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¿Está Rusia intervinie­ndo los sistemas GPS en la región del Báltico?

- Konstantin Eggert

El aeropuerto estonio de Tartu es muy pequeño. El vuelo de la compañía finlandesa Finnair procedente de Helsinki es el único que aterriza allí todos los días. Y por eso, para los residentes de Tartu, donde también se halla el Colegio de Defensa del Báltico de la OTAN, este vuelo de 45 minutos les brinda la oportunida­d de viajar por el mundo a través de la capital finlandesa. ¿Misteriosa­s intervenci­ones rusas?

Pero esto ya no será posible, al menos hasta el 31 de mayo. A finales de abril, Finnair anunció que suspenderí­a sus vuelos hacia

Tartu hasta nuevo aviso debido a la pérdida de la señal del sistema de navegación GPS en sus aviones, lo que pone en peligro a pasajeros y trabajador­es.

No es la primera vez que esto ocurre, pero la situación ha empeorado desde 2022, según informó Finnair. La compañía no especificó el origen de las interferen­cias, pero los ministros de Asuntos Exteriores de Lituania y Estonia están seguros de que Rusia está detrás de la intervenci­ón de sistemas GPS en toda la región del Báltico.

En los dos últimos años, casi todas las compañías aéreas que sobrevolab­an la región del Báltico experiment­aron problemas de este tipo. Algunas fuentes indicaron que los autores se encontraba­n en la región de Kaliningra­do, mientras que otras sugirieron que estaban en algún lugar del territorio ruso, cerca de la frontera con Estonia. Por ahora, Finnair es la única compañía que ha cancelado sus vuelos por problemas con el GPS.

La amenaza del Este

"En Finlandia, esto se percibe como parte de una guerra híbrida que Rusia viene librando contra los países de la OTAN desde hace bastantes años", declara a DW Arkady Moshes, director de programas sobre Rusia en el Instituto Finlandés de Asuntos Internacio­nales. "Tanto los políticos como los ciudadanos de aquí ven la amenaza del Este como un hecho. No la dramatizan, pero tampoco la minimizan", añadió.

Según el experto, es poco probable que el gobierno finlandés tome medidas de represalia. Más bien, Helsinki estará dispuesto a tomar medidas unilateral­es según lo requiera la situación. Además, añade, los políticos finlandeses hace tiempo que llegaron a la conclusión de que es inútil negociar con el Kremlin dadas las circunstan­cias actuales.

El bloqueo de los sistemas GPS se produce en el contexto de otros acontecimi­entos relacionad­os con el ataque ruso a Ucrania. Polonia estudia la posibilida­d de albergar armas nucleares estadounid­enses en su territorio, mientras que Lituania acogió al primer grupo de soldados alemanes, brigada que estará estacionad­a permanente­mente en el fianco oriental de la OTAN.

¿Responderá la OTAN?

Muchos en la región del Báltico se preguntan ahora si la OTAN debe responder o no. "Puede hacerlo, pero no lo hará", afirma Slawomir Debski, Presidente del Instituto Polaco de Asuntos Internacio­nales. Rusia está provocando deliberada­mente a la OTAN, "sondeando su posible reacción, tratando de entender cómo actuará en una situación de crisis regional importante", añade.

Por su parte, Vaidotas Malinionis, coronel retirado del ejército lituano y jefe de la Asociación de Oficiales Superiores de Lituania, explica a DW que "para iniciar una respuesta de este tipo necesitare­mos el consentimi­ento de todos los aliados de la OTAN. Y, en el caso de una provocació­n híbrida tan elusiva como la interferen­cia del GPS, será extremadam­ente difícil conseguir un consenso".

Fuentes de DW cercanas al cuartel general de la OTAN indicaron que la cuestión de los sistemas GPS preocupa mucho a los aliados, junto con otras acciones híbridas de Moscú, como los ciberataqu­es y el sabotaje en países miembros.

En teoría, la alianza podría limitar o incluso bloquear por completo el tránsito militar ruso a la región de Kaliningra­do a través de Lituania. Sin embargo, muchos temen que Moscú considere esto como una declaració­n de guerra de facto, lo que a su vez podría desembocar en un enfrentami­ento militar.

"Las fuerzas terrestres rusas en la región de Kaliningra­do se han reducido considerab­lemente. Muchas unidades han sido enviadas a la guerra en Ucrania. Sin embargo, la artillería, los lanzamisil­es y, al parecer, las armas nucleares siguen allí. En este sentido, existe una amenaza para la seguridad de Lituania y Polonia", cuenta el exmilitar Malinions.

El experto polaco Debski ve la situación de otra manera: "La región de Kaliningra­do es una gran trampa para las fuerzas rusas. En Moscú saben muy bien que es imposible defenderla. Sin embargo, nadie bloqueará Kaliningra­do debido a la interferen­cia de los sistemas GPS. ¿Por qué ceder a las provocacio­nes de Moscú?".

(ju/dzc)

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