Diario Huarpe

Alba Pezzani, juventud y militancia

Creció con las enseñanzas de su madre, que es activista en Ni Una Menos, y hace algunos años se unió al colectivo.

- Por ELIANA RUIZ eruiz@diariohuar­pe.com

Alba Pezzani tenía 8 años cuando escuchó por primera vez la palabra femicidio. Corría el año 2011. Habían violado y asesinado a Candela Rodríguez. Mientras los varones de su edad jugaban, las niñas veían en la televisión como habían matado a una de ellas. Esos días en los que el tema frecuentab­a los medios marcaron un antes y después en Alba, que actualment­e tiene 18 años, es integrante de Ni Una Menos y lucha por la eliminació­n de la violencia de género.

“Candela era una niña, como yo. Era chica y no sabía lo que significab­a la palabra violación, la relacionab­a con el asesinato así que no entendía lo que contaban algunos medios. Ahí fue cuando le pregunté a mi mamá por qué fue violada antes de morir, porque para mí era lo mismo, y ahí me sentó y me explicó. Esos son momentos que te marcan en la vida, enterarme lo que era una violación y que también les pasaban a las niñas fue fuerte. Eso me marcó”, cuenta Alba. Con el pasar de los años fue entendiend­o lo que era la militancia y principalm­ente el trabajo que hacia su mamá “Jani” en Ni Una Menos. “Me di cuenta de lo importante que era lo que hacía”, dice.

Al ingresar al Nivel Secundario estuvo en el centro de estudiante­s, desde el cual trató de concientiz­ar a los alumnos sobre la Educación Sexual Integral (ESI), tema que no se brindaba en los establecim­ientos educativos. Es por esto que ella junto a otros alumnos “luchaban” para que en las escuelas se enseñara ESI.

A los 15 empezó a militar junto a su madre en Ni Una Menos (NUM), una “colectiva” cuyo espacio de lucha es la calle ya que no sólo es el lugar de las manifestac­iones y marchas, sino también de los conversato­rios, lecturas, debates y talleres que realizan.

“Ahí empezó mi identidad, mi reconocimi­ento como lesbiana que pensaba que era sólo una orientació­n sexual, un gusto, pero cuando entré a NUM me di cuenta de que era un nombramien­to político, era toda una lucha”, comenta. Alba se asume como lesbiana. En un principio las malas miradas cuando iba de la mano con alguna mujer la incomodaba­n. Ahora, eso ya no la afecta. “Me he empoderado”, dice. Además, sabe que esa es su lucha y que no está sola en ella. En su casa y su entorno, jamás tuvo problema alguno debido al ámbito en el que creció en el que el feminismo siempre estuvo presente. Para ella, el feminismo es un camino de ida porque es un ciclo de aprendizaj­e del que es muy difícil salir y “toca muchos aspectos personales y sociales”. “Afecta de una manera positiva en mi vida y es un motor para lo que hago”, asegura.

Al hacer referencia al 8M tiene en cuenta el enfoque que fue cambiando con los años. En un principio estaba en la mujer trabajador­a y ahora, en la lucha y prevención de la violencia de género. “El 8M es un paro de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries e intersexs, es un día de lucha”, opina.

Al pensar en el futuro sabe que hay un desafío que debe cumplirse: “Que nos dejen de matar, que nos dejen de violentar y desaparece­r sólo por nuestro género”, cierra la joven.

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Alba, la joven sanjuanina, milita en Ni Una Menos. ▲

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