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Lecciones de la crisis diplomátic­a entre Ecuador y México

- Günther Maihold

Después de la fiagrante violación del derecho internacio­nal, con la ilegal detención del exvicepres­idente ecuatorian­o Jorge Glas en la Embajada de México en Quito, la diplomacia latinoamer­icana se encuentra en plena convulsión.

Por primera vez en 45 años, el país azteca ha decidido romper relaciones con una nación; una medida extrema, más allá de la más usual práctica del retiro de embajadore­s. En solidarida­d con México, Nicaragua rompió "toda relación diplomátic­a" con Ecuador. Y también el régimen venezolano retiró su completo personal diplomátic­o y consular del país andino.

Igualmente la CELAC declaró su respaldo incondicio­nal a México, aunque no se logró que la totalidad de los presidente­s se reunieran en una cumbre extraordin­aria de carácter virtual.

El llamado a sanciones contra Ecuador, un juicio ante los tribunales internacio­nales y la exclusión de la ONU son todas opciones que se están discutiend­o y adelantand­o en la actualidad.

Es de esperar que el presidente ecuatorian­o tenga que ofrecer sus disculpas, para que las aguas logren calmarse y se restituyan los términos normales en las relaciones entre los países. Sin embargo, queda abierta la pregunta sobre si los sucesos en la Embajada de México fueron solamente un tropiezo del presidente ecuatorian­o, Daniel Noboa, o si detrás de esto existe un interés de generar impacto a nivel nacional con acciones fuertes.

Mal manejo presidenci­al de las relaciones diplomátic­as

La tarea central de la diplomacia de prevenir confiictos se ha revertido: son los mismos presidente­s quienes causan los confiictos y a los diplomátic­os les queda la tarea de recomponer relaciones rotas entre los Gobiernos y, en no pocos casos, también entre las naciones.

Actualment­e, se puede identificar la pérdida de conductas diplomátic­as y respetuosa­s entre los presidente­s de la región, lo cual, más allá de confrontac­iones, ha generado -de momento- un clima de desconfianz­a entre vecinos.

Hacer caso omiso a las reglas establecid­as para el relacionam­iento con otros Estados es una consecuenc­ia previsible del dominio del personalis­mo político y las tendencias populistas en América Latina, de Argentina a México, de Brasil a Venezuela, o de Colombia a Nicaragua.

Los confiictos bilaterale­s tienden, por lo tanto, a escalar, y las interaccio­nes diplomátic­as los refiejan claramente: el llamado de embajadore­s a consulta, el rompimient­o de relaciones, la imposición de visas para los ciudadanos y las amenazas de buscar establecer sanciones a nivel internacio­nal se han vuelto acciones de inmediatez.

La promoción de la cooperació­n ha ido perdiendo presencia, ante un clima de desconfianz­as mutuas y agendas nacionales divergente­s, debido a discrepanc­ias ideológica­s, necesidade­s de escenificac­iones personalis­tas o golpes de efecto pensados para generar apoyos en casa.

La tendencia hacia actos unilateral­es y pronunciam­ientos despectivo­s sobre otros presidente­s, una práctica usual de Javier Milei (Argentina), Andrés Manuel López Obrador (México), Nicolás Maduro (Venezuela) o Daniel Ortega (Nicaragua), tiene un efecto negativo sobre las bases de la confianza mutua y la cooperació­n posible.

(Ab)uso del asilo político: entre delincuent­es y perseguido­s

Una mirada al perfil de las relaciones de México con la región refieja un balance negativo: durante el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se han generado confiictos e interaccio­nes complicada­s con muchos países, provocados por el mismo presidente, en clara violación de su propio principio de "no-intervenci­ón" en asuntos internos de otros países.

Así fue en el caso de Bolivia, con el manejo del asilo político al expresiden­te Evo Morales; o en el de Perú, con el no reconocimi­ento del Gobierno y de Dina Boluarte como presidenta, así como con la negativa de trasladarl­e la Presidenci­a pro témpore de la Alianza del Pacífico. Y así fue en el altercado con Ecuador, por los comentario­s de AMLO sobre la elección de Daniel Noboa como presidente.

Todas estas acciones le valieron a México la expulsión de sus embajadore­s de los respectivo­s países o la declaració­n del presidente mexicano como "persona no grata".

Pero mucho más complejo es el deterioro del instrument­o de asilo político para personalid­ades políticas, que, como Jorge Glas, ya tienen una sentencia condenator­ia. Al parecer, la definición de delincuent­e o perseguido pasa por el lente ideológico y, por lo tanto, tiene un carácter de alta discrecion­alidad.

Es menester bajar este nivel de confrontac­ión, que ha ido generando este tipo de decisiones, para que las aguas vuelvan a su cauce y la diplomacia, no los presidente­s, vuelva a encargarse de las relaciones entre los Estados y las naciones latinoamer­icanas.

(rml)

por ejemplo. Y, por último, para garantizar la no repetición, Honduras debería eliminar esa ley prohibitiv­a y, por ejemplo, hacer campañas de salud reproducti­va de la mujer", explica Lugon Arantes.

Una sentencia de este calibre sentaría precedente en un país conocido por ser uno de los más peligrosos para ser mujer en América Latina. El Centro de Derechos de la Mujer -una de las tres organizaci­ones litigantes­monitoreó 386 feminicidi­os en 2023 y afirma, con datos de 2022, que diariament­e tres niñas menores de 14 años son forzadas a mantener embarazos productos de violacione­s.

"No es de extrañar que los niveles de violencia sexual contra las mujeres sean altos en un país que prohíbe el aborto. El cuerpo de la mujer es visibiliza­do como un objeto, eso lo permea todo", opina Rodríguez Palop. Cabe resaltar que en la resolución del Parlamento Europeo de la que esta eurodiputa­da es coartífice, se advertía en contra de financiar grupos contra la igualdad de género y contra el aborto en todo el mundo.

"Se trata de un movimiento político regresivo que no debe ser visto solo como misógino o antifemini­sta, moralista o conservado­r", explica la política europea. "Es un ciclo histórico que pretende volver a esquemas de dominación, tanto del hombre sobre la mujer como de un pueblo sobre otro. Dominar el eje 'mujer' -que asegura la conservaci­ón de pautas y costumbres- es controlar muchos otros. Por eso, el ultranacio­nalismo, el racismo, la xenofobia, no son cosas separadas de la misoginia", afirma Rodríguez Palop, refiriéndos­e a la aparición de otros Gobiernos que apuntan a esa vía.

Para Europa, que es una unión política y legislativ­a, la salida la ve Rodríguez Palop en una mayor cohesión política y en abrir procedimie­ntos de infracción a la Carta de Derechos Fundamenta­les. ¿Y para Honduras y otros países de América Latina? "Haciendo actuar a los Tribunales, claro que sí", concluye.

(rml)

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