La historia de amor que desencadenó una resistencia y revolución cultural
Yésica y Mariano son pareja. Pero además son los responsa‑ bles de mantener en pie la bi‑ blioteca Juana Azurduy, un cen‑ tro que brinda distintas activi‑ dades.
La biblioteca es precaria. Tiene techo de chapa y cada vez que llueve debe soportar los azotes del agua que inunda el lugar. Tiene cien‑ tos de libros de las más variadas temá‑ ticas y allí organizan talleres hasta de cine. Les sobra amor y saben que no hay nada mejor que trabajar en equi‑ po para que este emprendimiento se haga cada vez más fuerte. Ellos son Yésica Garrido Costa y Mariano Muñoz, un matrimonio que vive en Chimbas y que mantienen de pie la Biblioteca Popular Juana Azurduy. Ellos no están solos. Laura, la herma‑ na de Yesi y la mamá, Mercedes, son piezas claves para que todo el engra‑ naje funcione. Casi frente del centro de salud Báez Laspiur, en Chimbas, la Biblioteca Popular Juana Azurduy, se convirtió en un centro cultural. Toda la familia trabaja para que esto sea posible. La abrieron en 2015 y desde entonces, con su famosa “Juanita, la Mochila Viajera”, recorrieron 14 de los 19 departamentos. Saben que no sólo se trata de leer. Es por eso que también organizan dis‑ tintos talleres que van desde cocina hasta actividades artísticas.
“Mi familia siempre tuvo inquietudes solidarias. Por eso surgió esta biblio‑ teca. Además fue una buena oportu‑ nidad para dar contención y realizar actividades para mi hijo, que tiene parálisis cerebral”, contó Yesi. Isaías tiene 15 años y es el mayor de tres hermanos. Él participa de la mayoría de las propuestas de la bi‑ blioteca, que tiene una fuerte impronta inclusiva. El matrimonio contó que su hijo los hizo más fuertes y unidos. Los primeros años fueron los más duros. Yesi y Mariano se casaron hace 15 años y cuando nació Isaías, el mundo les cambió por com‑ pleto.
“Estuvimos mucho tiempo separa‑ dos. Yo estaba en Mendoza con Isaías y mi esposo en San Juan cuidando a mis otros hijos. No fueron momentos fáciles. Ahora la biblioteca nos da paz y equilibrio. Por eso la amamos”, dijo la mujer.
La clave para que todo funcione, dicen ellos, es saber escucharse, aun‑ que no piensen igual. Esto hace que la Biblioteca Juana Azurduy sea una de las más activas de la provincia. Es usual verlos apostados en el Parque de Mayo donde colocan los banners, una loneta en el pasto y reparten libros para que los niños se acerquen a leer. Mariano es preventista y Yesi es auxiliar de bibliotecaria, una pa‑ sión que descubrió de grande. “Cuan‑ do me descubrieron que tenía escle‑ rosis múltiple, toda mi familia comenzó a accionar para que yo tuviera una actividad que me calmara el alma. Eso es la biblioteca”; agregó Yesi.
Lo que más rescatan de lo que hacen es ver cómo los chicos que se acercan al lugar, descubren sus propios talen‑ tos, se comprometen con las activi‑ dades y generan cosas nuevas.