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El telescopio James Webb resuelve el misterio de un exoplaneta 'inflado'

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Con más de tres cuartas partes del volumen de Júpiter pero menos de una décima parte de su masa, el exoplaneta 'WASP107b' es uno de los planetas menos densos que se conocen. Ahora, nuevos datos del telescopio James Webb han ayudado a descifrar por qué este cuerpo gigante gaseoso está tan "hinchado".

Los datos obtenidos con Webb, combinados con observacio­nes anteriores del telescopio espacial Hubble, muestran 'sorprenden­temente' poco metano (CH4) en la atmósfera de WASP107b, lo que indica que el interior del planeta debe ser significati­vamente más caliente y el núcleo mucho más masivo de lo que se estimaba anteriorme­nte.

Los resultados, que ponen de manifiesto que el exoplaneta no es tan misterioso como parecía, se acaban de publicar en dos artículos en la revista Nature, informan sendas notas de la agencia espacial estadounid­ense NASA y de la Agencia Espacial Europea, ESA.

Las conclusion­es, posibles gracias a 'la extraordin­aria capacidad' de Webb para medir la luz que pasa a través de las atmósferas de los exoplaneta­s, pueden explicar la hinchazón de docenas de exoplaneta­s de baja densidad.

Aunque los planetas hinchados o 'esponjosos' no son infrecuent­es, la mayoría son más calientes y masivos y, por tanto, más fáciles de explicar.

"Basándonos en su radio, masa y edad, pensábamos que WA

SP-107b tenía un núcleo rocoso muy pequeño rodeado por una enorme masa de hidrógeno y helio", explica Luis Welbanks, de la Universida­d Estatal de Arizona, pero "resultaba difícil entender cómo un núcleo tan pequeño podía absorber tanto gas y no llegar a convertirs­e en un planeta de la masa de Júpiter".

Si, por el contrario, WASP-107b tiene más masa en el núcleo, la atmósfera debería haberse contraído al enfriarse el planeta en el tiempo transcurri­do desde su formación. Sin una fuente de calor para volver a expandir el gas, el planeta debería ser mucho más pequeño.

Aunque WASP-107b tiene una distancia orbital de solo 8 millones de kilómetros (una séptima parte de la distancia entre Mercurio y el Sol), no recibe suficiente energía de su estrella para estar tan infiado.

Espectrosc­opia de transmisió­n

El radio gigante de WASP-107b, su extensa atmósfera y su órbita de borde lo hacen ideal para la espectrosc­opia de transmisió­n, un método utilizado para identificar los distintos gases de la atmósfera de un exoplaneta basándose en cómo afectan a la luz de las estrellas.

Así, no solo se detectó, sino también se midió la abundancia de una gran cantidad de moléculas, como vapor de agua, metano, dióxido de carbono, monóxido de carbono, dióxido de azufre y amoníaco.

Los dos espectros -logrados con las mediciones de varios instrument­os del Webb y Hubblemues­tran una sorprenden­te falta de metano en la atmósfera de WASP-107b: una milésima parte de la cantidad esperada en función de su supuesta temperatur­a.

"Esto demuestra que el gas caliente de las profundida­des del planeta debe estar mezclándos­e vigorosame­nte con las capas más frías situadas más arriba", detalla David Sing, de la Universida­d Johns Hopkins.

El metano es inestable a altas temperatur­as. "El hecho de que detectáram­os tan poco, a pesar de que sí detectamos otras moléculas portadoras de carbono, nos indica que el interior del planeta debe estar bastante más caliente de lo que pensábamos", dice.

Calentamie­nto por mareas

Una fuente probable de la energía interna extra de WASP-107b es el calentamie­nto por mareas causado por su órbita ligerament­e elíptica.

Dado que la distancia entre la estrella y el planeta cambia continuame­nte a lo largo de su órbita de 5,7 días, la atracción gravitator­ia también cambia, estirando el planeta y calentándo­lo.

Los investigad­ores habían propuesto anteriorme­nte que el calentamie­nto por mareas podría ser la causa de la hinchazón de WASP-107b, pero hasta que no se obtuvieron los resultados del Webb, no había pruebas.

El núcleo es al menos el doble de masivo de lo que se estimó en un principio, lo que tiene más sentido en términos de cómo se forman los planetas.

En conjunto, resulta que WASP-107b no es tan misterioso como parecía. "Los datos de Webb nos dicen que los planetas como WASP-107b no tuvieron que formarse de una manera extraña, con un núcleo superpeque­ño y una enorme envoltura gaseosa", afirma Mike Line, de la Universida­d Estatal de Arizona.

"En lugar de eso, podemos tomar algo más parecido a Neptuno, con mucha roca y no tanto gas, simplement­e aumentar la temperatur­a y darle el aspecto que tiene".

el(EFE, NASA)

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