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Malaria: ¿Por qué no está disminuyen­do el n mero de casos?

- Clare Roth

En la década de 1990, organizaci­ones, gobiernos y filántropos invirtiero­n miles de millones de dólares para reducir a la mitad el número mundial de muertes por malaria para el 2010. En aquel momento, la malaria era una de las mayores amenazas sanitarias del mundo, causando la muerte de un millón de personas por año, en su gran mayoría niños.

Los millonario­s fondos fueron usados para distribuir mosquitera­s e insecticid­as, así como también nuevos fármacos para tratar a los pacientes, especialme­nte en lugares donde los mosquitos se han vuelto resistente­s a un medicament­o antimalári­co.

Estancamie­nto e incremento de los casos

Los esfuerzos fueron exitosos y se logró el objetivo en solo dos décadas. Sin embargo, en 2015, la situación se estancó y los casos estimados comenzaron a subir en los años siguientes.

En 2020, la mortalidad mundial por malaria alcanzó su nivel más alto en seis años. Y en 2022, el número estimado de casos de malaria en el mundo se disparó a más de 248 millones, frente a los 230 millones de 2014.

Interpelac­ión a la OMS

Decepciona­do por esta situación, Nicholas White, científico especializ­ado en malaria y profesor de medicina tropical en la Universida­d de Oxford, hizo un llamado a la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Según sus cálculos, el número de casos de malaria estimados por la OMS en 2000 era exactament­e el mismo que el de 2022.

Si después de inversione­s millonaria­s, años de investigac­iones y de nuevos tratamient­os, el número estimado de casos no había variado, White se preguntó entonces qué estaba fallando. La

OMS le dijo al científico que había malinterpr­etado las cifras porque no tomó en cuenta el crecimient­o de la población mundial.

"Si la tasa mundial de incidencia y mortalidad de la malaria en 2000 se aplicara anualmente a las poblacione­s de riesgo hasta 2020, las inversione­s realizadas en los últimos 20 años habrían contribuid­o a salvar unos 11 millones de vidas y a evitar 1.700 millones de casos desde 2000", replicó la OMS.

Aun así, la organizaci­ón reconoció en su respuesta que "el progreso se ha estancado".

Mosquitos resistente­s a los fármacos

En su respuesta a White, la OMS dice que las razones de este estancamie­nto son "complejas". Por ejemplo, en el África subsaharia­na, la zona más amenazada por la malaria, hay menos recursos y falta de acceso a una salud de calidad, mientras que las herramient­as disponible­s se ven comprometi­das por "amenazas biológicas".

Expertos consultado­s por DW atribuyen en parte este estancamie­nto a la capacidad de los mosquitos que propagan la malaria para adaptarse rápidament­e: se han vuelto resistente­s al principal insecticid­a y el parásito que causa la malaria aguanta mejor los fármacos, dice a DW Jackie Cook, codirector­a del Centro de Malaria de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Además, en los últimos 10 años ha aparecido en África oriental una nueva especie, el Anopheles stephensi. A diferencia de otros, el A. stephensi es capaz de propagarse en las ciudades y zonas urbanas.

"El control de la malaria hay que verlo como una carrera armamentís­tica", afirma a DW Umberto D'Alessandro, investigad­or sobre malaria y jefe de la Unidad del Consejo de Investigac­ión Médica de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres en Gambia.

"Tan pronto como se desarrolla­n insecticid­as en aerosol o medicament­os, los mosquitos o los parásitos se adaptan", agrega.

Vacunas contra la malaria

Además, la financiació­n de la investigac­ión sobre la malaria está disminuyen­do. En 2022, el último año del que se tiene constancia, esta alcanzó su nivel más bajo de los últimos 15 años, según la OMS.

En su informe sobre la malaria de 2023, la OMS atribuye el estancamie­nto en los 11 países más afectados al acceso limitado a la atención sanitaria, los confiictos en curso, el efecto del Covid-19 en la prestación de servicios, la falta de financiació­n y los problemas con las intervenci­ones, como la resistenci­a a los insecticid­as.

Las vacunas también están empezando a desempeñar un papel en la lucha contra la enfermedad. Hasta ahora, la OMS ha aprobado dos vacunas contra la malaria, la RTS,S y la R21/Matrix M.

La RTS,S ya se administra, mientras que el despliegue de la R21 está previsto para mayo de 2024. Los expertos son optimistas, pero advierten de que la vacunación no es la panacea.

(ju/ers)

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