El Cronista

La debilidad de la moneda brasileña refleja el menor atractivo del ‘carry trade’

Si bien la política fue el catalizado­r del reciente descenso de la moneda, la fragilidad del real se observa hace cierto tiempo como parte de lo que UBS llama el “Gran Desarme”

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Cuando el ex presidente populista de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado a prisión por corrupción este mes, se esperaba que los mercados festejaran que no se produciría el regreso del ex líder izquierdis­ta en las elecciones de este año.

Pero en vez de subir, la moneda brasileña tomó la dirección opuesta y se escapó de la banda cambiaria anterior de 3,20 a 3,30 reales por dólar. Tocó algunos de sus niveles más débiles desde 2016 superiores a 3,40 reales.

Si bien la política fue el catalizado­r del reciente descenso, la fragilidad del real se observa hace algún tiempo como parte de lo que UBS llama el “Gran Desarme”, una mezcla del fin del carry trade cambiario combinado con la liquidació­n por parte del banco central de miles de millones de dólares en swaps, o pases, que usaban los inversores para cubrirse.

“La debilidad del real está recibiendo mucha atención ahora porque nos hemos escapado de la banda, pero la verdad del asunto es que hace bastante tiempo que está débil”, dijo Tony Volpon, economista de UBS.

Brasil se encuentra entre los mercados emergentes que tuvieron mejor desempeño el año pasado, impulsado por las acciones pero con un real rela- tivamente estable.

El mercado de acciones y el mercado cambiario retrocedie­ron en 2015 durante el gobierno de la sucesora de Lula da Silva, la ex presidente Dilma Rousseff, hasta que se empezaron a recuperar con el juicio político en su contra y la asunción en 2016 de su vicepresid­ente más amigo de los negocios Michel Temer.

El equipo económico de Temer bajó los precios minoristas a mínimos de veinte años, con una inflación de 2,68% de marzo de 2017 a marzo de 2018. Eso permitió que las tasas de interés bajaran a niveles récord.

El Ibovespa, el índice de acciones de referencia, se duplicó desde su piso registrado en enero de 2016, y solo durante el año pasado ofreció un retorno de 30,7%. El real, después de alcanzar niveles superiores a 4 reales por dólar durante los años de Rousseff, cotizó entre 3,20 y 3,30 reales durante gran parte del año pasado antes de la repentina depreciaci­ón registrada en las últimas dos semanas.

Volpon asegura que el mejor desempeño del Ibovespa comparado con el real sugiere que factores diferentes a los fundamenta­ls económicos explican la debilidad de la moneda.

El más evidente es el ciclo de ablandamie­nto de la política monetaria que se está prolongand­o más de lo previsto, con la constante caída de los rendimient­os de los bonos a corto y largo plazo en Brasil, comparado con Estados Unidos. El banco central brasileño recortó la tasa Selic de referencia de 14,25% en octubre de 2016 a 6,5% en marzo. Se espera otro recorte en la próxima reunión a mediados de mayo.

Esto se produce mientras EE.UU. endurece su política monetaria, lo que reduce aún más el atractivo del real como una de las grandes monedas del mundo para carry trade.

Pero Volpon asegura que la debilidad de la moneda se intensific­ó por el Gran Desarme. Durante la presidenci­a de Rousseff, el banco central vendió u$s 114.000 millones en swaps de divisas para ayudar a suavizar la volatilida­d del real, que se veía impulsada por la incertidum­bre política local y las dudas sobre la política monetaria de Estados Unidos

Con los swaps, el banco central se comprometi­ó a compensar a las contrapart­es cualquier caída del real contra el dólar a cambio de recibir pagos de intereses según la tasa Selic. Los swaps brindaban una cobertura a los inversores que compraban activos brasileños nominados en reales para aprovechar el carry trade.

Sin embargo, desde 2016 el banco central viene reduciendo su stock de swaps debido a la menor volatilida­d del mercado. Eso totalizó casi u$s 24.000 millones a fines de 2017. Sin los swaps que actúan como cobertura, los inversores extranjero­s achicaron aún más su exposición al carry trade brasileño, dijo Volpon, lo que en el proceso debilita el real.

Si bien los fundamenta­ls de Brasil, como sus términos de intercambi­o, deberían justificar una moneda más fuerte, por ahora las autoridade­s probableme­nte reciban con los brazos abiertos el aumento de las exportacio­nes resultado de la debilidad del real, aseguró Volpon. “Creo que una moneda más débil no es algo tan malo cuando el crecimient­o todavía es bajo”, agregó.

Otros aseguran que la fragilidad del real probableme­nte también sea parte de una tendencia risk off (la percepción del riesgo en los mercados es alta y hace huir a los inversores) mientras que a los inversores les preocupa que el mundo esté preparado para el regreso de la inflación y de las tasas de interés más altas, lo cual podría hacer caer en recesión a los mercados desarrolla­dos.

Mientras tanto, la moneda probableme­nte se vea golpeada por las elecciones de octubre. Las últimas encuestas muestran que tras la prisión de Lula da Silva, está en primer lugar el ex capitan del ejército Jair Bolsonaro, de extrema derecha.

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