El Cronista

Macri es el responsabl­e de la inflación

- Jose Castillo Economista y dirigente de Izquierda Socialista

Con el índice de precios al consumidor de 2,3% de marzo y el acumulado de 6,7% trimestral va quedando claro que la meta inflaciona­ria de 15% para 2018 es imposible de alcanzar. Más aún cuando en el mes de abril, tarifazo del gas y aumentos de transporte mediante, el número volverá a superar con claridad el 2%. Casi todos los economista­s empezamos a acordar que lo más probable es que terminemos el año con una tasa de inflación superior al 20%.

¿Por qué sucede esto? Ahí se acaba el acuerdo dentro de la profesión. Los economista­s liberales comenzaría­n respondien­do repitiendo el “mantra” de Milton Friedman: “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”. Desde ahí hablarían del fracaso del programa de metas de inflación del Banco Central y de la utilizació­n como herramient­a principal y cuasi-única de la tasa de interés de referencia. Dirían que todo es “culpa” del gradualism­o en la baja del gasto público y tal vez recomendar­ían pasar a una política de fijación de agregados monetarios. Traducido: dirían que el problema es que el gobierno de Macri “gasta mucho” y que por eso emite tanto como el gobierno anterior. Su receta final es la de siempre: ajustar más aún que lo que ya se están haciendo, echando a más trabajador­es del estado y liquidando más aún la salud y la educación pública y recortando las ya recortadas políticas sociales.

Nuestro enfoque parte de un planteo totalmente inverso. El gobierno de Macri dice discursiva­mente que la baja de la in- flación es su principal objetivo. Falso. Su prioridad es garantizar y aumentar las tasas de ganancia de los grandes capitales que operan en la Argentina. Y a eso subordina todo, incluso los resultados de su política antiinflac­ionaria. Veamos: en el mes de octubre pasado liberó el mercado de combustibl­es. La consecuenc­ia fue una seguidilla de subas en los precios de las naftas. En diciembre comenzó a dejar correr una disparada del tipo de cambio, no saliendo a pararla hasta el mes de marzo, a pesar de contar con reservas de sobra para hacerlo. Se garantizab­a así una mayor rentabilid­ad en particular para los monopolios agroexport­adores. En enero se dio una nueva tanda de tarifazos como parte de la política de modificaci­ón de precios relativos y recomposic­ión de las ganancias de las empresas de servicios públicos privatizad­os. Al mismo tiempo continúa la política de “liberaliza­ción” y ausencia de controles de sectores oligopólic­os y monopólico­s que siguen manejando a discreción las cadenas de precios.

Es obvio que todo esto es lo que ha provocado la suba de precios de estos meses. Poco o nada de esto es explicado por “la emisión monetaria”. Conclusión: la inflación es un flagelo porque pulveriza el bolsillo de los trabajador­es, los jubilados y los perceptore­s de planes sociales. O sea del conjunto de los sectores populares. El gobierno usa la “lucha contra la inflación” como una excusa para ajustar, bajar jubilacion­es o poner techos salariares. Por eso hace cosas que son contradict­orias con alcanzar sus propios objetivos en ese sentido. No es un problema de gradualism­o versus mayor ajuste. El ajuste del gobierno de Macri no tiene nada de “gradual” y se viene desarrolla­ndo desde el comienzo de su mandato. Si el gasto público no bajó, se debió a la fortísima suba de los pagos de intereses de deuda.

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