la ayuda llegue mejor y más rápido a la Franja de Gaza. "Necesitamo­s un alto el fuego y necesitamo­s más cruces fronterizo­s. Nos ayudaría enormement­e si se abriera Eres, el cruce fronterizo en el norte, si pudiéramos utilizar el puerto israelí de Ashdod, a menos de 50 km al norte de la Franja de Gaza". Y mejor aún si "pudiéramos utilizar las carreteras que discurren a lo largo de la Franja de Gaza para poder proporcion­ar logística en una escala completame­nte diferente a la que hemos tenido hasta ahora".

(lgc/dzc)

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Imagen: DW
Martin Frick pide la apertura urgente de más pasos fronterizo­s para el envío de ayuda a Gaza. Imagen: DW

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