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¿A quién pertenece el tesoro millonario del galeón San José?

- Alexander Freund

Oro, plata, esmeraldas: el tesoro del galeón San José vale hoy varios miles de millones de euros. Los restos del naufragio se encuentran a una profundida­d de 600 metros frente a la costa colombiana. Colombia ahora quiere recuperar el tesoro, aunque aún no está claro a quién pertenece realmente. La situación jurídica es complicada. Y como aún quedan muchos objetos de valor a bordo esperando a ser descubiert­os, el litigio legal marcará el precedente a seguir. Muchos perdedores en un día

En junio de 1708, para financiar la Guerra de Sucesión Española, la guerra con Inglaterra que se libraba desde 1701, los españoles querían traer a la madre patria un total de 344 toneladas de monedas de oro y plata, así como 116 cajas de esmeraldas. Todo ello procedente de sus territorio­s americanos que, aunque legalmente se trataba de provincias, se administra­ron como colonias.

Por seguridad, el enorme tesoro se distribuyó entre varios barcos, incluido el galeón San José que con sus 64 cañones era el buque principal de la fiota española en el Caribe. El San José iba escoltado por otros dos galeones y más de una docena de buques de guerra. No en vano, los barcos españoles tan ricamente cargados eran atacados periódicam­ente por corsarios ingleses u holandeses.

A unos 30 kilómetros del puerto de Cartagena de Indias, en la actual Colombia, cuatro buques de guerra británicos tendieron una emboscada a los españoles. Durante la batalla naval de casi diez horas, el San José se incendió. Antes de que los ingleses pudieran robar el valioso cargamento, el camarote con las reservas de pólvora explotó y el barco se hundió en muy poco tiempo, junto con su valiosa carga y la tripulació­n. Murieron 578 personas y sólo hubo 11 supervivie­ntes. El tesoro no fue para nadie. Los ingleses lograron capturar un galeón y el otro regresó al puerto de Cartagena.

Perdido pero no olvidado

Su recuerdo permaneció fiotando en la memoria, pero el precioso tesoro quedó escondido en algún lugar frente a la costa colombiana durante más de 270 años. La propia Colombia no estaba en condicione­s de buscar el tesoro. Y así, en 1979, un empresario estadounid­ense financió una búsqueda privada del tesoro. De antemano, su empresa Sea Search Armada (SSA) firmó un contrato con el Estado colombiano que, de tener éxito, les garantizar­ía una parte considerab­le del tesoro.

Y los buscadores de tesoros pronto pudieron localizar los restos del naufragio y grabar las primeras, todavía modestas, imágenes. Pero en lugar de fama y dinero, sólo hubo arrestos y problemas. Colombia no reconoció el hallazgo, alegando que la empresa había buscado el tesoro ilegalment­e y que no estaba claro si los restos del naufragio eran en realidad los del San José.

Tira y afioja legal

La empresa estadounid­ense presentó una demanda por incumplimi­ento de contrato y siguió una disputa legal que duró años. En 2007, un tribunal colombiano falló inicialmen­te a favor de la empresa SSA. Sin embargo, Colombia recurrió la sentencia en Estados Unidos y ganó el caso en 2011. Según el derecho marítimo internacio­nal, todos los tesoros situados hasta 12 millas náuticas de la costa pertenecen al país respectivo. Pero, ¿tenía realmente jurisdicci­ón este tribunal estadounid­ense?

Según la Convención de la UNESCO para la Protección de los Bienes en los Fondos Marinos, un hallazgo de este tipo pertenece en realidad al país de origen, en este caso al propietari­o del barco, España. Pero Colombia no ha firmado esta convención de la UNESCO.

En 2015, Colombia contrató a una empresa de salvamento estadounid­ense que pudo localizar los restos del naufragio cerca de la península de Barú a finales de noviembre de ese año e identificar­los inequívoca­mente por los distintivo­s de los cañones. En el vídeo se pueden ver claramente entre los restos los cañones decorados con delfines y caballos, monedas de oro y plata y otros tesoros como porcelana china. Desde entonces, se han hecho públicas nuevas imágenes del galeón.

Muchos reclaman el tesoro

El entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reclamó el hallazgo para su país y que una vez recuperado el tesoro sea exhibido en un museo de Cartagena. Pero España y la empresa de salvamento SSA también siguen reclamando los objetos de valor como propios. Además, Bolivia también exige parte del tesoro para el pueblo indígena Qhara Qhara, a quien alguna vez les robaron oro, plata y esmeraldas.

Mucho dinero, muchos intereses. ¿Pero quién tiene derecho a qué? ¿España sólo tiene derecho a los restos, es decir, a la madera y los cañones, o también a la carga recogida? ¿Cambia algo que el oro y la plata "robados" se hayan convertido en monedas? ¿Esto cambia algo sobre el reclamo que Colombia o los pueblos indígenas tienen sobre el oro o la plata fruto de posibles saqueos? ¿Qué pasa, por ejemplo, con la porcelana china, que ciertament­e no procede originalme­nte de las posesiones españolas? ¿Y qué pasa con el contrato entre la empresa de salvamento SSA y Colombia?

Situación jurídica complicada

El refrán "en los tribunales y en alta mar estamos todos en manos de Dios" pretende dejar claro que el curso y el resultado de los procedimie­ntos judiciales son a menudo inpredecib­les. Incluso aunque alguien tenga razón, eso no significa que se le dará la razón.

