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Propiedad intelectua­l: ¿cómo detener la piratería occidental?

- Kristie Pladson

Hace unos años, el profesor alemán de derecho de la propiedad intelectua­l Tim Dornis se encontraba en California cuando el secretario general de la Asociación Alemana para el Derecho de la Propiedad Intelectua­l (GRUR) se puso en contacto con él.

"Dijo: 'Estamos a punto de ver un desarrollo muy importante en Ginebra que tenemos que examinar. Porque podría ser algo innovador'”. Así que Dornis viajó a Suiza y comenzó a indagar la nueva propuesta y se dio cuenta de que "esto podría ser realmente innovador”, según dijo a DW.

Ginebra es la sede de la Organizaci­ón Mundial de la Propiedad Intelectua­l (WIPO), un organismo de lasNacione­s Unidas que promueve y protege la propiedad intelectua­l (PI) en todo el mundo. El derecho de propiedad intelectua­l se ocupa de la protección jurídica y los derechos de propiedad de las invencione­s, el arte y la escritura.

Según el comunicado de prensa de la WIPO, entre el 13 y el 24 de mayo, una conferenci­a diplomátic­a en Ginebra discutirá un acuerdo sobre un "instrument­o jurídico internacio­nal” que busca "mejorar la eficacia, la transparen­cia y la calidad del sistema de patentes”.

Medio siglo de trabajo

Durante más de 25 años, los países en desarrollo y los pueblos indígenas han estado presionand­o para que se promulguen leyes de propiedad intelectua­l que protejan mejor su fiora, fauna, conocimien­tos tradiciona­les y cultura locales de la explotació­n por parte de terceros.

Las marcas de moda han sido criticadas por usar modelos tradiciona­les en sus líneas de ropa, y las compañías farmacéuti­cas han sido objeto de escrutinio por convertir una planta medicinal en un medicament­o comercial. Los críticos definen estas prácticas como "Apropiació­n cultural” o "biopirater­ía”, en relación con los recursos genéticos como las plantas.

"[Estos conocimien­tos] no encajan realmente en el marco del sistema de propiedad intelectua­l existente, como el sistema de patentes o el sistema dederechos de autor”, dijo a DW Wend Wendland, director de la división de conocimien­tos tradiciona­les de la WIPO.

Detener la pérdida de patrimonio y conocimien­to

¿El problema? Cuando se concede una patente de conocimien­tos tradiciona­les a un tercero, esa parte se convierte formalment­e en titular de dichos conocimien­tos, explicó Sattigeri. "La nación pierde su propio patrimonio y sus propios conocimien­tos tradiciona­les”.

Esto podría cambiar. En mayo, los 193 Estados miembros de la WIPO se reunirán y, posiblemen­te, ratificarán el primer paso de un instrument­o jurídico destinado a crear una mayor protección de estos activos. Para ello, la WIPO ha clasificado los activos en las tres áreas que considera vulnerable­s en el sistema actual: los Recursos genéticos,que incluyen materiales biológicos, como plantas y animales; los Conocimien­tos Tradiciona­les, que abarcan la sabiduría generacion­al dentro de las comunidade­s, que suele transmitir­se oralmente, y la Expresión Cultural Tradiciona­l, que incluye creaciones artísticas que refiejan el patrimonio y la identidad de un grupo, como la música, el arte y el diseño.

"Esto cambia la comprensió­n clásica de la propiedad intelectua­l, que dice que muchas cosas están desprotegi­das”, dijo Dornis.

Por ello, resulta sencillo para un tercero adquirir conocimien­tos de una comunidad y regresar a su país y patentar lo aprendido.

Divulgació­n y compensaci­ón

La reunión de mayo se centrará exclusivam­ente en los recursos genéticos y en los esfuerzos por adoptar un instrument­o jurídico que exija a los solicitant­es de patentes de los estados miembros de la WIPO que revelen de dónde obtuvieron la planta o los conocimien­tos conexos que desean utilizar, y si se les concedió permiso para utilizarlo­s. Si se aprueba ese tratado, la atención se centrará en la creación de definicione­s más claras de lo que abarca los conocimien­tos tradiciona­les y las expresione­s culturales.

Este proyecto de ley también busca crear bases de datos con los registros de propiedad intelectua­l. La TKDL, de la India, es la primera de su tipo a nivel mundial, con un registro de los conocimien­tos tradiciona­lesdel país, que los funcionari­os de patentes pueden consultar para corroborar si existe algo similar. Las bases de datos también ayudarán a los países a hacer un seguimient­o de las patentes que se basan en conocimien­tos o recursos extraídos dentro de sus fronteras.

Muchos países en desarrollo ven el reglamento como "un importante paso adelante", aseguró Wendland. "Es muy técnico, pero tiene una larga historia y tiene mucho simbolismo para muchos países, especialme­nte para los del mundo en desarrollo”.

(ers)

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