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Salman Rushdie: "Mi arma es el lenguaje"

- Sabine Kieselbach

El escritor británico-estadounid­ense de origen indio Salman Rushdie realmente esperaba haber dejado todo esto atrás para siempre. La seguridad personal, los controles del público. Todo ello volvió a ser necesario desde el 12 de agosto de 2022, cuando el escritor casi muere en un ataque con cuchillo en Nueva York, Estados Unidos. 33 años después de la fetua del entonces líder revolucion­ario iraní, el ayatolá Jomeini, que calificó la novela de Rushdie "Los versos satánicos" como blasfema.

Antes de subir al escenario del Deutsches Theater invitado por el Festival Internacio­nal de Literatura de Berlín, Rushdie se reunió - en el más absoluto hermetismo­con el canciller alemán Olaf Scholz y, más tarde, también con el presidente Frank-Walter Steinmeier. Este último expresó su profundo respeto por Rushdie por seguir siendo un apasionado defensor de la democracia y la libertad.

Amor contra el odio, pero también con humor

600 personas asistieron para ver a Rushdie en vivo. Se había anunciado una lectura y una conversaci­ón sobre su último libro: "El cuchillo. Refiexiones tras un intento de asesinato". "Estoy feliz de estar aquí", dijo Rushdie al público, que lo saluda con un estruendos­o aplauso, "aunque lamentable­mente no puedo verlos". Esto se debe a que el escritor perdió un ojo en el atentado, y su visión en el otro es limitada. Rápidament­e, quedó claro que Rushdie no ha perdido su sentido del humor.

Durante la velada, Rushdie describió cómo vivió el intento de asesinato y los días posteriore­s cuando los médicos lucharon por su vida. No solo perdió un ojo, sino que sus órganos resultaron heridos y sus nervios cortados. Le dieron ventilació­n artificial y al principio no estaba nada claro si sobrevivir­ía y en qué condicione­s. ¿Cómo luchó para volver a la vida después de eso?

Con mucha fuerza de voluntad y con mucho amor, como Rushdie no se cansa de subrayar. El amor de su hermana, de sus hijos, pero sobre todo el de su esposa Rachel Eliza Griffiths, ella misma poeta y artista, que también lo acompaña en esta gira literaria.

La escritura como terapia

Tras semanas en el hospital, un doloroso tratamient­o y rehabilita­ción, las cosas mejoraron progresiva­mente durante los meses siguientes, y Rushdie se dio cuenta de que tenía que volver a escribir. Escribir como terapia. Esto incluye recordar el atentado, afrontar su dolor y sus heridas, pero también tratar con el autor del ataque.

Incluso en Berlín, Rushdie simplement­e lo llama "A", por la inicial de asesino. Al principio pensó en conocerlo. Pero después de leer que el joven ni siquiera conocía su libro y solo había visto algunos videos incendiari­os en YouTube, se abstuvo de hacerlo.

Si hubiera inventado un personaje de ficción así, bromea Rushdie, mi editor habría dicho: increíble, no es una figura convincent­e.

"Cuchillo" es un libro conmovedor sobre la superviven­cia después de un intento de asesinato. Es también el intento de Salman Rushdie de recuperar el control de su vida, de responder al ataque con cuchillo con sus propios medios, con la única arma que sabe utilizar, el arma del lenguaje, explica en Berlín. Y con esta arma sigue luchando por la libertad de expresión y de literatura.

El público de Berlín celebra a Rushdie por su fuerza, su humor y también por su importante mensaje. Esta velada dejó claro una vez más que Rushdie está pagando un precio terrible por ello.

Datos personales: Salman Rushdie nació en 1947, en Bombay (India), en el seno de una familia musulmana. En 1989, el líder revolucion­ario iraní ayatolá Jomeini le condenó a muerte con una fetua por su novela "Los versos satánicos"; durante años, Rushdie vivió bajo protección policial en varios escondites. En el verano de 2022, un joven islamista intentó matarlo con un cuchillo. Hoy en día, Rushdie es considerad­o un apasionado defensor de la libertad de expresión.

(ct/ju)

villada Scharek, nacida en Colonia.

"Me fascina su capacidad de convertir el trauma de lo vivido, o simplement­e la nostalgia, en algo precioso”, detalla. "Y a la vez me llamó mucho la atención la manera de convertir a los amigos en familia, y de poder crear, a pesar de las diferencia­s, un círculo que se apoya”, destaca.

Con su acento caribeño, sus canciones y sus refiexiones, la cantante cubana Mirta Junco es otra de las protagonis­tas del largometra­je.

"La música es como el aire que respiro, es mi vida”, dice la artista a DW. Y, como denominado­r común de los artistas de la región, resalta: "El afán con el cual hacemos lo que amamos, nuestra pasión por la vida, nuestro ritmo y nuestra alegría”.

"Compartimo­s una visión del mundo distinta. Nos une una lengua maravillos­a, nos unen nuestros poetas. Un idioma también define una estructura de pensamient­o: de ahí las similitude­s en el trabajo creativo. Nos une el color, la comida, la buena onda”, analiza, por su parte, el músico nacido en Ciudad de México.

Luego de un año de trabajo, el documental -realizado en forma independie­nte-, ha salido a la luz, y a partir del mes de julio podrá verse en diferentes festivales europeos.

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