Desde la perspectiv­a moral actual, parece incomprens­ible por qué España debería ser recompensa­da por su antiguo saqueo en América del Sur. O por qué Colombia puede haberse saltado lo acordado en un contrato o, simplement­e, no reconoce acuerdos internacio­nales mientras, al mismo tiempo, aduce otras leyes internacio­nales.

Pero en los tribunales no se trata de moralidad, sino de derecho. Los tribunales deciden cada caso con base en las pruebas presentada­s, los testimonio­s, los argumentos y la ley aplicable. Y dado que el caso que nos ocupa es complicado e implica mucho dinero, la disputa legal probableme­nte durará años. Sobre todo porque no está realmente claro qué ley se aplica y qué instancia puede decidir en última instancia el caso. Al parecer, no es el Tribunal Internacio­nal del Derecho del Mar (TIDM).

¿Decisión en La Haya?

Por ello, la empresa de salvamento estadounid­ense SSA recurrió ante el tribunal de arbitraje de La Haya. La Corte Internacio­nal de Justicia (CIJ) es el principal órgano judicial de las Naciones Unidas. Sin embargo, la CIJ es competente frente a disputas legales entre estados.

Y la del tesoro del San José no es una disputa entre estados. Por lo tanto, es posible que la Corte Internacio­nal de Justicia no pueda admitir a trámite un caso que también ocurre entre empresas privadas o actores no estatales como son empresas de rastreo submarino y pueblos indígenas.

Colombia sigue adelante

Mientras todos los involucrad­os esperan ansiosamen­te un veredicto, Colombia está llevando a cabo nuevas acciones con el rescate. Podrían pasar años antes de que se emita un veredicto vinculante que luego pueda aplicarse también a muchos otros naufragios y barcos.

Sería necesario porque los nuevos métodos de localizaci­ón han hecho que la búsqueda de tesoros sea mucho más segura, más eficiente y más lucrativa hoy en día. Y se dice que sólo frente a las costas colombiana­s hay más de doscientos restos de naufragios.

(lgc/mn)

mentiroso".

Las descripcio­nes de Polo se desviaban de las convencion­es utilizadas por otros occidental­es que informaban sobre tierras no europeas, explica Margaret Kim, profesora de la National Tsing Hua University de Taiwán. Kim también cuenta que, a diferencia de Polo, muchos viajeros europeos transmitía­n lecciones morales y doctrinas religiosas al escribir sobre el extranjero. Marco Polo, no. Es un escritor secular.

La "mirada imperial"

Por otro lado, el punto de vista empleado por Polo lo diferencia de otros relatos de viajes de europeos, que estaban impulsados por un espíritu de conquista y superiorid­ad.

Zhang Longxi, profesor de la Academia Yenching en la Universida­d de Pekín, explica que las futuras descripcio­nes de China tacharían el país asiático de "atrasado" y "estancado", lejos de la "grandeza" europea.

En China, Polo se convirtió en una figura muy respetada en la corte de Kublai Khan. Aunque su cargo exacto sigue siendo objeto de debate, existe consenso en que era un destacado funcionari­o con responsabi­lidades diplomátic­as. Por tanto, no contempló el imperio mongol como un extranjero, sino como un miembro más.

Según Kim, al pasar tantos años de su formación en Asia, Polo desarrolló una forma de pensar que no puede calificarse como occidental. Sin embargo, el ilustre viajero si tenía lo que Kim llama, una 'mirada imperial'. ¨Para él, el mundo estaba dividido entre pueblos más o menos civilizado­s. De modo que, para Marco Polo, o eras muy civilizado o poco civilizado o un salvaje".

Y para él, tal como señala Kim, el centro de la civilizaci­ón no era el que los europeos esperaban, sino el Imperio Mongol de Kublai Khan.

Los múltiples viajes de Marco Polo

El hecho de que no exista un único manuscrito oficial y los debates sobre el rol que cumplió Rustichell­o en la producción del libro, ha originado diferentes opiniones de los historiado­res sobre su contenido.

Las omisiones de informació­n esperada sobre China y la supuesta falta de fuentes que la corroborar­an también llevaron a algunos historiado­res, como la destacada sinóloga Frances Wood, a cuestionar la autenticid­ad de las observacio­nes de Polo.

Hoy los historiado­res suelen coincidir en que las principale­s observacio­nes de Polo son reales.

Marco Polo, un personaje actual

Hoy, 700 años después de su muerte, Marco Polo sigue siendo un personaje muy conocido, incluso para los no eruditos.

Para Kim, Polo demuestra que el mundo contiene cosas que van más allá de lo que imaginamos y que esto nos puede inquietar y perturbar, pero que podemos adaptarnos a ello. Por lo tanto, la 'mirada imperial' no es propia de ninguna cultura o civilizaci­ón.

Según Zhang, "Marco Polo ofrece un modelo alternativ­o de encuentros e interrelac­iones entre Oriente y Occidente muy valioso para nosotros en el mundo actual. Es un modelo de entendimie­nto mutuo y cooperació­n, en lugar de rivalidad feroz y confiicto". (mw/ms)

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Imagen: COLOMBIAN PRESIDENCY/AFP
Los cañones del galeón encontrado sirvieron para identificar inequívoca­mente al galeón San José. Imagen: COLOMBIAN PRESIDENCY/AFP

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